Prioridades en el Día Mundial del Medio Ambiente

Roberto Pérez Betancourt

 

 Al conmemorarse este martes 5 de junio el Día Mundial para la protección del Medio Ambiente,  el  lema «Un planeta Sin Contaminación por plásticos», preside  las acciones orientadas , habida cuenta la creciente amenaza de los desechos que no son degradables en la mayoría de los casos e invaden espacios terrestres y marinos.

 Las  prioridades en Cuba  también siguen siendo la atención a las vulnerabilidades de nuestro archipiélago, expuesto a temperaturas superiores, elevación de las mareas y fenómenos meteorológicos extremos, entre otros factores  que continuarán  demandando la máxima atención de todas las instituciones, científicos, obreros, campesinos, y la población en general.

  El acto nacional por la efeméride se efectuará en la provincia de Camagüey (centro oriental de Cuba), en reconocimiento a las labores de las instituciones y la población para restañar los daños ocasionados por el azote del huracán Irma.

  En este contexto cobran especial significación las áreas protegidas en atención a  los valiosos recursos naturales, ecológicos y paisajísticos que atesoran, las cuales suman más de 250 en todo el país, que abarcan sobre el 20 por ciento del territorio nacional, incluyendo zonas de la plataforma insular marina hasta la profundidad de 200 metros.

  Recordemos que la Asamblea General de la ONU  creó en 1972 su Programa para el Medio Ambiente y un plan de acción con 109 recomendaciones, encaminadas a la preservación y conservación, y se designó al cinco de junio  como el Día Mundial del Medio Ambiente.

  En 1992 la Conferencia de la ONU sesionó en Río de Janeiro, donde estuvieron representados  179 países.

  Fue ese un escenario apropiado para que el líder histórico de la Revolución Fidel Castro afirmara:"…una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre."

 Fidel caracterizó la responsabilidad de sociedades de consumo en la destrucción del medio ambiente natural, afectaciones a la biodiversidad, la ruina de ecosistemas saludables y en consecuencia el fomento de la pobreza y otras calamidades que afrontan la mayoría de los seres humanos, situación que es imprescindible revertir para bien de la humanidad

  Consecuentemente con la responsabilidad de preservar la biodiversidad y cuidar el Medio Ambiente,  Cuba incorporó la práctica del concepto de desarrollo sostenible y creó el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente; elaboró su Estrategia Ambiental Nacional y completó instrumentos jurídicos sobre áreas forestales, protegidas y costas, acciones resumidas hoy en el Programa Vida que ha de seguir redundando  en avances progresivos en la protección medioambiental en todo el país.

 Expertos recuerdan que el cambio climático es  hecho  de implicaciones multifactoriales y tendencia a seguir elevando riesgos y daños irreversibles, los cuales es menester afrontar mediante alternativas de adaptación  sobre bases científicas y ocupación práctica.

  Mientras se elevan voces de alarma en relación con el crecimiento poblacional y el desbalance entre los recursos naturales, que siguen siendo afectados por el hombre, y se pronostican catástrofes que obligarían a buscar otro planeta donde el ser humano puede sobrevivir dentro de varios siglos, la cordura nos sugiere que nadie tiene derecho a quedarse inmóvil, esperando un  planeta para que nuestros descendientes puedan permutar  en el futuro.

  El  calentamiento progresivo de la Tierra,  la  disminución de los casquetes polares y  consiguiente  elevación del nivel de  océanos y mares, más cálidos y peligrosos para la génesis, desarrollo y fuerza de huracanes, son  solo algunas de las  inequívocas señales objetivas que nos instan a apurarnos en hallar soluciones, lo que implica que el Día Mundial para la preservación  del Medio Ambiente no debe ser solo una fecha más en el calendario, sino un recordatorio de lo mucho que debemos hacer desde las pequeñas comunidades, hasta los grandes ciudades industriales en las que la contaminación del aire impide ya respirar, mientras los  desechos de plásticos forman islas en los mares y van a parar a los estómagos de la fauna marina.