Cuba, a 50 años del triunfo de la Revolución
Cuba, medio siglo de agresiones y de victorias
Roberto Pérez Betancourt
Haber resistido agresiones de todo tipo y mantener tremolantes las banderas de lucha por la plena justicia social, es parte del meritorio saldo del pueblo cubano en los 50 años que en breve se cumplirán, desde el primero de enero de 1959 cuando triunfó la Revolución frente a la tiranía proimperialista.
Prácticamente desde los días iniciales de la victoria con las armas frente a las huestes que defendían los intereses oligárquicos y foráneos, la nación antillana ha tenido que enfrentar la hostilidad de 10 administraciones norteamericanas las cuales ensayaron todo tipo de métodos ilegales para doblegar la voluntad de los cubanos sin conseguir sus propósitos.
Los grupos contrarrevolucionarios creados, financiados y dirigidos por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana, han realizado numerosos actos terroristas con saldo de valiosas vidas y cuantiosos recursos económicos.
Pruebas irrefutables demuestran que en los primeros 42 años a partir del triunfo revolucionario, tres mil 478 cubanos perecieron como consecuencia de acciones terroristas originadas en EE.UU., incluidas la invasión mercenaria de Playa Girón.
Luís Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila, dos de los principales criminales que han servido a la CIA, autores intelectuales ambos del sabotaje a una nave de Cubana de Aviación en 1976, que costó al vida a 73 personas civiles, se burlan de la ley y se pasean en Miami protegidos por el gobierno estadounidense, al igual que otros de su propia calaña.
A principios de los 90 del siglo anterior, alentadas por el derrumbe del campo socialista, los referidos grupos intensificaron acciones violentas contra el pueblo de Cuba y sus dirigentes, desde territorio de los EE.UU. y otras bases de operaciones en Centroamérica.
Las agresiones criminales contra la Isla no han cesado
Solo en el período comprendido entre 1990 y el 2000 existen más de 70 hechos documentados, entre los que se incluyen atentados con bombas y otros explosivos, secuestros de aeronaves, ametrallamientos e infiltración de mercenarios con el propósito de realizar sabotajes y asesinatos.
A pesar de haber autoproclamado una cruzada contra el terrorismo a escala mundial, las máximas autoridades estadounidenses han evidenciado claramente su doble moral al proteger a quienes actúan contra el pueblo cubano.
El brutal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto desde los inicios del gobierno revolucionario, fue endurecido posteriormente mediante leyes de alcance extraterritorial, como las Torricelli, de 1992, y la Helms – Burton, de 1996.
Esas arbitrariedades fueron dirigidas a impedir las relaciones con entidades norteamericanas, sus filiales en terceros países y entidades de otras naciones y llevaron esta guerra económica a los planos extraterritoriales.
Más del 70 por ciento de los cubanos nació y ha vivido bajo los efectos del bloqueo que ha provocado en casi 50 años pérdidas económicas directas a la Isla caribeña por más de 93 mil millones de dólares, equivalentes a unos 224 mil millones de dólares al cambio actual del devaluado billete verde, como denunció en la ONU el canciller Felipe Pérez Roque.
Se trata de un acto de genocidio de acuerdo con la Convención de Ginebra para la Prevención y la Sanción de ese tipo de delito. Constituye, por tanto, una violación del derecho internacional y es acción de guerra económica al no existir norma alguna que justifique ese tipo de cerco a un país en tiempo de paz.
Los últimos ocho años bajo la administración de George W. Bush, se caracterizaron por la instrumentación de medidas aún más severas contra las familias cubanas, al restringir al máximo el derecho de los cubanos residentes en Estados Unidos para viajar a la Isla y enviar remesas de ayuda monetaria.
En ese contexto, también fueron aprobadas cifras multimillonarias para financiar el llamado Plan Bush, claro programa injerencista que designó a funcionarios estadounidenses para comandar la desestabilización abierta del gobierno de La Habana.
No ha existido ningún otro país que en el mundo haya soportado durante tanto tiempo el asedio multilateral de la nación más poderosa, sin claudicar en sus principios. (AIN)
(16/12/08).
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