Diálogos, intenciones, resultados y muchos pendientes
Roberto Pérez Betancourt
La cuarta y más reciente reunión de las delegaciones cubana y estadounidense en el marco de los acuerdos para la regularización de las relaciones diplomáticas entre ambos países, efectuada a finales de septiembre, constató avances formales en temas de interés mutuo, pero dejó sentado que todavía subsiste el mayor de los obstáculos: la vigencia del ilegal bloqueo (embargo) económico, comercial y financiero que el Congreso norteño se empeña en mantener contra las familias cubanas.
Recordemos que se trata de un hecho que dura 11 lustros, condenado sistemáticamente a escala mundial, y que este mes volverá a ser evaluado por el pleno de las Naciones Unidas, cuando Cuba presente el tradicional proyecto de resolución condenatorio de esa práctica extraterritorial, que perjudica a otros países y en particular a los propios empresarios y ciudadanos estadounidenses.
Es así porque el bloqueo también priva de lucros comerciales y de variados productos cubanos de alta demanda, incluidos medicamentos exclusivos que pueden salvar vidas y atenuar padecimientos graves.
Hechos positivos reconocidos por la parte cubana han sido el intercambio de visitas de alto nivel; la reanudación de los vuelos regulares entre los dos países; la adopción de acuerdos sobre cooperación en materia de salud; el enfrentamiento al narcotráfico y el despliegue de oficiales de seguridad en los vuelos chárter y regulares así como la realización de encuentros técnicos sobre variados asuntos de interés mutuo, y la implementación del programa de colaboración para la enseñanza del idioma inglés en Cuba.
Pero en el ámbito económico siguen siendo pocos los resultados, debido a la vigencia del bloqueo, como enfatizó la parte cubana encabezada por Josefina Vidal Ferreiro, directora General para Estados Unidos de la Cancillería cubana. Pendientes también otros temas medulares, tales como la ilegal ocupación estadounidense del territorio que ocupa la base militar en Guantánamo, la implementación de programas dirigidos a promover cambios internos en Cuba y el uso de las tecnologías de la información y las comunicaciones con fines políticos.
La representación cubana en el diálogo insistió que también tendrá que modificarse la actual política migratoria preferencial de los Estados Unidos, expresada en la vigencia de la “Ley de Ajuste Cubano”, la política de “pies secos-pies mojados” y el “Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos”, que no solo estimulan la emigración ilegal e insegura de nuestros ciudadanos y privan a Cuba de recursos humanos vitales, sino que crean dificultades crecientes a otros países.
Nuevas reuniones se anuncian para diciembre de este año. Para entonces ya habrá sido electo el nuevo presidente de EE.UU. y se conocerá la recomposición del Parlamento. El futuro próximo se debate en un ámbito en el que los comicios acaparan la atención de los políticos de ese país y de buena parte del mundo, en expectativa por saber quiénes y qué seguirán a la égida de Barack Obama.
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