Brasil: Temer en tres y dos
Roberto Pérez Betancourt
Arrogante, como siempre, el señor Michel Temer, presidente por cuenta propia en Brasil, acaba de asegurar que está tranquilísimo, a pesar de que la Cámara de Diputados votará esta semana para decidir si el Tribunal Supremo de Justicia enjuicia al Ejecutivo por el rosario de acusaciones de corrupción y otras ”lindezas” que pesan sobre el expediente del individuo que se aprovechó para adueñarse del Poder Ejecutivo en nombre de los intereses oscuros que instrumentaron el golpe parlamentario para deponer a la presidenta constitucional de Brasil, Dilma Rousseff.
Las declaraciones de Temer a la prensa brasileña ocurrieron al término de la cumbre del G20 en Hamburgo (Alemania), donde aseguró sentirse muy tranquilo y que continuaría “trabajando” para que “todos se queden tranquilos”, según el portal G1.
Pero quienes lo conocen bien y han seguido las historias recientes sobre los expedientes de corrupción del mandatario, aseguran que en realidad Temer sigue temiendo salir por la puerta de atrás, expulsado a pesar de sus poses de arrogancia perpetua, pues la acusación que pesa sobre él está documentada en 64 páginas suscritas por el fiscal Rodrigo Janot.
Cabe recordar que la acusación del Fiscal ocurre luego de la delación de Joesley Batista, dueño de la multinacional cárnica JBS, quien aseguró que pagó sobornos a Miche Temer desde el año 2010.
En caso de prosperar la moción del Fiscal, Temer sería apartado del cargo durante los próximos 180 días, mientras es investigado. Para evitarlo, el mandatario tendría que recibir la bendición de un tercio de los diputados para evitar que continúe el proceso.
En este contexto, observadores indican que el desgaste político y social de Temer alcanza proporciones tan grandes, que el verdadero Poder detrás del Trono en el país más grande de América del Sur, prepara una jugada de sucesión “democrático representativa” para reemplazar al corrupto Temer por otro corrupto, el actual presidente de la Cámara Baja, Rodrigo Maia,y ganar tiempo antes de las elecciones previstas para 2018, en las que el ex mandatario Inacio Lula da Silva, encabeza las encuestas en la preferencia de los electores.
En términos beisboleros Temer estaría al bate en conteo de tres y dos con Maia corriendo en tercera en espera de la señal para un robo de home espectacular.
Mientras esta situación se muestra ante la prensa internacional y nacional, continúan las huelgas generales y las protestas masivas de la población brasileña, que sufre el impacto de las políticas neoliberales de Temer y sus acólitos, un clima que para observadores independientes continúa insuflando presión a una caldera que amenaza con explotar en estallidos sociales de grandes proporciones, exige adelantar los comicios presidenciales y acaban con las componendas que en realidad se traducen en sucesivas usurpaciones de la voluntad popular, la que en su momento eligió a la Rousseff como su legítima presidenta.
«La razón por la cual nosotros queremos la salida de Temer no es la misma razón por la cual O Globo quiere su salida. Por eso les digo que tenemos que estar atentos ante lo que está pasando en estas horas», avisó el líder del Partido de los Trabajadores, Luis Inacio Lula da Silva, el viernes.
A Rodrigo Maia, actual titular de la Cámara, según la Ley, le tocaría asumir de modo interino por 180 días antes de cualquier elección, si a Temer se le enjuicia.
Medios como Brasil Do Fato han alertado que Maia tiene su expediente sucio y podría ir a prisión.
Si dos tercios de los 513 miembros de la Cámara brasileña votan a favor la Corte Suprema inicia el juicio contra Temer.
Como apuntáramos recientemente, el amplio rosario de corrupción y conspiración desatado desde hace meses para implementar un golpe de Estado parlamentario contra la presidenta electa Dilma Rousseff, condujo a una cadena de fichas de dominó que al derribarse puso al descubierto trampas, sobornos y prácticas mafiosas con el propósito de entregar las riendas del poder ejecutivo a la extrema derecha brasileña en coalición con peones asalariados, lo que ha significado un verdadero banquete para la prensa sensacionalista y también para la que en apropiado seguimiento de la noticia desenmascara a los fariseos.
De acuerdo con el documento de acusación, trascendido a la prensa internacional que Michel Temer “… se llenó los bolsillos con dinero ilegal y mostró escasa consideración por el cargo que ocupa”.
La acusación del fiscal incluye una dura descripción de Temer y sus acciones como jefe del estado y la afirmación de que los sobornos al mandatario podrían haber sumado unos 12 millones de dólares en nueve meses, y que Temer había mostrado un falta total de consideración por su cargo.
El fiscal añadió que Temer debería pagar tres millones de dólares como indemnización.
Aunque ahora Temer vuelve a mostrar su cara sonriente y altanera ante las cámaras, lo cierto es que teme más que nunca, y no es extraño que recurra a otra componenda de sucesión para que los intereses que defiende sigan al mando, aunque él desaparezca de la escena. Sin embargo, de darse esa maniobra la credibilidad de la “democracia representativa” en Brasil se resquebrajaría aun más y quienes insisten en que el verdadero problema del gigante verde-amarillo es de carácter institucional reforzarían sus tesis, pues el actual sistema está en grave y multifacética crisis.
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