Oportunistas y Simuladores
Roberto Pérez Betancourt
A propósito de los actuales debates en torno al proyecto de nueva Constitución, asunto que ocupa a toda la nación, en oportuno recordar que Cuba sigue enfrascada en una batalla contra todo lo que distancia de los objetivos de elevar el bienestar y la calidad de vida de la población, y en este camino la vanguardia está representada por quienes a diario brindan desinteresados ejemplos de laboriosidad, con el propósito de consolidar, junto con la eficiencia económica, las convicciones y valores que convertirán a la Revolución en un hecho irreversible.
No es este un ejercicio de retórica, sino el repaso de actitudes que la máxima dirección del país ha caracterizado como guía de actuación para que en la práctica seamos consecuentes con la teoría.
Lo que en otros términos podemos afirmar que significa desterrar el oportunismo, la simulación, el burocratismo, la desidia y otros fantasmas de la ineficiencia en los centros de producción, servicios y oficinas de trámites administrativos e instituciones varias, donde, lamentablemente, seguimos encontrando la figura del girovagante del activismo inútil, persona incapaz de concentrarse en cumplir su contenido de trabajo, porque se le va el tiempo en promover consignas vagas, prodigar saludos efusivos, convocar a reuniones insustanciales, comentar la novela de anoche, el juego de pelota de hoy, hacer cadenetas multicolores para una fiesta que anuncia sin fecha fija en el calendario.
Este es un conocido personaje, adicto a acumular certificados y banderitas, que aparenta gran actividad cuando en realidad no se ocupa de algo productivo. Al llegar a la edad de la jubilación, este farsante alardea de su disposición para “sacrificarse y seguir activo”, cuando verdaderamente lo que hace es desplegar sus dotes histriónicas para continuar cobrando un salario sin trabajar, e incluso aspirar a salir vanguardia.
No es primera vez que abordamos este tema. Pero el fenómeno persiste. Si usted conoce a alguien así, le recomiendo que lo ayude para que deje de girovagar, se convenza de que los tiempos actuales en Cuba exigen dejar de aspavientar, ponerse a trabajar para desterrar el oportunismo, la simulación, el burocratismo, la desidia y otros fantasmas de la ineficiencia donde quiera que esos males persistan o intenten resucitar.
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