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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Médicos cubanos reciben homenajes en Día de la Medicina Latinoamericana

Médicos cubanos reciben homenajes en Día de la Medicina Latinoamericana

Roberto Pérez Betancourt

Con  la satisfacción del deber cumplido, este tres de diciembre  los trabajadores de la Salud en Cuba reciben el homenaje agradecido de su pueblo y de muchos otros donde han prestado colaboración durante  años,  cuando en esta fecha se celebra el Día de la Medicina Latinoamericana, en honor al nacimiento del sabio cubano Carlos Juan Finlay(*), descubridor del mosquito como agente transmisor de la fiebre amarilla, cuya contribución científica benefició a la humanidad toda.

  Especial significado adquiere la fecha este año, cuando Cuba recibe a sus más de ocho mil colaboradores de la salud que han prestado su contribución en Brasil, cuyos moradores extrañarán no solo la atención profesional de estos hombres y mujeres, sino especialmente el trato familiar, de persona a persona,  gestión que hoy llena páginas de agradecimiento en los portales de Internet y en medios de difusión masiva que se respetan en la práctica de la verdad.

  La actitud despótica del presidente electo en Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, es la culpable de su irresponsabilidad al ofender a los trabajadores cubanos que han laborado eficazmente en la nación sudamericana con lo cual puso punto final a esa gestión de beneficio popular para millones de sus conciudadanos.

Con la llegada del decimoquinto vuelo, procedente de San Salvador de Bahía, con 176 colaboradores cubanos al país, ya suman cerca de 3 000 los médicos que han arribado a la Patria procedentes de Brasil.

Cumpleaños 185 de Finlay

Nació Finlay en Camagüey –centro oriental de la isla-, en 1833.  En honor a este hombre de ciencia, modesto y aplicado, descubridor del agente transmisor de la fiebre amarilla, el mosquito Aedes aegypti.   Tras 20 años de investigaciones y de sortear numerosos escollos, fueron internacionalmente reconocidos los postulados de quien también hizo notables aportes acerca del tétanos infantil, la malaria, el cólera y otras enfermedades tropicales. 

 La gigantesca obra revolucionaria desarrollada en Cuba, sobresale  en el campo de la medicina, que cuenta con más  de 90 mil médicos y uno de los índices de mortalidad infantil más bajos del planeta.

 Este ejército de hombres y mujeres, consagrados a prodigar calidad a los años de vida de sus congéneres, trasciende las fronteras del archipiélago cubano y acude allende los mares, en sucesivos relevos,  para  salvar vidas en otros países.   Después retornarán, enriquecidos de valores humanos y más revolucionarios.

El mejor de los homenajes a Finlay

 

Es ese, sin dudas, el mejor de los homenajes a Finlay en su natalicio, y la inspiración vocacional para millares de jóvenes cubanos y de muchos otros países que  cursan estudios  en la Escuela Latinoamericana de Medicina, cuyas aulas y laboratorios se extienden por toda Cuba, como  expresión real de que la solidaridad entre los hombres puede ser mucho más que una expresión retórica, cuando está inspirada en esa genuina voluntad que nuestro José Martí caracterizó cuando dijo que hacer es la mejor manera de decir.

 Dicen agoreros del Apocalipsis que los médicos cubanos andan haciendo política  en Latinoamérica y  en otros continentes.   Lo cierto es que si con cada curación que realizan captan simpatías, es porque el buen hacer irradia tanta luz como el sol que cada mañana alumbra la esperanza de los hombres.

  Son muchos los sitios intrincados por donde los cubanos, reparten milagros de ciencia con intención humanista. Moradores de Latinoamérica, África y Asía llaman mística a esa vocación, con sentido de sacerdocio del bueno.

 Hay quienes se asombran al ver a las mujeres y los hombres de bata blanca, o vestidos como los suyos, sencillos, iguales, que preguntan y aconsejan, asisten, calman, y traen al mundo a nuevas criaturas, porque  no es extraño que un especialista en medicina general integral haga de partero o inocule antídotos contra mordeduras de serpientes.

 Numerosas son las historias de gratitud de brasileños, venezolanos, bolivianos, nicaragüenses, ecuatorianos, hondureños y de tantos otros pueblos, y del asombro de nuestros médicos ante la necesidad observada a su derredor.

  En eso andan también enfermeras y técnicos de la salud, desinteresados, patriotas  impulsados por el afán del buen hacer para forjar un mundo mejor, del que los cubanos todos son protagonistas, y también beneficiarios.

 

(TVY)(03/12/18)

(*)Carlos Juan Finlay y Barrés (Camagüey, Cuba, 3 de diciembre de 1833La Habana, Cuba, 19 de agosto de 1915)[1] fue un médico y científico cubano. Descubrió y describió la importancia del vector biológico a través de la teoría metaxénica de la transmisión de enfermedades por agentes biológicos, aplicándola a la fiebre amarilla transmitida por el mosquito Aedes aegypti.

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