Donald Trump en el asador del Congreso y del ¿Cuarto Poder?
Roberto Pérez Betancourt
Míster Donald Trump, el gran magnate de los negocios múltiples y multimillonarios, actual presidente de Estados Unidos por obra y gracia de una campaña electoral que aprovechó errores de sus contrincantes y el oportunismo de una verborrea nacionalista in extremis, aparece hoy sobre el asador del Congreso estadounidense y…del ¿Cuarto Poder?, en momentos en los que inicia una gira de nueve días que lo lleva a Arabia Saudita, Israel, Palestina, el Vaticano, Bélgica e Italia en medio de la mayor crisis de su mandato.
La gran prensa, que el magnate dice despreciar, ignorar y a la que excluye de sus actividades públicas, -incluidas las conferencias de prensa-, por considerar que los periodistas y sus medios no son imparciales y, sobre todo, porque no le alimentan el ego y le están haciendo la vida un yogurt, como diríamos en buen cubano.
De acuerdo con analistas calificados, el escándalo de las posibles complicaciones financieras y políticas entre Trump y Moscú que llevan al Senado a una indagación a fondo, lo que en realidad atrae la atención de los legisladores es la posibilidad de que las empresas de Donald Trump hayan sido empleadas para blanquear dinero.
Al respecto, citan que la hija de Trump, Ivanka, ha sido socia en la construcción de un hotel en la ex república soviética de Azerbaiyán en el que participaron desde oligarcas rusos hasta los Guardianes de la Revolución de Irán, y es posible que haya habido otras operaciones similares.
Pablo Pardo, corresponsal en Washington del diario español El País, afirma que la unidad de delitos financieros entregará información al Comité de Inteligencia del Senado acerca de las transacciones de Trump y sus empresas con Rusia.
Según el diario The Wall Street Journal, "sin esa información, el Comité no puede llegar a una conclusión acerca de si hubo o no colusión entre los colaboradores de Trump y Rusia durante la pasada campaña [electoral]". La naturaleza de los documentos, y las personas afectadas por la decisión del Tesoro y del Senado no han sido hechas públicas.
Por supuesto, Trump no se duerme en laureles presidenciales y contrató los servicios de un afamado bufete de abogados de Washington dispuesto a dar batalla en la indagatoria.
Ya se conocen que Trump realizó al menos dos transacciones con Rusia: en 2008, cuando vendió una mansión en Florida al multimillonario ruso Dimitri Ryboloblev, por 85 millones de dólares (78 millones de euros), y en 2013, al recibir 12,2 millones de dólares (11 millones de euros) por la organización del concurso de Miss Universo en Moscú.
Trascendió que el Comité de Inteligencia del Senado ha exigido esta semana al ex consejero de Seguridad Nacional, el general retirado Michael Flynn, los ex asesores electorales Paul Manafort y Roger Stone, y el ex asesor en política exterior de Trump Carter Page que entreguen una serie de documentos relativos a sus posibles vínculos con Rusia.
En este contexto, destaca Manafort, que fue jefe de la campaña de Trump hasta que sus vínculos con el Gobierno prorruso de Ucrania de Viktor Yanukovich. Le obligaron a dimitir en agosto y está siendo investigado también por el Departamento de Justicia, el que ha ordenado a varios bancos que le entreguen toda la información sobre las cuentas del ex asesor de Donald Trump para ver si hay transacciones irregulares procedentes del extranjero.
Quienes hurgan más y más en las controversias financieras y posibles delitos, subrayan que Trump fue sancionado ya por la Red contra Crímenes Financieros, o FinCEN, por lavado de dinero. En 2003, el casino de Trump, Taj Mahal fue multado con 477 mil dólares, y en 2015 con 10 millones, una de las multas más altas nunca impuesta a una casa de apuestas. En 2014, el Taj Mahal, que había suspendido pagos, fue rescatado por el financiero Carl Icahn, que ahora compagina su actividad en Wall Street, nada más y nada menos que… con la de asesor de Donald Trump.
La prensa y los periodistas también están en la picota
Quienes insisten en que la gran prensa estadounidense ha perdido credibilidad a pasos agigantados, precisan que ese descrédito ha sido merecido a la vez que desastroso, deteriorando el valor de la verdad, lo que hasta cierto punto facilita a Trump excluir a varios importantes medios de sus conferencias de prensa y obligar a cadenas televisivas a estar sin la presencia de medios de grabación.
Al respecto, la periodista española Rosa María Artal escribe: “La prensa está en entredicho. Una crisis mal afrontada y peor resuelta la mantiene en situación de debilidad. Donald Trump, el nuevo presidente de Estados Unidos, ha decidido usar ese estado vulnerable a su favor para avanzar en unos planes realmente temibles”.
Recordemos que Trump es un hábil manipulador de la publicidad. Lo aprendió tras años de práctica personal y de negocios variopintos en los medios, incluidos los concursos de belleza, y sabe muy bien que una frase soltada a la deriva, un insulto sorprendente a alguien que está en la palestra puede captar más la ambición sensacionalista de un medio de prensa que un contenido realmente importante, relacionado con la economía o la sociedad. Y Trump lo hace, utiliza esa especie de escamoteo noticioso para invertir titulares y hacerse el payaso, de manera que sus payaserías, tan criticadas como publicitadas, serían más bien parte de la cortina de humo que esconde verdaderas intenciones y acciones.
Apuntan expertos que no es nueva la estrategia de Trump, hace tiempo que otros políticos ya saben que hacer el payaso resulta más rentable para conseguir que unos medios, ávidos de sensacionalismo, frivolidad e intrascendencia (y unas audiencias, también hay que reconocerlo), dediquen sus contenidos a lo estúpido y obvien las cuestiones problemáticas que al líder le pueden resultar incómodas.
Y entre tanto teje y maneje, lo cierto es que cuesta realmente mucho trabajo saber lo que está sucediendo en el mundo de la política estadounidense, mirando a través de los fuegos artificiales de sus medios de difusión, siempre prestos en primera instancia a garantizar rentabilidad para lo cual, por supuesto, necesitan circulación, factores esenciales para la existencia misma del Cuarto Poder en las dictaduras burguesas.
(TVY)(Con informaciones de Agencias y del Diario El Público)(22/05/17)
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