Donald Trump: Hostilidad y demagogia en tiempo real
Roberto Pérez Betancourt
Una avalancha de críticas de todos los tamaños y matices, epítetos y afirmaciones rotundas sobre la hostilidad, la estupidez y la demagogia, destacan en los comentarios de analistas y políticos referidos al discurso pronunciado el viernes último por el presidente estadounidense Donald Trump, donde anunció la anulación de la política instrumentada por su antecesor Barack Obama, respecto de Cuba.
El escenario de las diatribas parece haber salido de la máquina del tiempo: Un teatro miamense cuyo nombre rinde culto a un asesino, un público en su mayoría descendiente de la más rancia estirpe del anexionismo, la complicidad con la dictadura Batistiana y la injerencia imperial, disfrazada de mercenarismo vulgar con ropajes ripiados en las arenas de Playa Girón, donde fracasó rotundamente el intento de apoderarse de Cuba en abril de 1961, en virtud de la acción beligerante del pueblo, consciente de sus acciones al respaldar a la Revolución Socialista que por primera vez en la historia lo sentaba en el poder para decidir su propio destino como persona, como ser humano y como nación.
Salta a la vista que las palabras pronunciadas por del rubio mandatario fueron paridas por el maridaje con los actuales cabecillas del anexionismo, el trigueño de apellido Rubio, que ocupa un escaño influyente en el Senado, y el hijo de un viejo batistiano, Mario Díaz-Balart, ocupante de una silla en la Cámara de Representantes del Congreso imperial, empeñados ambos en resucitar la vieja política de hostilidad hacia la Isla donde nacieron sus padres para seguir apretando la soga que estrangula al pueblo cubano a través del bloqueo económico, comercial y financiero, de carácter extraterritorial, que será fortalecido, según anunció el Ejecutivo.
Fue un acto de mutua complacencia, que entrelazó el pago por servicios prestados, el olvido de viejas ofensas mutuas y el “pacto de caballeros”, de ayudarse en las malas y en las malas…
La traducción es simple: Trump recibe aplausos a granel y elogios a viva voz por parte de lo más rancio del exilio anticubano de Miami, que falsamente se presenta como el que le otorgó el triunfo electoral en la Florida, mientras el Rubio de apellido alimenta su propio ego para rescatar el barniz que perdió durante su fallida intención de ser candidato presidencial en 2016.
Por supuesto, las groserías y trapos sucios que mutuamente sacaron a relucir Trump y Rubio en sus recíprocos ataques durante de la campaña electorera se consideran enterrados, superados por el pacto mafioso que implícitamente conlleva a que el Senador defienda al Presidente, trate de desbrozarle el camino ante cualquier intento de enjuiciarlo -entre los variados que ya se han iniciado en la cámara alta-, mientras que el Ejecutivo derrama flores sobre el futuro político de su ahora protegido asesor anticubano, de la mano de “Marito”, el menor, ridículamente intentando ganar un lugar de primera fila en la foto conjunta con el señor presidente, donde se observó un “quítate tú que me toca a mí…”
En realidad las críticas han caído como aguacero de verano sobre el Presidente y su despiste mayúsculo en relación con la historia de Cuba.
De todos los bandos le llueven rayos y centellas para condenar su falta de perspectiva real en materia de política exterior, porque incluso sus propios partidarios republicanos no comprenden cómo puede caber tanta estupidez en una rubia cabeza, intentando darle marcha atrás a la rueda de la historia, incluso en contra de los propios intereses económicos de los empresarios estadounidenses.
En definitiva, ¿que anunció Trump? Según una publicación del sitio digital Granma: Incrementar las restricciones a los viajes de estadounidenses a Cuba al restringir las categorías permitidas para visitar a la Isla con licencia general –sin necesitar un permiso específico del Departamento del Tesoro.
La Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC) confirmó que el presidente instruyó el fin de los viajes pueblo a pueblo individual, que permitían a los estadounidenses viajar a Cuba por su cuenta sin necesitar el auspicio de una organización. Encargó también efectuar revisiones oficiales a los viajeros para determinar si se mantuvieron en los marcos del permiso otorgado.
La medida supone el riesgo de ser sancionados para quienes tienen interés de conocer a Cuba.
Los cambios buscan impedir los negocios de compañías estadounidenses con empresas vinculadas a las Fuerzas Armadas Revolucionarias y los servicios de inteligencia y seguridad, que son de propiedad pública, producen bienes y servicios de alto valor agregado, al tiempo que sus ganancias se revierten en la mejoría de la calidad de vida del pueblo cubano.
Ordenó Trump el recrudecimiento del bloqueo a partir de lo establecido en la ley Helms-Burton de 1996. Estados Unidos se opondrá a cualquier iniciativa internacional que condene esa política de agresión contra Cuba. En la última votación en Naciones Unidas, Washington se abstuvo ante la resolución cubana que llama a poner fin al bloqueo económico, político y comercial.
Deroga la anterior directiva presidencial del presidente Barack Obama del 14 de octubre del 2016. La misma, aunque contenía elementos injerencistas, declaraba al bloqueo como «una carga obsoleta para el pueblo cubano y ha sido un impedimento a los intereses estadounidenses».
¿Qué elementos actuales no abordó Trump y por ende se mantienen en las relaciones entre ambos países?: Las relaciones diplomáticas restablecidas en el 2015 y las embajadas en Washington y en La Habana.
Tampoco serán afectados los viajes familiares y las remesas que envían los cubanos residentes en ese país.
Se mantiene el acuerdo migratorio alcanzado en enero pasado que eliminó la política de pies secos-pies mojados y el Programa de Parole para Profesionales Médicos Cubanos.
Hasta el momento, se mantienen en vigor también las más de dos decenas de memorandos y acuerdos alcanzados entre los dos países en distintas áreas, desde la protección del medio ambiente hasta la cooperación en materia de seguridad.
La directiva política de Trump incluye excepciones para permitir el funcionamiento de los vuelos regulares y los cruceros. Aclara el departamento del Tesoro que los anuncios de Trump no tendrán efecto hasta que se emitan las nuevas regulaciones, lo cual se llevará a cabo «en los próximos meses».
Sobre las palabras ofensivas, diatribas politiqueras, amenazas directas y virtuales emitidas por Trump en medio de sonrisas, gruñidos y alabanzas serviles de sus oyentes en el teatro, solo forman parte de la puesta en escena de su show mediático, acostumbrado él a recibir elogios y refocilarse en su altanera postura de señor de los cielos imperiales.
Lo expresó el obierno cubano en su respuesta clara y contundente: Cualquier estrategia dirigida a cambiar el sistema político, económico y social en Cuba, ya sea la que pretenda lograrlo a través de presiones e imposiciones, o empleando métodos más sutiles, estará condenada al fracaso.
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