Retos para Obama
Roberto Pérez Betancourt
Tras ganar ampliamente las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el martes cuatro de noviembre, en una jornada que registró asistencia de más de 130 millones de votantes, considerada récord, el demócrata Barack Obama deberá afrontar grandes retos en el ejercicio del poder ejecutivo.
Obama hereda la desastrosa administración del republicano W. Bush, que concluye su segundo período en la Casa Blanca como el mandatario más impopular en la historia de Estados Unidos.
Dos guerras de agresión, una economía en plena crisis progresiva, elevado desempleo con tendencia a seguir incrementándose, déficit de servicios asistenciales -especialmente médico- sanitarios y educacionales-, más de 45 millones de personas sin seguro de salud y multitudinarias marchas de inmigrantes que protestan a punto de ser deportados, forman parte del panorama abierto al nuevo Presidente de EE.UU.
Desde el 20 de enero, cuando tome oficialmente posesión del cargo, el hombre que ha hecho historia en la nación norteña también tendrá ante sí el panorama de millares de familias quedaron sin techo propio y muchos de ellos duermen en la vía pública, tras haber sido desalojadas de sus viviendas por no poder pagar las hipotecas.
Otra situación difícil será la agudización de conflictos internacionales a los que el presidente W. Bush ha conducido a la Unión Americana, debido a su política hostil, discriminatoria y hegemónica.
Muchos otros asuntos demandarán también la atención urgente del nuevo Presidente norteamericano, en quien millones de sus compatriotas han confiado su esperanza de que mediante su gestión ejecutiva, sumada al poder legislativo conquistado por los demócratas, la nación puede enrumbar por senderos de rectificación.
No será fácil, porque en la base de la herencia recibida por Obama está la crisis estructural y económica de características múltiples que padece el propio sistema.
A simple vista, el fenómeno Obama se explica por el desencanto generalizado en la sociedad estadounidense, en particular entre los jóvenes, expresado en más de 150 millones de personas inscriptas para votar.
Precisamente la suma de crisis en Estados Unidos, y en especial el efecto concreto del desempleo y las afectaciones económicas en los bolsillos de los votantes, han sido factores decisivos en lo que hoy multitudes de norteamericanos celebran como milagro: un afrodescendiente ha ganado la silla presidencial en un país donde apenas unas décadas atrás un negro no podía sentarse en un ómnibus.
Para empezar, bastaría con que las promesas incluidas en la plataforma electoral promocionada por Obama comenzarán a tomar forma real con la inmediatez de lo urgente.
No, no será fácil para Obama, quien ante todo destará compulsado a preservar los intereses del gran capital y del sistema capitalista mismo, una parte del cual contribuyó decisivamente a que él llegara hasta la cima
Por otra parte, sin lugar a dudas los actuales son estos tiempos para cambios, habrá que seguirlos, atentamente...
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