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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Cubanos, de pie y combatiendo

Cubanos, de pie y combatiendo

     Roberto Pérez Betancourt

           

 Cientos de miles de personas perdieron sus hogares. Los cubanos  afrontan esta realidad de pie y combatiendo.  No hay tiempo para lamentaciones. La destrucción causada por los huracanes Gustav e Ike abarca prácticamente a todo el archipiélago.

La activa participación de los propios damnificados se suma al  apoyo que brindan integrantes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias  y cooperantes provenientes de zonas menos dañadas por los meteoros,  con la sincera voluntad del hermano que acude a socorrer a su  familia, como los 700 campesinos de las provincias centrales y  orientales llegados a Pinar del Río para ayudar a levantar cientos  de casas de curar tabaco derribadas por la fuerza de los vientos.

 También participan brigadistas de diversas regiones del mundo  (Latinoamérica, Caribe, África y Europa). Acuden con vocación  solidaria, uniendo el verbo consolar con acciones prácticas para  ayudar a reparar y reconstruir.

 La coyuntura es aprovechada por los enemigos de la Revolución.

 Desde EE.UU. las emisoras pagadas por Washington prosiguen el  bombardeo de noticias mentirosas y rumores tendenciosos, dirigidos a  confundir y sembrar la división y el desasosiego entre los cientos   de miles de personas que perdieron todos sus bienes materiales.

  Con la desvergüenza que caracteriza a un gobierno que en su   propio país aún desatiende a decenas de miles de damnificados de  tres huracanes, la administración Bush sigue utilizando a sus  mercenarios asalariados dentro de Cuba con similar intención  oportunista de difundir rumores falsos e intentar otras acciones  desestabilizadoras.

  Son intentos inútiles, otros más en la lista larga de fracasos de  la política anticubana que abarca casi 50 años de criminal bloqueo  económico, comercial y financiero.

  Tales propósitos se estrellan frente a la plena convicción del   pueblo de que nadie quedará abandonado, porque no se trata de mera  consigna, sino es certeza sustentada en medio siglo de atención y  plena justicia social.

  Esta realidad alimenta la esperanza de resarcir los daños y reconstruir hogares, aunque los propios damnificados conocen que la  enorme magnitud de las pérdidas imposibilita resolver de inmediato  todos los problemas.

  Las máximas autoridades cubanas han reiterado esa política de  protección. También alertan que no tolerarán abusos ni  acaparamientos con intenciones de lucro a quienes pretendan    aprovechar la coyuntura de objetiva escasez alimentaria, provocada  por las pérdidas de cosechas en todas las provincias dañadas por los  huracanes.

   En ese sentido se aplica mano firme y justa contra los  especuladores. Se norman precios en los mercados, se sanciona a los  infractores y se adoptan decisiones operativas encaminadas a  garantizar el abastecimiento de bienes básicos de consumo en las  zonas que todo lo perdieron.

  La activa participación popular contribuye decisivamente al éxito  de tales disposiciones, porque se comprende el espíritu de justicia  que las anima.

  La reconstrucción no será tarea de una semana o un mes. Se han  calculado más de cinco mil millones de dólares en daños generales,  entre ellos, las cosechas agrícolas, además de 67 mil viviendas   totalmente destruidas.

  Esta situación, constatada in situ, también incluye la certeza de  que los materiales disponibles fluyen hacia los necesitados, al  igual que las contribuciones que envían países, organizaciones  internacionales y pueblos hermanos con la garantía de la supervisión             estatal estricta para que así ocurra hasta restañar todas las  heridas abiertas por los huracanes.

 A propósito, la organización de Naciones Unidas acaba de  reconocer, luego de evaluar resultados, que la probabilidad de  perecer víctima de huracanes en Estados Unidos es 15 veces superior  a la de Cuba. ¿Lo sabrán los estadounidenses? Sería bueno que se             enteraran de esta y de muchas más verdades.

  El que tenga dudas que les pregunte a las víctimas del Katrina,  que en EE.UU. siguen sufriendo las calamidades que dejó el ciclón y más, porque perdieron también hasta las esperanzas.

  En Cuba, damnificados y cooperantes, el pueblo trabajador y  consciente, está de pie y combatiendo con la certeza de que seguirá venciendo a los enemigos y a las adversidades meteorológicas (AIN) (09/10/08).

 

                          

                              

 

 

 

 

                   

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