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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Fidel, el legado perdurable

Fidel, el legado perdurable

Roberto Pérez Betancourt

El líder histórico de la Revolución, comandante Fidel Castro, tomó la palabra el martes 19 de abril, durante la clausura del séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba. Realizó una inusual corta intervención, lo que fue destacado por las agencias internacionales de noticias, siempre a la caza de lo que diga o haga el hombre cuyas acciones  a lo largo de más de seis décadas  han motivado  titulares en todos los continentes.

 Próximo a cumplir noventa años de edad, Fidel fue portador de un nuevo legado de ideas, sin estridencias, con la simple exposición que brota de la experiencia de haber vivido en circunstancias excepcionales.

  Caracterizó la significación personal de quienes participaron  como delegados en el magno evento partidista y afirmó que el privilegio de ser revolucionario es fruto de la propia conciencia.

  Fidel resaltó ante todo el optimismo que siempre lo ha caracterizado y su fe en las posibilidades del ser humano para salvara a la especie.

  Recordó a Lenin y citó el ultraje que se cometió contra su obra, tras 70 años de revolución,  pero no lo dijo con la pesadumbre de lo consumado y finito, sino desde la esperanza  del renacimiento, cito: “¡Qué lección histórica! Se puede afirmar que no deberán transcurrir otros 70 años para que ocurra otro acontecimiento como la Revolución rusa para que la humanidad tenga otro ejemplo de una grandiosa revolución social que significó un enorme paso en la lucha contra el colonialismo y su inseparable compañero, el imperialismo”, fin de la cita.

  Luego reiteró su alerta a los hombres  sobre  el peligro mayor que hoy se cierne sobre la tierra derivado del poder destructivo del armamento moderno que podría socavar la paz del planeta y hacer imposible la vida humana sobre la superficie terrestre.

  Y más adelante: Ojalá muchos seres humanos nos preocupemos por estas realidades y no sigamos como en los tiempos de Adán y Eva comiendo manzanas prohibidas.

 Y ya casi al final, como quien se dispone a recorrer de nuevo del llano a la Sierra, de la Sierra al mundo, con sus casi noventa abriles en la mochila cargada a la espalda,   se despidió:   Emprenderemos la marcha y perfeccionaremos lo que debamos perfeccionar, con lealtad meridiana y la fuerza unida, como Martí, Maceo y Gómez, en marcha indetenible, dijo Fidel en su legado perdurable.

 

 

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