La piedra en el zapato
Roberto Pérez Betancourt
Cuando algo nos molesta dentro de un zapato, nos impide avanzar, nos detiene. Así sigue sucediendo con el bloqueo económico, comercial y financiero que Estados Unidos, sus congresistas en particular, se empeñan en mantener contra la opinión de sus propios dirigentes, empresarios y expertos en economía.
Pesan más la tozudez y la ignorancia en relación con Cuba, a pesar que los Medios de Difusión estadounidenses reconocen que la Isla se ha puesto de moda y es visitada a diario por personalidades de la política, las artes, la cultura y el deporte, todas las que alaban el clima, la atmósfera, las aperturas, la disposición, el carisma y otros atributos y posibilidades que brinda nuestro país.
Incluso, algunas disposiciones para contrarrestar el bloqueo, dispuestas por el presidente Barack Obama, siguen frenadas por la burocracia.
De ahí que el dólar todavía no pueda utilizarse por Cuba como medio de pago en el exterior, y en consecuencia la eliminación del 10 por ciento de impuesto sobre el cambio de dólares en nuestro país, anunciada por el presidente Raúl Castro, todavía no se haya podido materializar, con el consecuente perjuicio para los cambistas.
El Departamento del Tesoro parece NO enterarse de lo que sucede con el cambio de política y mentalidad anunciado por Obama, y prosigue multando a entidades financieras y comerciales por sus contactos con Cuba.
Se esperaba más celeridad en suprimir obstáculos, pero la piedra en el zapato del bloqueo persiste un año y medio después de la histórica decisión, anunciada el 17 de diciembre de 2014 por los presidentes Raúl Castro y Barack Obama, de restablecer las relaciones diplomáticas entre los Estados Unidos y Cuba.
Sigue cerrado el mercado estadounidenses a las exportaciones cubanas, a pesar de que su apertura permitiría establecer un verdadero intercambio comercial y operar bajo normas y prácticas más a tono con el comercio internacional, en tanto prosigue negada la autorización a empresas norteamericanas a invertir en Cuba en otros sectores más allá de las telecomunicaciones.
Lo dicho: es menester quitarse de una vez el zapato y sacudirse la piedra del bloqueo, que impide avanzar a Cuba y a los propios Estados Unidos en propósitos de bien común para ambos países y pueblos.
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