Nueva dinámica con Ley de Inversión Extranjera
Roberto Pérez Betancourt
Una etapa más dinámica y prometedora se abre para el país con la reciente entrada en vigor de la Ley 118 de Inversión Extranjera, publicada en la Gaceta Oficial, mediante la cual se institucionalizan formalmente las disposiciones del Parlamento Cubano, en marzo de este año, con el objetivo supremo de crear condiciones realistas para propiciar el necesario desarrollo económico.
Políticos y economistas coinciden que en las condiciones contemporáneas y bajo el acoso del prolongado bloqueo (embargo) económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a las familias cubanas, la Ley de Inversión extranjera establece una plataforma legal muy atractiva para los capitales foráneos en busca de negocios.
Materiales básicos y capital humano altamente calificado, dispuesto a emplearse bajo condiciones atractivas, son ingredientes indispensables para el éxito de cualquier actividad económica que invierta en tecnología, mercados y fondos monetarios de financiamiento, en condiciones mutuamente ventajosas para los inversionistas y para Cuba.
Para Matanzas, la Ley de inversión extranjera igualmente expande las posibilidades de su geografía, en particular en los campos energéticos, turísticos y agropecuarios, habida cuenta la existencia de espacios vírgenes para esas actividades, y la experiencia que acumulan los matanceros en tales empresas, lo que se asienta en la estrategia nacional de consolidar el proyecto social socialista, próspero y sostenible.
En realidad, todos los sectores están abiertos al capital extranjero, excepto los servicios de salud, educación y de las instituciones armadas, salvo en sus sistemas empresariales.
Destaca entre las bases del documento, las garantías legales y la seguridad jurídica para el capital de los inversionistas, la protección y el uso racional de los recursos humanos y naturales y del respeto a la soberanía e independencia nacionales.
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