Blogia
DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

El Papa, el Hambre y los discursos

El Papa, el Hambre y los discursos

Roberto Pérez Betancourt

Cada año, en ocasión de conmemorarse el Día Internacional de la Alimentación en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, siglas en inglés), en el mundo se acostumbra a pronunciar muchos discursos en boca de presidentes, funcionarios, sindicalistas, científicos y observadores, en general.

  Pero el Papa de la iglesia Católica  no hacía discursos,  se limitaba a enviar un clásico y formal  mensaje en el que reiteraba el viejo y sacrosanto anhelo de exterminar ese dolor intenso, físico, real, que sufren quienes no comen, porque no tienen comida,  y que en nuestro idioma de llama Hambre,  dolor que solo el que ha pasado por esa calamidad infrahumana sabe describir con exactitud, como los niños africanos, y los indígenas de nuestra sufrida América, que recurren a un descubrimiento casual para amortiguar esa punzante ansiedad estomacal: drogarse inhalando gases proveniente de la quema de materiales plásticos… Pero este es otro asunto, aunque del mismo tema.

   Este año, lo sorprendente que ha hecho noticia ha sido que el Papa Francisco no se ha limitado a un mensaje rutinario, sino que ha pronunciado un discurso,  reseñado por las agencias de noticias como un suceso periodístico por la novedad  que entraña.

  En sus palabras, el Sumo Pontífice de la Iglesia del Padre, el Hijo y el Spirítus Santo,  reclamó  "mayor responsabilidad a todos los niveles" para combatir el hambre y la miseria, según reporta la agencia EFE.

 De acuerdo con la fuente, el Papa subrayó la necesidad de  “no solo  garantizar la producción necesaria o la equitativa distribución de los frutos de la tierra, sino sobre todo  garantizar el derecho de todo ser humano a alimentarse según sus propias necesidades".

  Recuerdo que ese anhelo ha sido siempre en de los hombres que han luchado desde los tiempos antiguos por la justicia social para todos, sin distingos, de manera que podemos decir que el Papa ingresa en ese club de soñadores.

  Ante tal objetivo, Francisco  consideró que "está en juego la credibilidad de todo el sistema internacional", por lo que pidió impulsar nuevas acciones y financiar programas que "combatan el hambre y la miseria estructural con más eficacia y esperanzas de éxito".

  Llamó a introducir en el lenguaje de la cooperación internacional conceptos como el amor, la gratuidad, la igualdad de trato, la solidaridad, la fraternidad y la misericordia.

También instó a "alejar la tentación de actuar en favor de grupos reducidos de la población" y de utilizar las ayudas "favoreciendo la corrupción o la ausencia de legalidad".

"Si el objetivo es el de favorecer una agricultura diversificada y productiva, que tenga en cuenta las exigencias efectivas de un país, entonces no es lícito sustraer las tierras cultivables a la población, dejando que el acaparamiento de tierras siga realizando sus intereses", apuntó.

  Francisco destacó que el hambre y las migraciones solo se pueden afrontar yendo a la raíz del problema, entre ellos los conflictos y el cambio climático, que no son una "enfermedad incurable".

Y se preguntó: "¿De qué vale denunciar que a causa de los conflictos millones de personas sean víctimas del hambre y de la desnutrición, si no se actúa eficazmente en aras de la paz y el desarme?"

El papa afirmó que la comunidad internacional también ha ido elaborando instrumentos jurídicos para afrontar el cambio climático como el Acuerdo de París, del que, "por desgracia, algunos se están alejando", tras el anuncio de Estados Unidos de retirarse de ese pacto.

Urgió a esforzarse a favor de un "consenso concreto y práctico" si se quieren evitar los efectos más trágicos que sufren los más pobres, y propuso un cambio en los modelos de consumo y el uso de los recursos.

"Los recursos alimentarios están frecuentemente expuestos a la especulación, que los mide solamente en función del beneficio económico de los grandes productores" y no a las exigencias de las personas, subrayó el pontífice.

Además, pidió a los gobiernos una acción "coordinada y sistemática", "impregnada de amor e inteligencia", para gestionar la movilidad de las personas.

  Durante su visita, Francisco inauguró una escultura creada por el artista italiano Luigi Prevedel y donada a la agencia que representa al niño sirio Aylan Kurdi, que murió ahogado en 2015 en el Mediterráneo y se convirtió en símbolo de la tragedia de los refugiados que intentan llegar a Europa.

El Papa ya estuvo en la FAO en 2014, cuando participó junto a la reina Letizia de España en la Segunda Conferencia Internacional de Nutrición.

La celebración del Día de la Alimentación este año tiene por título "Cambiar el futuro de la migración: invertir en seguridad alimentaria y desarrollo rural", coincidiendo con un aumento del hambre en el mundo (en 2016 afectaba a 815 millones de personas) y de la migración forzada de millones de personas.

  Así reseñó la agencia EFE.

  Me permito añadir una pregunta simple: ¿El señor presidente de Estados Unidos, míster Donald Trump, y otros mandatarios que de hecho y por derecho se incluyen en esta explícita posibilidad de actuar, se habrán enterado del discurso del Papa?

 

0 comentarios