Ancianidad ascendente: mayor demanda de algunos bienes y servicios

 Roberto Pérez Betancourt

Los datos demográficos demuestran que más de una quinta parte de la población cubana rebasa o está próxima a las seis décadas de vida. Este ritmo de envejecimiento se acelerará en  años venideros, en relación con la cantidad total de habitantes, en lo que influye la baja tasa de natalidad, el alargamiento en la expectativa de vida de hombres y mujeres y consecuentemente superior demanda de algunos bienes y servicios para satisfacer necesidades propias del segmento poblacional de mayor edad.

 En este contexto se aprecia la dinámica demográfica, caracterizada  por una disminución  de la fecundidad  anual en tanto continúa creciendo  la esperanza de vida al nacer, entre otras razones por las atenciones públicas que recibe la población, especialmente en los campos de la salud,   educación y  subsidios de bienes y servicios que permiten el acceso indiscriminado sobre bases de igualdad social.

  Esta realidad acentúa la atención del Estado cubano, habida cuenta el superior envejecimiento poblacional eleva los costos de la seguridad social, que de cuerdo con cifras oficiales este año destina más de seis mil 600 millones de pesos a sufragar gastos previstos en la Ley de Seguridad Social, la cual  protege al trabajador en caso de enfermedad, accidente, invalidez, vejez, maternidad y ampara a la familia del trabajador en caso de fallecimiento.

En el régimen especial, se ampara a  quienes realizan actividades que por su naturaleza requieren adecuar los beneficios de la Seguridad Social a sus condiciones, en tanto la Asistencia social incluye a todas las personas sin recursos ni amparo, que no están aptas para trabajar y carecen de familiares en condiciones de prestar ayuda; así como a las familias que presentan insuficiencia de ingresos y requieren de la ayuda del Estado para satisfacer las necesidades más perentorias.
 
Recordemos que las prestaciones de  la Seguridad Social en Cuba incluyen las Monetarias: pensiones por edad, por invalidez (total o parcial); por maternidad (económica y social), las de  servicio: asistencia médica y estomatológica, así como las que se entregan en especie:  medicamentos y alimentación que reciben los pacientes en centros hospitalarios de forma gratuita, prótesis, medicamentos que reciben las embarazadas.

  Es obvio que a mayor envejecimiento más demanda de prestaciones y menor disponibilidad de fuerza de trabajo activa para la producción de bienes y servicios, situación que se refleja en los saldos económicos anuales.

 El tema tiene muchas otras aristas que ocupan cada día a gobernantes, sociólogos, psicólogos, economistas y otros expertos en disciplinas que se relacionan con los problemas que afrontan las personas de la llamada tercera edad y la mejor manera de afrontarlos para hallarles solución.

 Entre  los factores más importantes se identifican al medioambiente, las políticas sociales y la infraestructura necesaria. En opinión del  investigador Enrique Rodríguez, del Instituto de Geografía Tropical, la salud física y psicológica, y la vida diaria   de quienes transitan por edades avanzadas dependen en buena medida de su exposición a eventos naturales, pues los ancianos constituyen también un grupo de riesgo ante fenómenos como el cambio climático, que origina temperaturas cada vez más elevadas, fuertes precipitaciones, sequías y eventos  como ciclones y huracanes.

  Caminar por aceras rotas, sin árboles para guarecerse del fuerte calor y del sol, cruzar calles y avenidas llenas de baches,  desprovistas de indicadores del tránsito y sin tapas en los tragantes,  constituyen riesgos incrementados para los ancianos, mientras que la necesidad de ropa, calzado y otros bienes y servicios especializados,  se acrecienta a parejas de la mayor tasa de envejecimiento, lo que claramente expone la necesidad de atender estos asuntos.

  ¿Existe suficiente conciencia social sobre estos asuntos? Las instituciones estatales los incluyen en sus programas anuales y en la planificación de los recursos, dentro de las posibilidades de financiamiento, seriamente mermadas por el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero que desde hace 60 años impone el gobierno estadounidense a Cuba.

   Pero es innegable que necesitamos más divulgación dirigida a ilustrar a la población en general sobre el progresivo incremento de la ancianidad en Cuba y la necesidad de que las familias asuman esta realidad con la debida responsabilidad, y que las instituciones que de alguna forma puedan contribuir a aliviar las dificulktades que a diario afrontan los ancianos, instrumenten procedimientos que privilegien a este grupo etario, de manera de que transiten lo más aliviados posibles en una etapa de la vida hacia la cual todos nos dirigimos… o ya estamos.

de los derechos de la Seguridad Social, destina anualmente cifras millonarias a este propósito. «Para financiar estos gastos el presupuesto destinará una cifra superior a los 6 600 millones de pesos –declara Haydeé Franco Leal, subdirectora general del Instituto Nacional de Seguridad Social–. En los últimos años ha ido creciendo, esto es un reflejo de la dinámica demográfica que presenta la población cubana, que se caracteriza por una contracción de la fecundidad y un aumento de la esperanza de vida al nacer».