Daños colaterales: 17 muertos y 15 heridos en escuela de la Florida
Roberto Pérez Betancourt
No pretendo ser irónico. Pero el titular más bien parecería reflejar la situación en un escenario de guerra: 17 muertos y 15 heridos, entre adultos y menores de edad. Se anuncia como saldo de un atentado con poderosa arma de fuego, el miércoles último al norte de Broward, Florida, y según reportes locales de prensa “numerosas familias todavía buscan a sus hijos”.
Se trata del trigésimo tiroteo masivo de este año 2018, según información pública acreditada al Gun Violence Archive, organización que recopila datos sobre la violencia con armas de fuego. También fue el más mortífero.
De acuerdo con versiones de la tragedia, un ex estudiante que había sido expulsado entró con un fusil y comenzó a disparar indiscriminadamente, causando el que ha sido calificado como el tercer tiroteo más mortífero en una escuela de los Estados Unidos y el peor en una de la Florida.
Los reportes de prensa citan al Departamento de Policía de Broward que identificó al presunto atacante como Nikolas Cruz, de 19 años, quien reside a solo dos millas de la escuela donde estudian más de tres mil alumnos, y habría utilizado un fusil semiautomático AR-15 y varios cargadores. Fue arrestado en una calle residencial, luego de una persecución de más de una hora.
Observadores han señalado que el rifle AR-15 semiautomático, utilizado por el agresor, también es empleado por el ejército de EE.UU. y se han empleado en otros atentados contra personas con la intención de masacrar.
Sin embargo, es un arma legal para el uso de civiles en gran parte del vecino país norteño, y en la Florida, específicamente, cualquier persona adulta puede comprar uno de estos fusiles, “siempre que no sea identificado como delincuente convicto”.
Reporteros locales subrayan que “la mayoría de las armas utilizadas en tiroteos en masa en todo Estados Unidos se obtuvieron legalmente, a veces por el individuo, o se tomaron de un miembro de la familia que tiene un permiso”.
“Los AR-15 están diseñados para matar a varios combatientes enemigos a la vez”, dijo Frank Smyth, un experto en armas y fundador de GJS, organización que entrena a periodistas que reportan desde el campo de batalla. “Pero, por supuesto, en manos de un tirador activo o de un individuo que ataca a civiles, es un arma táctica. Les permite disparar a varias personas en un corto período de tiempo”.
La tragedia dará mucho de qué hablar y escribir en la prensa de todo el mundo. De acuerdo con los respectivos “perfiles editoriales”, incluidos en ellos sus intereses económicos. El tema será explotado al estilo de crónica roja, es decir, poniendo de relieve la morbosidad del suceso, o presentado como parte de la fatalidad, y recurrentemente habrá quien recuerde la falta de control sobre el uso indiscriminado de armas de fuego y la indiferencia del gobierno y de los gobernantes ejecutivos estadounidenses.
Las lágrimas verdaderas seguirán empapando los rostros de padres, hermanos y otros familiares de las víctimas, y estas, como en campo de batalla real, podrán ser calificadas como “daños colaterales” de una sociedad en decadencia, donde comprar y usar un arma letal sigue siendo tan trivial como comprar y chupar una chambelona.
La realidad es que en Estados Unidos de América, absolutamente nadie puede sentirse seguro en ningún lugar público, y en cualquier momento puede pasar a formar parte de las estadísticas de esos casuales “daños colaterales”. (TVY)(Con informaciones de agencias e Internet) (15/02/18)
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