La justicia sigue pendiente
Roberto Pérez Betancourt
Treinta y ocho años después del impacto terrorista que conmocionó al pueblo de Cuba, al saber del sabotaje a la nave de Cubana de Aviación, tras despegar del aeropuerto de Barbados, el seis de octubre de 1976, todavía los familiares de las 73 personas que perecieron siguen padeciendo el dolor que les causó la increíble ausencia de sus seres amados, sin que se haya hecho justicia.
Ni uno solo de los restos humanos pudo ser rescatado. El mar tragó los cadáveres de 57 cubanos, incluidos todos los integrantes de los equipos juveniles de esgrima de Cuba, femenino y masculino, 11 guyaneses, la mayoría estudiantes becarios en la Isla, y cinco funcionarios coreanos.
Luis Posada Carriles, uno de los principales autores del horrendo suceso, y otros criminales de igual calaña, continúan beneficiándose del amparo que les prodiga la Administración estadounidense en complicidad con la mafia terrorista que en el sur de la Florida ha cumplido valiosos encargados para administraciones norteñas.
Desde el inicio mismo de las investigaciones, Posada y Orlando Bosch –fallecido-, surgieron como los principales autores intelectuales de la masacre. Las autoridades norteamericanas conocían los detalles, pero ocultaron información a los tribunales venezolanos que conocieron del caso.
No se trata de una aseveración gratuita, sino basada en documentos de la Agencia Central de Investigaciones (CIA) y el Buró Federal de Investigaciones (FBI) estadounidenses, desclasificados.
Tales revelaciones se añaden al tratamiento privilegiado que el estadounidense brinda a los terroristas que no han pagado por sus crímenes, lo que ha puesto de manifiesto ante la opinión pública mundial la falsedad de la doctrina antiterrorista proclamada por el ex mandatario George W. Bush, quien se amparó en un antiterrorismo de exclusividad para ejecutar guerras de rapiña.
La mano tenebrosa de la CIA estuvo involucrada en el crimen de Barbados.
Hernán Ricardo y Freddy Lugo, dos mercenarios venezolanos que colocaron la bomba en el trayecto de Trinidad-Tobago a Barbados y se bajaron del avión en este punto, volvieron a Trinidad, fueron arrestados y confesaron de inmediato su participación.
Ambos afirmaron que trabajaban para la CIA y mostraron sus credenciales, como testificó el superintendente de la Policía de Barbados ante una comisión investigadora.
Pero esa realidad no debe extrañar a nadie, si tomamos en cuenta los tres mil 478 cubanos que han muerto por las acciones agresivas, incluidas la invasión de Playa Girón y todos los actos terroristas que ha sufrido Cuba originados en Estados Unidos.
El Consejo de Estado de Cuba estableció el seis de octubre como Día de las Víctimas del Terrorismo de Estado, en perenne recordación de las causadas por el Crimen de Barbados.
¿Hasta cuándo madres cubanas tendrán que seguir recibiendo noticias del asesinato de sus hijos a manos de servidores de la política imperial? Es una pregunta que 38 años después sigue esperando por respuestas creíbles.
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