Obama y la política anticubana, más de lo mismo
Roberto Pérez Betancourt
Desde que inició su primera campaña proselitista en busca del sillón presidencial, Barack Obama ha reiterado la necesidad de cambiar la política de su país respecto de Cuba, que sigue incluyendo un bloqueo económico, comercial y financiero genocida, vigente desde hace más de medio siglo.
Obama da a entender una vocación de cambio, pero sin enseñar adjetivos ni marcar el rumbo del timón. Obviamente, trata de captar la atención y la relativa esperanza de los cubano- americanos con derecho al sufragio, situados a uno y otro extremo de la política.
Cuando finalmente Obama llegó a la Casa Blanca en 2009, volvió a mencionar el tema con iguales intenciones, propició cosméticas variaciones en relación con las visitas a la Isla y el envío de remesas, y acentuó su retórica con mayor énfasis en la puja por su reelección, que finalmente consiguió.
Cuando la popularidad de Obama entre los estadounidenses cae en picada, de acuerdo con un nuevo sondeo nacional realizado por Quinnipiac University Polling Institute, donde se indica que a solo el 39% de los ciudadanos de ese país aprueban las actividades del presidente Obama, y el 54% las desaprueban, el mandatario se presentó de visita en Miami.
En esa ciudad se asienta el grueso de la variopinta comunidad de emigrados cubanos. En declaraciones públicas, Obama admitió que la política contra Cuba se instrumentó cuando él aún no había nacido, y volvió a afirmar que necesitaba un cambio, pero continuó omitiendo cuándo y hacia dónde moverá el timón.
Es obvio que las intenciones del controversial primer ejecutivo norteño vuelven a priorizar la captación de votos de unos y otros, con vista a los comicios parlamentarios que tocan a la puerta de los electores estadounidenses.
Obama formuló sus declaraciones delante de algunos de los representantes del anexionismo y la contrarrevolución, viejos beneficiarios de los multimillonarios presupuestos que la nación norteña cada año destina a pagar a sus amanuenses de la disidencia dentro de Cuba y a los mafiosos terroristas que siguen cobijándose bajo la sombrilla de Miami.
Los supuestos cambios a los que alude Obama llevan el fondo musical de las monedas con las que paga a los apátridas dentro y fuera de Cuba, entusiasmados con la idea de seguir pegados al jamón de la mentira y la indignidad.
El 29 de octubre último la Asamblea Nacional de la Naciones Unidas con una votación de 188 votos a favor y dos en contra volvió a condenar el bloqueo contra Cuba, sobre esto, Obama no dijo nada.
Índice de popularidad de Obama en su nivel más bajo
El índice de popularidad del presidente de EE.UU., Barack Obama, ha llegado a su mínimo histórico. La mayoría de los estadounidenses cree que es deshonesto, poco fiable e incompetente para gobernar.
De acuerdo con un nuevo sondeo nacional realizado por Quinnipiac University Polling Institute, solo el 39% de los estadounidenses aprueba las actividades del presidente Obama, mientras que el 54% las desaprueban.
Los encuestados de todas las edades y niveles de ingresos califican su trabajo de negativo. Entre las personas mayores el mandatario goza de un porcentaje de popularidad particularmente bajo, el 36%.
El mayor grupo social que perdió su confianza en Obama son las mujeres, cuyo índice de aprobación general cayó al 40%.
Asimismo, por primera vez en la historia, solo el 44% de los estadounidenses considera a Obama de confianza y honesto, mientras que el 52% opina que no lo es. Se trata de la primera vez que la mayoría de los estadounidenses ponen en duda la credibilidad del presidente. El menor índice al que había llegado Obama antes de la mencionada encuesta data de octubre de 2011, cuando se estimaba entre el 55% y 41% de desaprobación.
Tim Malloy, director asistente de Quinnipiac University Polling Institute, subrayó que "el índice de aprobación del presidente Obama ha caído al nivel del expresidente George W. Bush en el mismo periodo de su presidencia". El nivel de aprobación de Bush en su propio país cayó al 39% en 2005, aunque en 2008 alcanzó el índice de aprobación más bajo de la historia moderna: el 28%.
La razón principal de esta crisis de popularidad es el descontento de la sociedad con las políticas sanitarias de Obama. En cuanto a su manejo de la política exterior, la inmigración, el presupuesto federal y la economía, Obama no alcanzó una tasa de aprobación del 40% en ninguno de estos campos. (PL)
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