Cuca y la Comunicación: ¿Clave del matrimonio longevo?
Roberto Pérez Betancourt
Mi vecina Cuca cumple este año cinco décadas de feliz matrimonio. No será récord, pero sí aniversario destacable en estos tiempos de amor sobre ruedas, a toda velocidad, donde el cambia casaca está de moda.
¿Cuál es el secreto?, pregunto, y Cuca, entrenada en muchos años de vida marital, dice que se une a la opinión de psicólogos, sociólogos, sacerdotes, y otros declarados expertos en temas matrimoniales, para afirmar que la comunicación entre la pareja es clave para lograr una relación longeva, y argumenta:
Psicólogos, sociólogos y sacerdotes, entre otros “entendidos” en temas maritales –aunque algunos jamás se han casado-, suelen afirmar que la buena comunicación entre la pareja es clave para lograr una relación longeva.
-- Está bien, Cuca, pero, ¿qué se entiende por “buena comunicación?”
-- Los recién casados acostumbran a proyectar un clima idílico ante los demás, caracterizado por elogios mutuos, pero en ocasiones, transcurridos pocos meses de la unión, cada uno empieza a “descubrir” defectos en su media naranja.
Esa especie de “estado de gracia”, que acostumbramos llamar enamoramiento, evidentemente atenúa percepciones negativas respecto del otro, al extremo de bloquear la capacidad de ser crítico y acentuar la de magnificar virtudes.
Pero un tiempo después del matrimonio, poco a poco se va rompiendo aquella magia del idilio y abre paso el sentido crítico de los casados.
Es aquí donde interviene con más fuerza la importancia del concepto de comunicación y de los factores que la condicionan, entre ellos la capacidad de ser tolerante y a la vez opinar sin herir, aconsejar sin sermonear y, sobre todo, desterrar prejuicios que impidan escuchar serenamente el criterio del interlocutor.
--Realmente los que explicas son elementales principios válidos para todas las relaciones interpersonales
--Sí, pero en el caso de la pareja matrimonial adquieren especial connotación, habida se trata de la perdurabilidad de una relación de la que pueden derivarse compromisos de mayor trascendencia, como la procreación.
Todos los seres humanos somos portadores de cualidades y defectos, respecto de la percepción de los demás, y el matrimonio no es precisamente el final de una historia de enamorados, sino el principio de un proyecto de vida en común, que antes de emprenderse necesita muchos diálogos para aclarar dudas y establecer bases de comportamiento.
La desinhibida conversación, cara a cara, no puede excluir temas personales, todo lo contrario, debe añadir la observación analítica de la conducta reiterativa del otro y funcionar desde mucho antes del matrimonio. Es esa la clave del conocimiento y comprensión mutuos.
-- ¿Y qué sucede con el machismo?
-- Un hombre machista no puede aspirar a que su relación dure frente a una mujer que no acepte ser sumisa, y una mujer emprendedora y ejecutiva tiene que saber si su futuro esposo tolerará que ella actúe en roles que trasciendan el de simple ama de casa.
Si cada cual intenta ocultar tendencias y criterios personales en la etapa prematrimonial, más temprano que tarde aflorará la verdad, y si sucede después del casamiento lo más probable es que devenga la ruptura temprana.
El devenir de la incomunicación será que cada integrante de la pareja comenzará a actuar por su cuenta, se aislará en una rutina personal y devendrán extraños bajo un mismo techo.
A veces lo que sigue al cuadro descrito es un pacto de intereses –silente o explícito-- basado en razones ajenas al amor mismo, en el que se aducen razones tales como “sigamos juntos por los niños”, “tratemos de no afectar a nuestros padres”, o “que dirán nuestras amistades”.
Lamentablemente, aunque la unión se prolongue formalmente, lo más probable es que ambos esposos experimenten una prolongada sensación de frustración que se extenderá al plano sexual y desembocará peligrosamente en resolver las carencias fuera del hogar.
Si una de las partes se siente forzada a tolerar defectos de la otra, por motivos de dependencia económica, temor físico u otra causa mezquina, la relación puede devenir traumática y acarrear consecuencias negativas para los hijos, e incluso la propia personalidad de los cónyuges sufrirá daños entorpecedores de nuevos vínculos afectivos.
Algunos expertos afirman que la comunicación en realidad es un arte, y acentúan el presupuesto de mutua aceptación de defectos y virtudes.
Amar es comprender, dicen quienes exhiben una larga historia de felicidad conyugal, y añaden que para comprender a la otra persona hay que asumir sus propios problemas y ser tolerantes.
Hombre y mujer son portadores de evidentes diferencias biológicas, las cuales establecen roles definidos y constituyen el sentido de la complementariedad de la pareja. Pero hombre y mujer son también seres individuales que actúan en planos sicológicos y sociales, comprenderlo y admitirlo, es empezar a abrir la comunicación.
--¿Y de dónde le viene a Cuca tanta sapiencias acumulada? ¡No me vengas a decir que de tus experiencias matrimoniales solamente!
-- ¡No, hijo, no!, también de las lecturas, de los estudios, de las observaciones, de la vida misma, pero con ciencia y paciencia…
-- Gracias, Cuca ¡Buen aniversario!
6 comentarios
Roberto -
Estimado Carlos: Saludo sus tres décadas de unión marital. Yo estoy por cumplir 50 este año. Coincido con usted totalmente. Mis saludos y respetos. Roberto
SUPERMAN -
Dejen a el exilio en MIAMI vivir en paz.
Fidel Castro nos obligo a abandonar el Pais por ser Egoista y Traidor.
Carlos -
SUPERMAN -
TRANQUILA.YO SE QUE LEES EL NUEVO HERALD
TODO LOS DIAS PORQUE DE ESO ES DE LO QUE TE ALIMENTAS PARA HACER TUS ARGUMENTOS.
Roberto -
SUPERMAN -
FIDEL CASTRO LE ROBO EL PAIS A LOS CUBANOS PARA QUE LOS TURISTAS DISFRUTEN
DE EL Y AL MISMO TIEMPO LLENARSE LOS BOLSILLOS DE DOLLARES.