Restricciones impuestas por Trump: una fecha y variopintas consecuencias
Roberto Pérez Betancourt
El venidero 15 de septiembre es la fecha anunciada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) del Departamento norteamericano del Tesoro para publicar el alcance de las nuevas restricciones en relación con la política hacia Cuba, dada a conocer el 16 de junio último, en Miami, Florida, por el rubio presidente Donald Trump, según dio a conocer el Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba.
Agencias de prensa destacan que ese anuncio apareció en la cuenta de la red social Twitter de la organización no partidista, sin fines de lucro, establecida en 1994, con sede en Nueva York, lo que ha renovado la vigencia del tema, habida cuenta las implicaciones de las restricciones afectarán a entidades de ambos países, y también al propio pueblo estadounidense, que continúa imposibilitado de ejercer su derecho constitucional de viajar libremente al archipiélago cubano.
Recordemos que en la referida ocasión, el mandatario que cumplió seis meses en el ejercicio del Poder Ejecutivo en la nación norteña, también firmó el llamado Memorando Presidencial de Seguridad Nacional sobre el Fortalecimiento de la Política de los Estados Unidos hacia Cuba, el cual restringe los viajes de los norteamericanos al país caribeño a partir de barreras burocráticas y la eliminación de visitas educativas a título individual.
También prohíbe transacciones económicas, comerciales y financieras entre compañías estadounidenses y empresas cubanas vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los servicios de inteligencia y seguridad, con lo cual se refuerzan los obstáculos comerciales entre ambas naciones.
Trump derogó asimismo la Directiva Presidencial de Política “Normalización de las relaciones entre los Estados Unidos y Cuba”, emitida por el presidente Obama el 14 de octubre de 2016.
Como señala una nota del Gobierno cubano la referida Directiva de Obama, “aunque no ocultaba el carácter injerencista de la política estadounidense, ni el objetivo de hacer avanzar sus intereses en la consecución de cambios en el orden económico, político y social de nuestro país, había reconocido la independencia, la soberanía y la autodeterminación de Cuba y al gobierno cubano como un interlocutor legítimo e igual, así como los beneficios que reportaría a ambos países y pueblos una relación de convivencia civilizada dentro de las grandes diferencias que existen entre los dos gobiernos. También admitía que el bloqueo era una política obsoleta y que debía ser eliminado.”
Según la OFAC, sus enmiendas regulatorias se emitirían en los próximos meses y las transformaciones no surtirán efecto hasta la aparición de los próximos reglamentos, mientras que el Departamento de Comercio aplicará los cambios necesarios a través de enmiendas a sus Reglamentos de Administración de Exportaciones.
En este contexto, una nota publicada en el sitio web de la Embajada estadounidense en Cuba, informa que el diplomático de carrera Scott Hamilton, quien se desempeñaba como jefe adjunto de esa misión diplomática en Cuba desde julio del 2015, ha sido designado nuevo encargado de negocios interino en la Embajada de Estados Unidos en Cuba.
Un Editorial del diario The New York Times, alertó recientemente que si el presidente o Donald Trump revierte la política hacia Cuba adoptada por su predecesor, Barack Obama (2009-2017), aislará aún más a Estados Unidos y perjudicará sus intereses empresariales.
El diario citó un reciente análisis encabezado por la coalición Engage Cuba, el cual estimó que una reversión de las políticas de la administración previa hacia Cuba costaría a la economía estadounidense seis mil 600 millones de dólares y afectaría a más de 12 mil empleos en esta nación.
Engage Cuba, grupo, que promueve el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington a la isla hace más de 55 años, predijo que las áreas más afectadas serán las comunidades rurales que dependen de la agricultura, la manufactura y las industrias navieras: Florida, Louisiana, Texas, Alabama, Georgia y Mississippi, que paradójicamente, apoyaron a Trump en las elecciones de 2016.
Según el Times, al igual con su decisión de retirarse del Acuerdo de París contra el cambio climático, una vuelta atrás en la postura hacia Cuba reflejaría un deseo cobarde de Trump de favorecer a su base política, en este caso republicanos conservadores de Florida visceralmente opuestos a la Revolución cubana.
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