Renovada hostilidad imperial no mella el filo de la independencia de Cuba
Roberto Pérez Betancourt
Cuando el presidente norteamericano Barack Obama renueva la política de hostilidad hacia Cuba al extender por decimosexta ocasión la declaración de emergencia contra la Isla, lejos de menguar, la vocación independentista de los cubanos se afianza, precisamente en el aniversario 117 del Grito que en 1895 recorrió el país llamando a empuñar las armas para expulsar al colonialismo español.
Agencias de prensa difunden este viernes que Obama envió una carta a los presidentes de la Cámara de Representantes y del Senado, informando la renovación de la medida "para que continúe en vigor más allá del primero de marzo de 2012", aunque se abstiene de fijar la fecha en que expirará esa decisión ejecutiva.
Analistas recuerdan que EE.UU. se reserva el derecho de ejecutar una respuesta militar contra Cuba, basándose en su parcial apreciación de los sucesos del 24 de febrero de 1996, cuando en cielo cubano, y en legítimo derecho de defensa del territorio nacional, fueron derribadas dos avionetas que sistemáticamente venían infringiendo la ley con actos de provocación.
Desde entonces, los usufructuarios de la industria de la contrarrevolución en Estados Unidos iniciaron el cacareo que periódicamente reavivan por esta fecha, lanzando todo tipo de amenazas, incluido el redoble de tambores de la guerra, intentando amedrentar a los cubanos, olvidando que más de medio siglo de resistencia ante los embates imperiales ha fortalecido la decisión inquebrantable de no ceder ni un ápice en la soberanía que los cubanos finalmente conquistaron el primero de enero de 1959, cuando expulsaron a la última dictadura que respondía a los intereses imperiales en la Isla.
Los referidos vuelos de las avionetas formaban parte de la orquestación beligerante contra las familias cubanas, y el gobierno de la Isla había reiterado a la administración del entonces mandatario William Clinton (1993-2001) la necesidad de que impidiera la violación del espacio aéreo cubano por parte de los terroristas, que se hospedaban en el sur de la Florida, y que todavía hoy continúan allí , gozando de impunidad, a pesar del largo historial de crímenes pendientes que las autoridades estadounidenses conocen y toleran. Luego del ejercicio soberano de la Isla, la respuesta de Clinton el 1 de marzo de 1996, fue declarar una emergencia para "poder hacer frente a la amenaza que traía el deterioro de las relaciones internacionales con Cuba".
Doce días más tarde, el exmandatario rubricó la Ley Helms-Burton, proyecto legislativo que internacionalizó el bloqueo contra la isla, niega créditos y ayuda financiera a países y organizaciones que favorezcan o promuevan la cooperación con Cuba y que dificulta la inversión extranjera en la isla. El 26 de febrero de 2004 Washington extendió el estado de emergencia para negar cualquier apoyo económico y material a la isla caribeña.
La guerra real de Estados Unidos contra Cuba se ha expresado a lo largo de más de cinco decenios a través de hechos documentados, que incluyen el bloqueo de carácter extraterritorial, las agresiones directas, el amparo a los grupos terroristas que operan desde territorio estadounidense, las transmisiones radiales y televisivas contra la Isla, las arbitrarias decisiones de carácter financiero mediante las cuales sancionan a quienes desde otro país sostienen relaciones con la banca cubana, la introducción de plagas y enfermedades en perjuicio de la salud y de la economía, poniendo en riesgo la sanidad internacional, el fomento de grupos disidentes dentro de Cuba a través de un programa que paga y abastece a los elementos que se prestan para acciones desestabilizadoras y que no hallan empatía entre la población, porque en su inmensa mayoría los cubanos respaldan y defienden activamente las conquistas económicas, políticas y sociales de una revolución heredera de las más justas causas que a lo largo de la historia han defendido generaciones de patriotas.
Ni campañitas mediáticas, ni invocaciones apocalípticas, ni rasgaduras de vestidos, ni histerismos inducidos, ni orquestación de mentiras, ni amenazas a través de correos electrónicos y otros mensajes infiltrados en blogs y en libelos que circulan en Internet, ni aullidos de lobas feroces, ni plañideros shows justificativos de los dólares con los que el imperio paga a sus servidores podrán mellar el filo de la decisión inquebrantable de independencia de los cubanos, renovada y activa en este aniversario 117 de la hombrada que en Matanzas tuvo al periodista y patriota Juan Gualberto Gómez, abanderado del levantamiento, por orden de quien seguimos venerando como Apóstol de la Independencia, nuestro querido José Martí y Pérez.
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