Empresarios estadounidenses rechazan decisiones de Trump
Roberto Pérez Betancourt
Antes que el presidente Donald Trump anunciara su decisión de revertir la política de su predecesor Barack Obama respecto de las relaciones con Cuba, ya el empresariado estadounidense había abierto fuego contra esos propósitos. Ahora, luego de la puesta en escena en Miami del rubio mandatario, el viernes 16 de junio, ante lo más rancio del anexionismo cubano, se ha desatado un vendaval de críticas y advertencias por parte de empresarios norteño, que se oponen radicalmente a darle vuelta atrás a la rueda de la historia y reclama oportunidades para echar anclas en el mercado cubano, como reflejan despachos de agencias de prensa y otros medios de información en Internet.
Destaca el sector de la industria de los viajes: turoperadores, aerolíneas, compañías de cruceros, además de los exportadores de alimentos, que han orquestado su inconformidad mediante declaraciones públicas y estrategias encaminadas a proseguir sus vínculos con entidades de la Isla.
En opinión expresa de Terry Dale, presidente de la Asociación de Turoperadores de Estados Unidos, al sitio web Skift, cualquier ciudadano estadounidense tiene derecho a ir a Cuba, y “tenemos miembros que ofrecen excursiones individuales y eso los afectará”, agregó.
Observadores hacen notar que entre las compañías estadounidenses que pudieran ser más afectadas por las decisiones de Trump está Marriott International, porque administra un hotel en La Habana. Sin embargo, su principal ejecutivo, Arne Sorenson, subrayó en una declaración pública que los viajes entre los dos países continúan creciendo y fortalecen la relación bilateral. «Sería sumamente decepcionante ver los progresos que se han hecho en los últimos dos años detenidos y revertidos por la Administración», afirmó Sorensen, quien recordó que la compañía invirtió sumas significativas para establecerse en Cuba.
Trascendió que Airbnb, la conocida compañía de reservas on line, dijo que desde abril de 2015, cuando comenzó sus operaciones con Cuba, ha tramitado la llegada de 560 mil clientes de todo el mundo a la Isla y subrayó que Cuba es el país de más rápido crecimiento de Airbnb en el orbe, según el aumento de su listado de hospedajes disponibles, con más de 22 000 en total. Por tales motivos consideró apropiada la política de apertura existente hasta ahora y aseguró que trabajará ante el Gobierno y el Congreso de Estados Unidos por su mantenimiento.
No escapa a las administraciones de entidades de transportación aérea y de cruceros, que las medidas que restringen los viajes a Cuba tendrán un efecto disuasivo entre los potenciales viajeros, habida cuenta las incertidumbres que crean respecto de posibles sanciones si no se cumplen los protocolos que aún están por ser ordenados por parte de los funcionarios gubernamentales.
Cifras oficiales citan que hasta mayo de 2017 llegaran a Cuba 284 mil 565 estadounidenses, que representan un incremento de un 145 por ciento respecto de igual período del pasado año, lo que evidentemente comprueba la avidez de los norteños de asomarse personalmente al panorama cubano, que durante más de medio siglo fue prohibido. Ahora Trump intenta volver a ocultarlo detrás de un muro de disposiciones virtuales, que amenaza con edificar mediante nuevas burocráticas imposiciones que vulneran aún más los derechos constitucionales de los estadounidenses de viajar a donde les plazca, y todo esto en contra de los propios intereses económicos de las empresas de su país, esas a las que el rubio ejecutivo aseguró durante su campaña electoral que favorecía mediante una serie de medidas pragmáticas.
Las veleidades del señor presidente Donald Trump, podrían costarle hasta 6 mil 600 millones de dólares a la economía estadounidense hasta el año 2021 y afectaría a más de 12 mil 200 puestos trabajos, de acuerdo con un estudio elaborado por la organización estadounidense Engage Cuba, favorable al acercamiento bilateral.
Modificar la reciente expansión de las categorías legales para que los estadounidenses visiten Cuba podría costarle 3 mil 500 millones de dólares a las aerolíneas y cruceros y afectar a 10 mil154 empleos en esas compañías, indica el estudio.
Revocar la autorización para que las empresas de EE.UU. exporten manufacturas a la isla, las compañías energéticas, químicas y tecnológicas que están negociando contratos en Cuba perderían “929 millones de dólares” y unos mil 359 empleos se verían afectados. (TVY) (Con información de EFE, PL y The Hill)(22/06/17)
0 comentarios