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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

EL CUENTO DE LA BUENA PIPA, O ¿QUIÉN TE LO VA A CREER?

EL  CUENTO  DE  LA  BUENA  PIPA, O  ¿QUIÉN  TE  LO  VA  A  CREER?   Pie de foto: ¿Alguien puede decirme si el apellido de Pinocho era Bush?   

Por Roberto Pérez Betancourt

 

Si no fuera un asunto tan serio sería como para desternillarse de risa.

 

Serio porque los cientos de miles de cadáveres de civiles iraquíes inspiran, al menos, respeto para quienes se fueron de este mundo no por la puerta natural, sino por el abominable túnel negro que les abrieron las bombas y los ametrallamientos de los invasores, sin reparar en niños, mujeres y ancianos.

 

Ha sido – sigue siendo-- un 11 de septiembre iraquí multiplicado hasta el infinito, sin que los despedazados se enterasen siquiera por qué les sucedió.

 

El presidente norteamericano George W.Bush sí conoce el dato referencial y el nombre símbolo que le sirvió para orquestar su gigantesca campaña propagandística a fin de que el pueblo estadounidense, tan crédulo, lo respaldara en los inicios en la gran aventura de masacrar a una nación entera: Bin Laden se llama el personaje malévolo, ex socio de los propios Bush en negocios multimillonarios, cabeza escogida para centrar el ataque vengativo contra Afganistán y ahora, por arte de prestidigitación, resucitado, nada menos que en Iraq, donde lo ubica míster Been; perdón, míster Bush, al echar mano de los recurrentes y siempre bienvenidos “datos secretos desclasificados”, a fin de  que una vez más el crédulo pueblo norteamericano se trague la píldora que le han preparado.

 

 He aquí la noticia que publica el diario español El País y que aparece en numerosos medios de difusión del globo terráqueo:

 

ELPAIS.com - Bush asegura que Bin Laden intenta convertir Irak en su base terrorista – Internacional.

ANTONIO CAÑO - Washington - 24/05/2007  

Alentado por la renuncia del Partido Demócrata a establecer una fecha para la

retirada de Irak, el presidente estadounidense, George Bush, salió enérgicamente

en defensa de la guerra con información desclasificada de los servicios de

inteligencia que parecen demostrar que el propio Osama Bin Laden ha tratado de

convertir Irak en una base desde la que preparar atentados terroristas contra EE.

UU. y otros países.

 

Es una entrada informativa digna de figurar en un manual explicativo sobre cómo se conforma la opinión pública a través de medios de difusión masiva que difunden noticias fabricadas en casa, utilizando ingredientes avalados por la propaganda pretérita. Pero…

El gran Pero es la falta de credibilidad del mandatario norteamericano.

 

El propio diario El País lo recuerda  cuando dice:

 “Toda esta información desclasificada, de ser cierta -el reparo no es gratuito

considerando el valor de otros datos facilitados por la Administración para

justificar la guerra de Irak- viene simplemente a confirmar que Bush no está

dispuesto a dar un solo paso atrás en Irak.

“Visto que los demócratas se han confesado impotentes para torcer esa voluntad,

sólo cabe esperarse una profundización del conflicto.”

 

Es de admirar la ecuanimidad del redactor para no decir a las claras que si algo ha conquistado el usufructuario actual de la Casa Blanca es un bien merecido mote de Mentiroso contumaz y repetitivo.

Mintió a sabiendas cuando defendió “con datos de inteligencia” que Iraq tenía armas de destrucción masiva a fin de justificar la invasión.

Mintió a sabiendas cuando dijo que los invasores habían ganado la guerra contra Iraq, solo seis meses después de haber desatado el conflicto, disfrazado Bush mismo de triunfante marine de tebeos, encaramado sobre una nave de guerra.

Mintió a sabiendas cuando ignoró que el Bin Laden americano (Luis Posada Carriles) había entrado en territorio norteamericano, y siguió mintiendo durante los más de dos años que ese terrorista confeso de haber hecho estallar un avión cubano, donde perecieron 73 personas en pleno vuelo, lleva en ese país, descaradamente amparado por las maniobras leguleyas de su protector, ejecutivo actual del viejo clan de los Bush, y otros gobiernos para los  que Posada sirvió repetidamente por 30 años, desde la Agencia Central de Inteligencia, como asalariado, y en otros menesteres a manera de “colaborador free lance”.

Ocuparía demasiado espacio enumerar las incontables mentiras públicas de este usurpador de la presidencia  norteamericana (es secreto a voces que dos veces se sentó en la Casa Blanca gracias a recurrentes fraudes electorales), a quien la opinión pública ha catalogado como “el peor de todos” los padecidos por la nación más poderosa de la Tierra.

Volvamos a la noticia originaria:

Bush desea ganar la guerra en Iraq cueste lo que cueste. Pero no sabe cómo. Cada día aviones norteamericanos  retornan  a su país a un creciente número de soldados invasores en forma horizontal, guarnecidos dentro de un ataúd. Eso es malo para la imagen del partido Republicano. Es malo para el presidente y es peor para los fundamentalistas que lo sentaron en la Casa Blanca con la ayuda de la mafia cubano-americana activa en el sur de la Florida.

Los demócratas, domines relativos del Congreso, no pueden con el veto de Bush y al mismo tiempo afrontar los efectos de una oposición sostenida a otorgar fondos para la guerra, donde más de 150 mil muchachos que portan la bandera de las barras y las estrellas están implicados. De hacerlo, se jugarían una carta peligrosa en las elecciones presidenciales y legislativas de noviembre de 2008. Ellos lo saben. Bush también.

Por eso se llegó a un acuerdo, que será  votado antes del fin de semana en ambas cámaras del Congreso. Prevé cerca de 100 mil  millones de dólares [unos 74 mil  millones de euros] para Irak y Afganistán, sólo relativamente condicionados a que el Gobierno iraquí (¿) tome una serie de medidas destinadas a la reconciliación nacional.

El presidente Bush está obligado, según el acuerdo, a informar en julio y

septiembre al Congreso sobre el cumplimiento de esas condiciones por parte de

las autoridades iraquíes, pero en último caso sólo el presidente puede tomar la

decisión de suspender la ayuda a Irak, haga lo que haga el Gobierno de ese país.

(¿Habrá alguien que realmente crea que el “gobierno iraquí” pueda tomar alguna decisión al margen de la voluntad de Washington?). En un discurso el miércoles 23 de mayo en la Academia de Guardacostas de Estados Unidos, Bush

aludió a esas condiciones impuestas a las autoridades de Bagdad y advirtió que

"el pueblo iraquí tiene que sentir que su Gobierno está tomando medidas para

unir el país". Pero el grueso de su intervención estuvo dedicado a defender su

actual estrategia en Irak.

Bush aseguró, apoyándose en datos de los servicios secretos, que la guerra

contra el terrorismo y contra Al Qaeda pasa actualmente por una victoria en

Irak. "Una victoria en Irak es importante para Bin Laden, para Estados Unidos es

vital", dijo.

(¡Bienvenido Bin Laden al Partido Republicano y al fundamentalismo de derecha!

A seguidas el Buchito dejó escapar los datos, como quien no quiere las cosas, como en una especie de “periodismo interpretativo”, así como quien dice: “¡Saque usted sus propias conclusiones!”,  y los periodistas escribieron:

“De acuerdo con esas informaciones, oportunamente desclasificadas ahora, Bin

Laden hizo varios intentos a partir de 2005 de incrementar su presencia en Irak

y establecer allí una base operativa desde la que actuar en el resto del mundo,

particularmente contra intereses norteamericanos. Esos intentos se vieron

frustrados en su momento, según los datos aportados por la Casa Blanca, porque

Estados Unidos detuvo o mató a los activistas elegidos por Bin Laden para poner

en marcha esa infraestructura.”

(Imposible dejar de observa la sagacidad del Ejecutivo que implícitamente parece recordar: “Yo tenía razón: ¡El lobo venía, venía el lobo!”)

Y sigue diciendo la nota objetiva de El País:

El último militante de Al Qaeda designado para la misión en Irak, de acuerdo con

la información facilitada ayer en Washington, fue Abd al Hadi al Iraqi, un

antiguo jefe militar en Afganistán y estrecho colaborador de Bin Laden, que

nunca llegó siquiera a pisar Irak porque fue detenido a finales del año pasado

en Pakistán y trasladado recientemente a Guantánamo.

Antes de él, Bin Laden había discutido en 2005 sobre la creación de una base

terrorista en Irak con el jordano Musab al Zarqawi, que ya estaba entonces en

aquel país combatiendo a las tropas norteamericanas. Según la información

desclasificada, Zarqawi había llegado a transmitir a Bin Laden algunos progresos

en los planes discutidos.

Como parte de esos planes, siempre según la misma fuente, Bin Laden ordenó el

traslado a Irak de unos de sus principales lugartenientes, Hamza Rabia, con

instrucciones más precisas para Zarqawi. Otro destacado miembro de Al Qaeda, Abu

Faraj al Libi, llegó a sostener en algunas reuniones a las que aparentemente han

tenido acceso espías norteamericanos que si la operación de Rabia y Zarqawi

tenía éxito, Irak pasaría a convertirse en la principal base de operaciones de

Al Qaeda. Pero Abu Faraj fue capturado en mayo de 2005 y trasladado a una cárcel

secreta de la CIA, Rabia fue asesinado en Pakistán en diciembre de ese mismo año

y Zarqawi murió en un enfrentamiento con soldados norteamericanos en Irak en

junio de 2006.

(Si se fijan, entre líneas se desliza aquello siempre oportuno de “según la misma fuente” ¿Cuál fuente? ¿El presidente Bush? ¿Los papeles desclasificados? ¿La Inteligencia norteamericana?... ¿Y quién los va a creer?

Reitero la coletilla de El País:

“Toda esta información desclasificada, de ser cierta -el reparo no es gratuito

considerando el valor de otros datos facilitados por la Administración para

justificar la guerra de Irak- viene simplemente a confirmar que Bush no está

dispuesto a dar un solo paso atrás en Irak.

Visto que los demócratas se han confesado impotentes para torcer esa voluntad,

sólo cabe esperarse una profundización del conflicto”.

Como podemos apreciar, la recurrencia comodona al Bin Laden, tipo coco asusta niños,

es algo así como el cuento de la buena pipa. ¿Se acuerdan? Aquel que nunca termina, porque cuando el cuentista pregunta: “¿Quieres que te haga el cuento de la buena pipa? Y el que escucha responde: “¿Qué cuento es ese?”, el cuentista vuelve: “ Yo no te digo qué cuento es ese, sino te pregunto: ¿Quieres que te haga el cuento de la buena pipa?” Y así, hasta el infinito...

El cuentista Bush ya gastó el recurso. El Lobo no viene, y si algún día realmente llega, nadie lo habrá creído. La noticia buena es que el ocho de noviembre de 2008 se aproxima a pasos agigantados y los electores norteamericanos, a pesar de la ingenuidad que los caracterizan, saben contar ataúdes.

  

2 comentarios

Desde mi trinchera -

Yo tambi{en quiero opionar aqu{i para decir que este trabajo est{a muy informativo, acertado y que hace falta que se hagan denuncias igual que esta en Blogia que tanto se ve. Felicitaciones y seguimos en la misma trinchera de combate contra el lado oscuro de la humanidad

un observador -

Bravo por este trabajo lo comparto todo.