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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

¿Espías o diplomáticos? ¿Cortina de humo para justificaciones injustificables?

¿Espías o diplomáticos? ¿Cortina de humo para justificaciones injustificables?

Roberto Pérez Betancourt

La ya prolongada historia de los diplomáticos estadounidenses aquejados de problemas de salud inespecíficos, de causas desconocidas y efectos sin revelar por los dolientes, sigue creciendo en los medios internacionales, en especial en Internet, cual bola de nieve que rueda montaña abajo, amenazando con devorar los progresos en las relaciones diplomáticas que Cuba y Estados Unidos  habían alcanzado luego de casi tres años de acercamiento sobre bases de cordura, que ahora parecen derretirse bajo la actual administración  del presidente Donald Trump, que no oculta sus intenciones de darle vuelta atrás a la rueda de la historia.

  Hasta los más aguzados reporteros y analistas de medios de difusión estadounidenses se preguntan: ¿quién se beneficia con la vuelta atrás?

  La respuesta habría que buscarla entre la hojarasca del tráfico de influencias,  donde personeros de la muy conocida mafia cubanoamericana destacan, especialmente en el ámbito del  poder legislativo, donde pueden inclinar ciertas balanzas decisoras en temas de interés para el  mandatario de cabellos rubios, quien cuenta ahora con un aliado cada vez más cercano, su antiguo oponente en la última campaña de nominación presidencial, el senador Marco,  trigueño de apellido Rubio…

 

¿Espías o diplomáticos?

 

Un cable de la Agencia AP titulado en inglés  Bizarre attacks in Havana hit US spy network in Cuba, explora el tema de “inteligencia”.

*Texto tomado del blog Desbloqueando Cuba de la periodista cubana Rosa Miriam Elizalde

 

«Fueron los espías estadounidenses en La Habana, que trabajaban bajo cobertura diplomática, los que reportaron oír extraños sonidos y sufrir efectos físicos.

La cronología exacta de los acontecimientos sigue sin estar clara.

La administración Trump no dijo toda la verdad: ha dicho de forma general que las 21 víctimas eran personal de la embajada de Estados Unidos o “miembros de la comunidad diplomática”. Esa descripción sugirió que sólo los diplomáticos de buena fe y sus miembros de la familia fueron afectados, sin ninguna motivación lógica más allá de interrumpir las relaciones entre ambos países.

Tras bambalinas los investigadores inmediatamente comenzaron a buscar explicaciones en el mundo más turbio del espionaje y el contraespionaje.

La revelación fue confirmada a la AP por media docena de funcionarios.

El Departamento de Estado y la CIA no quisieron comentar para esta historia.

Aunque el Departamento de Estado ha dicho que todos los casos están “confirmados médicamente”, varios funcionarios estadounidenses dijeron que no está claro si todos los síntomas de las víctimas están vinculados de manera concluyente a los ataques.

Considerando el profundo sentimiento de alarma entre los estadounidenses que trabajan en la embajada, es posible que algunos trabajadores atribuyan enfermedades no relacionadas a los ataques.

Cuando los ataques se produjeron por primera vez, ambos gobiernos se esforzaron por conseguir nuevos acuerdos comerciales y de inmigración. No se conocía públicamente ninguna nueva fricción entre los servicios de inteligencia.

Estados Unidos no ha identificado ningún dispositivo que sea responsable del daño. Las investigaciones del FBI no han arrojado resultados.

Desde la primera revelación de la situación en agosto, Estados Unidos había evitado la palabra “ataques” y los llamaba “incidentes”, hasta el viernes pasado. Ahora, el Departamento de Estado los considera “ataques específicos” dirigidos contra los estadounidenses asignados en La Habana, sin decir qué nueva información, de haberla, dio lugar a la nueva confianza de que eran realmente deliberados.

El motivo más obvio para atacar a los estadounidenses en La Habana sería crear animosidad entre Estados Unidos y Cuba. Si ese es el caso, la estrategia parece tener éxito.

Cuba ha negado con vehemencia la participación o el conocimiento de los ataques. Algunos en el gobierno de Estados Unidos creen que los cubanos pueden estar diciendo la verdad, dijeron las autoridades».

 

¿Cortina de humo para injustificadas justificaciones?

 

El 16 de junio pasado, el presidente  Donald Trump, anunció la política de su gobierno hacia Cuba, que constituye un retroceso en las relaciones y de hecho endurece el bloqueo económico, comercial y financiero, imponiendo nuevos obstáculos a las limitadas posibilidades que tenía su empresariado para comerciar e invertir en Cuba, y restricciones adicionales a sus ciudadanos para viajar a nuestro país, como recientemente denunciara el Canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla en el 72 periodo de sesiones de  la Asamblea General de la ONU.

  Esas decisiones ignoran el apoyo de amplios sectores estadounidenses, incluyendo la mayoría de la emigración cubana, al levantamiento del bloqueo y la normalización de las relaciones.  Satisfacen solo los intereses de un grupo de origen cubano del sur de Florida, cada vez más aislado y minoritario, que insiste en dañar a Cuba y a nuestro pueblo por haber elegido defender, a cualquier precio, el derecho a ser libre, independiente y soberano, subrayó el alto funcionario cubano,  quien expresó  la más enérgica condena a las declaraciones irrespetuosas, ofensivas e injerencistas contra Cuba y el gobierno cubano, realizadas  tres días antes en el mismo foro  por el presidente Donald Trump.

  En relación con los alegados incidentes que habrían afectado a funcionarios estadounidenses en La Habana, Rodríguez Parrilla afirmó categóricamente que el gobierno cubano cumple con todo rigor y seriedad sus obligaciones con la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas en lo referido a la protección de la integridad de todos los diplomáticos sin excepción, incluyendo los de los Estados Unidos; y que Cuba jamás ha perpetrado ni perpetrará acciones de esta naturaleza; ni ha permitido ni permitirá que su territorio sea utilizado por terceros con ese propósito, lo que reiteró durante una conferencia de prensa efectuada en La Habana el 3 de octubre, en la que brindó detalles de la nueva agresión del gobierno de Trump al expulsar gratuitamente a 15 diplomáticos cubanos de la embajada en Washington.

  Como ha anunciado púbicamente,  el 1º de noviembre, Cuba presentará una vez más ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el proyecto de resolución titulado “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos contra Cuba”.

  Recordemos que el año pasado la administración estadounidense del presidente Barack Obama se abstuvo al votar, paso progresista en la vieja historia de genocidio escrita por  las administraciones anteriores, con lo cual reconoció que no existen razones de ningún tipo que avalen esa política de opresión al pueblo cubano.

 Esta realidad ganó amplias simpatías dentro y fuera de Estados Unidos, entre empresarios, políticos y ciudadanos estadounidenses, incluidos residentes en ese país de origen cubano.

  En este contexto, llama la atención la virulencia con la que el señor Trump ha emprendido nuevos ataques injustificados con Cuba, los cuales suscitan el rechazo internacional y de los sectores  que han apoyado masivamente el acercamiento entre ambas naciones

  Durante sus nueve meses de ejecutoria en la Casa Blanca, el señor Trump no ha dado muestras de ser  diplomático ni  ser un dechado de buenos modales conductuales. Todo lo contrario. Esta vez, sus acciones avivan sospechas de que intenta elevar desde ahora una gran cortina de falsas justificaciones para su renovada hostilidad hacia el pueblo cubano.

  Obviamente, en tiempos de globalización, incluidas las comunicaciones, tales métodos, lejos de justificar conductas aberrantes, solo lograrán irradiar más rechazo hacia una administración  que va camino de establecer record de impopularidad en su propio país y en el exterior,  realidad peligrosa, habida cuenta se trata de la nación más belicista y de peor expediente en la observancia de los derechos humanos de la humanidad en su conjunto.

(TVY)(05/09/17)

 

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