Decisiones, razones y perretas
Roberto Pérez Betancourt
A la esperada decisión del presidente Barack Obama el 14 de abril de cursar al Congreso de su país disposición de sacar a Cuba de la increíble lista de países que Estados Unidos considera patrocinadores del terrorismo, siguió, como también era de esperar, las rabietas habituales por parte de figurines de origen cubano- americano, representantes del la mal oliente extrema derecha para oponerse con ladridos y aullidos a que Cuba sea excluida de una lista de sancionados en la que aparece por obra y gracia de ejercicio imperial, y en la que nunca debió estar.
El trámite ante el Congreso es protocolar. En 45 días se confirmará la orden ejecutiva que suprime restricciones y sanciones arbitrarias que ha padecido la nación cubana en sus vínculos económicos, comerciales y financieros con otros países y entidades extranjeras.
Como recuerda la Cancillería cubana, nuestro país ha sido víctima de centenares de actos terroristas, que han costado la vida a 3 478 personas y han incapacitado a 2 099 ciudadanos cubanos.
Cuba recordó que rechaza y condena todos los actos de terrorismo en todas sus formas y manifestaciones, así como cualquier acción que tenga por objeto alentar, apoyar, financiar o encubrir actos terroristas.
Y en este contexto, en el que igualmente el gobierno español ha certificado la recta actitud de Cuba, no podían faltar el aspirante al hacha del verdugo, Marquito Rubio, novísimo aspirante a la candidatura presidencial republicana estadounidense para 2016, recordándole a las momias amigas de sus amigos que lo de él es el lado más extremo de la extrema derecha, y que se opone a lo que haga el demócrata que ocupa el sillón presidencial al que él aspira.
En igual sentido ladraron Bob Menéndez y Mario Díaz Balart, y aulló la loba feroz, Ileanita Ross -Lethinen, todos haciendo el ridículo al corear que “Cuba amenaza la seguridad estadounidense”.
Del otro lado de la actualidad norteña y latinoamericana, las agencias de prensa citan un aluvión de opiniones cuerdas, de presidentes, congresistas y ciudadanos de a pie, que aplauden la razón del acercamiento entre Cuba y Estados Unidos, y la justicia que se vislumbra para los cubanos, y que no estará completa hasta que sea suprimido el genocida bloqueo económico, comercial y financiero que desde hace 56 años atenaza a las familias cubanas.
0 comentarios