Corea EE: UU: deshojando la margarita en clima hostil
Roberto Pérez Betancourt
Luego de un impase que prendió la alarma de frustración en el promocionado acercamiento entre Corea del Norte y Corea del Sur, con el patrocinio de EE.UU., una vez más se renuevan esperanzas, mientras se deshoja la margarita en clima hostil, esperando la fecha anunciada para el encuentro entre Donald Trump, presidente de la nación norteña, y el líder norcoreano Kim Jong-un.
¿Llegará a su fin el conflicto que durante 65 años ha mantenido a ambas naciones coreanas en el filo del guerra caliente, desde que en 1953 firmaron un armisticio que puso una pausa en el fuego cruzado?
Sigo pensando que es prematuro echar a repique las campanas.
Cuando todo apuntaba a que el calendario trazado para las conversaciones transcurriría en un ambiente en el que la República Popular Democrática de Corea había anunciado el cese de las pruebas nucleares y el desmantelamiento de sus instalaciones, el impredecible Donald Trump elevó las exigencias y volvió a negar la posibilidad de acudir a la cita de junio, mientras retomaba el lenguaje de la guerra. Fue un baño de agua helada sobre las buenas intenciones aplaudidas en todas las latitudes del planeta.
La base principal del entendimiento difundido apunta a establecer un compromiso de trabajo que conduzca a "completa desnuclearización" de la península coreana, lo que es de interés no solo para los vecinos de esa área geográfica, sino para la humanidad toda.
Las agencias noticiosas en estos días vuelven a retomar el asunto, a pesar del tira y encoge del presidente de Trump, y anuncian que se mantienen los preparativos oficiales para su reunión con el líder de la República Popular Democrática de Corea (RPDC), planeada en un inicio para el 12 de junio en Singapur.
Al respecto, «Una delegación estadounidense sostiene conversaciones con funcionarios norcoreanos en Panmunjom», dijo Heather Nauert, portavoz del Departamento de Estado, en un comunicado. «Seguimos preparando la reunión entre el presidente (Donald Trump) y el líder norcoreano Kim Jong-un».
El sábado último se reunieron finalmente Kim Jong-un y el presidente surcoreano Moon Jae-in en la zona desmilitarizada de Panmunjon, en intento por salvar la cumbre del 12 de junio, luego de que Trump anunciara su cancelación la semana anterior.
¿Y qué dijo en Washington el todopoderoso y rubio multimillonario que usufructúa el trono imperial? «Todavía mantenemos el 12 de junio en Singapur, eso no ha cambiado», expresó a periodistas en la noche del propio sábado pese a las idas y vueltas de los últimos días. «Hay mucha buena voluntad», añadió, citado por la agencia alemana de prensa DPA.
Pero no se puede desconocer el contexto de actualidad que incluye a China, nación que acaba de anunciar el refuerzo de la capacidad defensiva de los comandos aéreos y navales para contrarrestar las continuas incursiones en su espacio marítimo de buques militares de Estados Unidos, lo cual rechaza y considera una provocación. Es decir, mientras Trump accede de palabra a retomar la intención del diálogo con Corea del Norte, prosigue su escalada belicista para provocar a China y a la propia Corea, desconociendo las palabras del Ministerio de Defensa Nacional del gigante asiático, cuando asegura la intención de aumentar con firmeza su preparación para el combate con el objetivo de salvaguardar la soberanía y seguridad nacionales, así como mantener la paz y estabilidad en la región.
¿Y qué motiva esa reacción? Está claro, el domingo último dos buques estadounidenses incursionaron en las aguas jurisdiccionales frente a las sureñas islas Xisha, una operación que las autoridades de Beijing calificaron de violatoria de las leyes chinas y las internacionales, desatacan despachos de prensa procedentes de esa región.
La Armada nacional china desplegó de inmediato buques y aviones para identificarlos, hacerles una advertencia y expulsarlos. Dicho acto -acotó el Ministerio- también daña la confianza estratégica mutua entre los ejércitos de los dos países y socava la paz, la seguridad y el buen orden del espacio marítimo. De igual manera, la Cancillería expresó profunda insatisfacción por la insistencia de los navíos norteamericanos de traspasar sin permiso las aguas del gigante asiático.
Ambos despachos recordaron que las islas Xisha son territorios inherentes de China y la línea de referencia del mar circundante se estableció en 1996 conforme a las leyes elaboradas para esos temas.
En marzo pasado, Beijing advirtió a Washington sobre las serias consecuencias de incursionar en su área marítima, al expresar oposición a esas actividades y alertar que la obliga a mejorar la capacidad defensiva.
Ante la continuidad de esas actividades, el Ejército Popular de Liberación realizó en las últimas semanas intensos entrenamientos militares por aire, mar y tierra bajo condiciones reales de combate para afinar la preparación de esas tropas, precisa un cable de Prensa Latina.
Como se puede observar, el clima no es nada primaveral en el contexto asiático. Mientras Trump deshoja la margarita de sus buenas o malas intenciones, el mundo tendrá que seguir esperando, pues la vocación de caminar sobre el filo de la navaja nuclear se trasparenta en cada declaración y orden contradictorias del rubio presidente.
0 comentarios