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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

EE. UU. y la OTAN ponen al mundo al borde del incendio total

EE. UU. y la OTAN ponen al mundo al borde del incendio total

Roberto Pérez Betancourt

El anciano presidente estadounidense Joe Biden, sus interesados asesores y la cofradía de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han empujado a Rusia a tomar decisiones drásticas para defender sus fronteras en el Este, previsión indispensable para evitar la sorpresa agresiva que desde hace demasiado tiempo fraguan  intereses oligárquicos  internacionales con vocación imperial para frenar el crecimiento económico y la creciente influencia política de Rusia.

La OTAN cuenta hoy con 13 mil soldados, 200 tanques, 400 vehículos blindados y tres docenas de aviones y helicópteros estacionados en el área en conflicto, mientras Ucrania mantiene 10 mil “instructores” facilitados, naturalmente, por sus “protectores”, de acuerdo con cifras oficiales

El pretexto se llama Ucrania, un país de la antigua Unión Soviética, donde la derecha extrema, empoderada por las ambiciones imperiales foráneas, ha ido multiplicando progresivamente una política anti rusa, con la consiguiente afectación de las familias de esa nacionalidad o descendientes de ella, que habitan en  las ya proclamadas  República Popular de Lugansk (RPL)  y la   República Popular de Donetsk (RPD).

Las políticas opresivas de los mandamás ucranianos han sido de tal magnitud que las autoridades de  Lugansk y Donetsk  decidieron  escindir sus territorios  y constituir sus propias naciones autónomas en la región de Donbass, las cuales  acaban de ser oficialmente reconocidas por Rusia mediante sendos tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua, en afán internacionalista de proteger a los más débiles frente a las pretensiones aupadas por las fuerzas imperiales de extrema derecha que ladran contra las decisiones de Vladimir Putin.  

La decisión de Ucrania fue la de atacar con lanzacohetes múltiples a la milicia de la República Popular de Lugansk (RPL), en tanto la Milicia Popular de este país prosigue una operación militar dirigida a liberar sus territorios.

  Respuesta clara y contundente del presidente Putin

Con la serenidad con la que suele presentarse ante la prensa, el presidente Vladimir Putin ha dado una respuesta clara y contundente.  Sin alardes propagandísticos ni estridencias ordenó acciones defensivas que conllevan neutralizar el alto poder militar de agresión que los “aliados occidentales” entregaron a Ucrania con el claro propósito de utilizarla como punta de lanza a favor de sus propios intereses hegemónicos.

A solicitud de las autoridades de las RPD y la RPL, Rusia dio curso a una operación militar especial dirigida a proteger la población del este ucraniano y “desmilitarizar” a Ucrania.

Consecuentemente, las Fuerzas Armadas Rusas inhabilitaron 74 instalaciones de la infraestructura militar de Ucrania, entre ellas 11 aeródromos, 3 puestos de mando, un puesto de operación de la Armada ucraniana y 18 estaciones de radar de los complejos de defensa antiaérea S-300 y Buk-M1, de acuerdo con reportes de prensa conocidos al cierre de esta edición.

El jefe de Estado subrayó que Moscú no tiene planes de ocupar territorios ucranianos, en tanto el Ministerio de Defensa de Rusia afirmó que los militares de su país no atacan ciudades ucranianas y solo usan medios de alta precisión para inutilizar la infraestructura militar de Kiev sin poner en peligro a civiles.

"He tomado la decisión de llevar a cabo una operación militar especial", declaró el mandatario durante un mensaje especial a los ciudadanos rusos, detallando que el objetivo del operativo es "proteger a las personas que han sido objeto de abusos y genocidio por parte del régimen de Kiev durante ocho años. Para ello, nos esforzaremos por desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Y también para llevar ante la justicia a quienes han cometido numerosos y sangrientos crímenes contra la población civil, incluidos los ciudadanos de la Federación de Rusia", agregó, de acuerdo con un reporte de Rusia Today.

"No se puede mirar todo lo que está ocurriendo allí [en Donbass] sin compasión, simplemente era imposible tolerarlo todo por más tiempo, era necesario detener inmediatamente esta pesadilla, el genocidio contra los millones de personas que viven allí y que solo esperan a Rusia, solo te esperan a ti y a mí", dijo, agregando: "Fueron estas aspiraciones, los sentimientos y el dolor de la gente los principales motivos para que tomáramos la decisión de reconocer a las Repúblicas Populares de Donbass"

   Putin subrayó que las circunstancias exigen que Moscú actúe "con firmeza y de inmediato" y señaló que "las Repúblicas Populares de Donbass han solicitado la ayuda de Rusia". Asimismo, afirmó que "Rusia no puede existir con una amenaza constante que emana del territorio ucraniano" y que a las autoridades del país "no se les ha dejado otra opción" para proteger el pueblo ruso. El jefe de Estado explicó que la operación militar rusa se llevará a cabo en defensa propia contra quienes habían tomado a Ucrania como "rehén".

 

¿Qué consecuencias se derivan de las decisiones del presidente ruso?

En primer lugar, frustrar toda la gran operación de cercar a Rusia y ejercer una política de chantaje al más rancio estilo de las mafias, mediante el cerco de sus fronteras para implantar de hecho un estado de sitio, siempre amenazante.

En este contexto, el Jefe del estado ruso se dirigió a las fuerzas armadas de Ucrania y los invitó a no cumplir las órdenes "criminales" de Kiev. También ofreció que quienes dejen las armas podrán abandonar la zona de guerra sin obstáculos, recordándoles que ellos habían jurado lealtad a su pueblo "y no a la junta antipopular, que está robando a Ucrania y amedrentando a ese mismo pueblo".

 

En contexto

Hay que recordar la historia para entender buena parte de lo que sucede en esta región del mundo, donde hoy la escalada belicista, incitada desde el hegemonismo occidental, pretende imponer sus designios imperiales.

  Ucrania formó parte del Imperio ruso y más tarde de la URSS hasta diciembre de 1991.

  A finales de los años 90 del siglo anterior, el poder económico, militar y organizacional de la Unión Soviética fue mermando progresivamente como consecuencia de métodos de dirección anquilosados, hasta llegar a la disolución de aquel gran estado fundado por Lenin, ante el regocijo de las potencias imperiales encabezadas por Washington, cuya gestión de penetración y ablandamiento por métodos sutiles de inteligencia militar desempeñó un papel hoy reconocido en el desenlace de la antigua URSS.

Tomando en cuenta aquellas experiencias, el presidente Putin ha sido enfático: "Todo el curso de los acontecimientos de entonces es una buena lección para nosotros hoy. Ha demostrado convincentemente que la parálisis del poder y la voluntad es el primer paso hacia la degradación y el olvido completos. Y eso es todo, el equilibrio de poder en el mundo se ha roto", subrayó.

  Entre otras consecuencias, el colapso de la URSS abrió las puertas al caos en sus tratados y acuerdos internacionales, que dejaron de ser reconocidos por los países con los cuales pactó, y de hecho dio riendas sueltas al oportunismo y al revanchismo político de los aspirantes a la supremacía hegemónica, ambición de Estados Unidos y sus socios.

 

¿Y qué viene ahora?

 

De inmediato, la histeria expresada en altisonantes llamamientos de Zelensky, el mandatario ucraniano, que no ha escatimado gastos telefónicos para quejarse a viva voz ante la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen; el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller austriaco, Karl Nehammer, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, entre otros altos dignatarios de su entorno cercano.

Al respecto, la prensa internacional destaca las declaraciones del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, quien afirmó el jueves que la Alianza no tiene planes de desplegar sus tropas en territorio de Ucrania.

"No hay tropas de combate de la OTAN, no hay tropas de la OTAN en absoluto dentro de Ucrania. Y hemos declarado que no tenemos planes, ni intención de desplegar las tropas de la OTAN en Ucrania", dijo Stoltenberg durante una rueda de prensa.

Como era de esperar, aliados fabricados por Estados Unidos en la región, como el primer ministro checo, Petr Fiala, se ha apresurado a cerrar los consulados de Rusia, suspender visados a ciudadanos de ese país y llamar a consultas a sus embajadores en Rusia y Belarús.

  Sin dudas otros seguirán, mientras el anciano presidente Joe Biden, desde los micrófonos y cámaras ubicados a miles de millas de distancia de los hechos, continúa echando leña al fuego – lo  viene haciendo desde hace mucho rato, de manera preventiva--, eleva el tono acusatorio contra Rusia, levanta el índice al cielo para prometer acciones, reacciones, sanciones y más algarabía, en tanto, China declara con serenidad que respalda a su vecino euroasiático, y Biden se marcha dando traspiés, dejando a los camarógrafos y periodistas con las preguntas a flor de labios, entre ellas la clásica, la que más vende, la ansiada por los comerciantes de abalorios: ¿Entrará Estados Unidos directamente en el conflicto bélico? ¿Actuarán las fuerzas militares de la OTAN contra Rusia? ¿Prenderán estos aliados la gran llama que desde hace tiempo amenaza con consumir nuestra aldea planetaria?

Confiemos en que todavía queden personas sensatas que no se dejen arrastrar al caos universal por ancianos decrépitos con poder imperial y advenedizos buscadores de puestos e influencias, la corte de los aprovechados de siempre…

 

 

 

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