Tras la esperada Noticia, las cuentas claras
Roberto Pérez Betancourt
La noticia circuló como relámpago en Internet a través de las agencias de prensa, las redes sociales, los correos electrónicos, las webs de todos los colores y tendencias, los blogs personales de todo tipo y hasta en la cola del pan matutino: Ya está la fecha: 20 de julio, siete meses después del histórico anuncio del presidente Barack Obama de comenzar el deshielo con Cuba, se abrirán sendas embajadas en ambos países y se restablecerán oficialmente las relaciones diplomáticas.
Finalmente, el señor John Kerry, secretario de Estado de la nación norteña, se convertirá en el primer personaje de esa investidura en llegar a Cuba después del triunfo revolucionario en enero de 1959, lo que, según este ha declarado, le provoca ilusiones, sabedor de que su nombre entrará en los libros de la historia descongelada.
Sobre el asunto, Raúl y Obama se cursaron cartas y fueron emitidas declaraciones públicas.
La parte cubana dejó bien claro que para el normal desarrollo de las relaciones faltan todavía pasos esenciales que debe dar la Administración de Washington (algunas con la necesaria anuencia de su Congreso bicameral, como es el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero que pesa sobre las familias cubanas), por lo que habrá aun que transitar un largo y complejo período.
En términos prácticos, la nación norteña debe desminar el camino diplomático y honrar la intención de desarrollar relaciones respetuosas y de cooperación entre ambos pueblos y gobiernos, basadas en los principios y propósitos consagrados en la Carta de las Naciones Unidas y el Derecho Internacional, en particular, las Convenciones de Viena sobre Relaciones Diplomáticas y Consulares, como reza la declaración oficial de Cuba.
Para alcanzar la normalización será indispensable también que se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval en Guantánamo, cesen las transmisiones radiales y televisivas hacia Cuba, que son violatorias de las normas internacionales y lesivas a nuestra soberanía, se eliminen los programas dirigidos a promover la subversión y la desestabilización internas, y se compense al pueblo cubano por los daños humanos y económicos provocados por las políticas de los Estados Unidos.
Como se puede apreciar, deben ser cuentas claras, esas que conservan amistades.
0 comentarios