Orquestación contra Cuba desde Washington
--Falsedades y especulaciones para dañar el Turismo en Cuba
Roberto Pérez Betancourt
El presidente estadounidense Donald Trump mueve hilos visibles e invisibles desde el ejercicio de su Poder Ejecutivo y, con la cuerda proporcionada por la mafia cubano americana de la Florida, pone a funcionar la maquinaria administrativa para incrementar las agresiones contra Cuba, a las puertas del debate en la ONU de la Resolución que tradicionalmente presenta la Isla agredida contra el genocida bloqueo, que desde hace más de 55 años padecen las familias y empresas cubanas.
El venidero primero de noviembre el pleno de la ONU volverá a debatir el actualizado proyecto de Resolución que recurrentemente llama a la comunidad mundial a respaldar el levantamiento de ese bloqueo económico, comercial y financiero, momento en el que se volverán a alzar las voces de la comunidad mundial para condenar las acciones hostiles del vecino del norte.
En este contexto se pone de manifiesto la retranca puesta por el mandatario estadounidense al proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas normales con Cuba, y sus más recientes determinaciones de retirar de la embajada de EE.UU. en La Habana a diplomáticos, agentes de inteligencia y familiares de estos, alegando presuntas “agresiones” y daños de salud, cuya naturaleza y causa siguen envueltos en el limbo de la especulación, a falta de pruebas por quienes se dicen agredidos y de evidencias que no existen, porque jamás el gobierno cubano ha agredido a ningún funcionario extranjero ni lo hará, como ha subrayado públicamente el Canciller Bruno Rodríguez Parrilla.
Falsedades y especulaciones para dañar el Turismo en Cuba
En esa nebulosa de sospechosas intencionalidades agresivas por parte de la nueva administración de EE.UU., se insertan varias agencias de noticias para añadir nombres de presuntos afectados por raras enfermedades en la Isla, y unirse a la orquestación de Washington, dirigida en primer término a dañar a la industria turística cubana –motor de la economía-, al difundir supuestos peligros que acecharía a los visitantes potenciales a la Antilla Mayor.
Sucede esa incorporación de agresiones publicitarias a través de trabajos periodísticos en medios de prensa plana, radial, televisada y digital, los cuales explotan el género de “Periodismo provocado” para fabricar noticias, añadir “alertas”, de todos los colores, echar a andar bolas que disocien la atención, distraigan al destinatario y lo conduzcan a conclusiones falsas sobre la bien ganada fama de seguridad en los centros turísticos, ciudades y en general en locaciones de interés para los visitantes en el archipiélago cubano.
En este contexto un cable de la agencia estadounidense AP resucita el caso aislado de un ciudadano nombrado Chris Allen, turista de Carolina del Sur, quien afirma que regresó a su país en el año 2014 (dos años antes de que comenzara la novela actual por parte de Washington) aquejado de raras dolencias sin hallar respuestas médicas en su país, y que ahora hace declaraciones a la prensa por interpretar que se trata de los mismos “ataques” que aducen los empleados de la embajada estadounidense en La Habana.
Más adelante la información, en claro estilo de “periodismo provocado” de la AP (no parte de ningún hecho concreto, real, verificable, sino de especulaciones sobre especulaciones), afirma: “Aunque el departamento de Estado dijo no estar al tanto de que se haya atacado a turistas, les ha dado crédito a las preocupaciones y pidió a todos los turistas estadounidenses que se abstengan de visitar Cuba. Una extraordinaria alerta de viaje emitida el mes pasado señaló que los ataques se han presentado en hoteles, incluyendo el Capri, y que Estados Unidos no puede garantizar la seguridad de nadie”.
Prosigue el cable de AP: “La dependencia ha dicho que los turistas que crean que resultaron afectados “deben consultar a un profesional médico”. Casi tres decenas de ciudadanos estadounidenses se han puesto en contacto con AP para expresar sus preocupaciones, pero una evaluación más minuciosa dio motivos para dudar que sus situaciones estén relacionadas”.
A buen entendedor, sobran palabras. Es evidente la intención de asustar a los viajeros. Es muy clara la manipulación de la opinión pública al citar a “ciudadanos que expresan preocupaciones”, después duda, repite numerosas veces la palabra “ataques” y termina generalizando dudas para influir en el viajero potencial…
Todo esto sucede precisamente cuando el Turismo cubano se avoca en noviembre al inicio de la temporada alta, y las estadísticas muestran un creciente auge de viajeros que llegan a este archipiélago caribeño, buena parte de ellos procedentes de los Estados Unidos, a pesar de que explícitamente se les prohíbe tocar suelo cubano en calidad de turistas, determinación que viola el derecho constitucional de esas personas.
Recordemos que Trump anunció en junio su decisión de revertir los progresos en los vínculos La Habana-Washington y de recrudecer el bloqueo económico, comercial y financiero, política fallida a través de los años y cuya ineficacia reconoció la Administración del presidente Barack Obama, cuando decidió iniciar un proceso de progresivo acercamiento diplomático con Cuba.
Precisamente en el año 2016, Estados Unidos y su incondicional aliado Israel se abstuvieron de votar contra la Resolución cubana en la ONU, suceso inédito, que marcó un resultado estadísticos de 191 países a favor de levantar el bloqueo y las dos abstenciones citadas.
No cabe dudas de que en la votación de este año, el peno de la ONU volverá a votar mayoritariamente a favor de la justicia y contra los intentos de ahogar a las familias cubanas que Trump ha recrudecido, añadiendo esa carta más en contra de su declinante popularidad, habida cuenta la comunidad estadounidense apoya mayoritariamente el restablecimiento normal de relaciones con Cuba y en especial el cese del genocida bloqueo, como han difundido sondeos de opinión en ese país, y medios de difusión tan influyentes como e l New York Time, entre otros.
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