EE.UU. Elecciones 2020: ¿Quién contra Trump?
Roberto Pérez Betancourt
Comenzó el “Derby” político en el Partido Demócrata de Estados Unidos, en busca del aspirante a candidato que llegue a la Convención nacional con más votos compromisarios, y sea elegido para enfrentar al casi “todopoderoso” republicano Donald Trump en los comicios presidenciales, el 3 de noviembre de este año.
¿Quién será ese “pura sangre” capaz de aceptar el reto del multimillonario soberbio -- reo recién absuelto en el tercer impeachment a que es sometido un mandatario estadounidense-- quien, sin esperar a saber el nombre de su rival, ya se pavonea autoproclamándose desde ahora ganador renovado por otros cuatro años en la “Silla de Dios”
A pesar de esa seguridad que muestra el rubio despeinado, la gran pregunta sigue siendo la misma entre politólogos, analistas, simples periodistas y ciudadanos todos del norteño país, y de aquellos otros que padecen, de una u otra forma, la influencia sociopolítica y económica de la sede imperial y de las malandrinadas del señor que usufructúa la Casa Blanca: ¿Quién ganará la nominación entre la que sigue siendo larga lista de aspirantes?
Hace apenas unos días todo parecía indicar, según encuestas responsables, que el ex vicepresidente Joe Biden encabezaba la popularidad de los electores demócratas para ser el contrincante de Trump.
Pero a partir del inicio de las primarias, el tres de febrero, en el caucus de Iowa, las encuestas han variado su tendencia en el Partido Demócrata, porque en el Republicano el actual mandatario acapara más del 90 por ciento de apoyo y nadie pone en dudas que él volverá a representar a los Elefantes.
De acuerdo con los reportes oficiales, Bernie Sanders, de 78 años de edad y sobreviviente de un infarto, quedó segundo en Iowa, por estrecho margen frente al joven exalcalde de allí, Pete Buttigieg y se proyecta favorito para las inmediatas confrontaciones estaduales.
Supermartes traerá a “Súper Bloomerg” al ruedo
Pero en realidad nada de eso es importante, pues la vista de todos está puesta en el llamado supermartes del 3 de marzo, fecha escogida para celebrar las primarias en 15 estados de la Unión Americana, incluido California, que entrega 415 votos compromisarios.
Esa fecha, además, marca la incorporación a la puja electorera del multimillonario Michael Bloomberg, quien ha renunciado a concurrir en los primeros cuatro estados, dirigiendo su gran bagaje publicitario –implica millones de dólares— a convencer a los votantes para que elijan a quienes lo respaldarán a él como el candidato con mayores posibilidades de arrebatarle la silla a los Elefantes.
Recuerdan los observadores que ya Bloomberg ha invertido más dinero que todos los demócratas y el propio Trump juntos. Señal redundante de que es los comicios de esta “democracia representativa” lo que importa es el “ca$h”.
Un reciente sondeo nacional de opinión de Real Clear Politics, afirma que la intención de votos hoy en el Partido Demócrata favorece 23 por ciento a Bernie Sanders, 19 a Biden, 14 a Bloomerg, 12 a Elizabeth Warren, 10 a Buttigieg, 4 a Klobuchar y el resto a otros… Ya Buttigieg cuenta con 22 delgados, Sanders con 21y Warren suma 8, según los resultados recientes.
Bernie, el “socialista”, gana en simpatías de ancianos y jóvenes
Dejemos a Bloomberg para atender lo que está sucediendo con el aspirante Bernie Sanders, autoproclamado “socialista demócrata”, capaz de criticar ácidamente al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela, al mismo tiempo que aboga por implantar en Estados Unidos algunas de las más extremas decisiones de justicia social que el propio Presidente de la nación Bolivariana defiende. ¿Contradicción o estrategia electorera del viejo Sanders?
Obviamente, a pesar de su declarada vocación izquierdista moderada, el candidato que perdió la puja frente a Hilary Clinton en los anteriores comicios sabe que a la piscina electorera de su país no se puede lanzar de cabeza, tiene que cuidar formas, modales y moderar la mano izquierda…
A pesar de haber rechazado aportes económicos a su campaña por parte de diversas empresas, en clara intención de hacer público la evitación a contraer compromisos que implicarían otorgar beneficios a sus donantes, Sanders ha recaudado alrededor de 121 millones de dólares mediante aportes individuales de menos de 200 dólares, lo que habla de las bases sociales que está reuniendo, indican analistas.
“Hemos tenido más éxito en cambiar ideológicamente al partido de lo que yo hubiera soñado que era posible”, dijo Sanders en una entrevista con la revista GQ en enero de 2019, un mes antes de anunciar su candidatura.
La hoja de vida de Sanders nos recuerda que nació el 8 de septiembre de 1941 en Brooklyn, Nueva York, en una familia de inmigrantes judíos llegados desde Polonia. Estudió en el Brooklyn College y luego en la universidad de Chicago, donde se convirtió en activista por los derechos civiles. En 1963 asistió a la multitudinaria marcha de Washington donde Martin Luther King Jr pronunció su discurso “Tengo un sueño”. Después de graduarse, partió a vivir a un kibutz en Israel y luego se estableció en Vermont, donde trabajó como carpintero y cineasta. En 1981 fue elegido alcalde y en 1990 entró a la Cámara de Representantes como independiente. Allí estuvo hasta 2006 cuando postuló al Senado, donde ha ejercido desde entonces.
La gran preocupación de la alta dirección del Partido Demócrata se centra en que Trump descalifica a Sanders llamándolo “loco comunista”, pero es innegable que representa algo nuevo para millones de desencantados electores, que no confían en el tradicional juego tipo cachumbambé electorero: “más de lo mismo”, según afirman numerosos votantes de ascendencia inmigrante y de sectores de clase media y baja, representantes de una era “anti-establishment”, atendiendo a la clasificación habitual de los sociólogos de ese país.
Realidades dentro de las variables posibles
En cuanto a Joe Biden, habrá que esperar a que se despejen las incógnitas que abrió su implicación en los hechos que motivaron el juicio contra Trump en el Congreso, del cual salió absuelto por obra y gracia de las maniobras de la Cámara Alta, plegada a intereses partidistas y personales, antes que al compromiso ético y jurídico.
Habrá también que observar de cerca el impacto real de Bloomerg, porque, a pesar de la lista larga de aspirantes al hacha, digo, a la corona, lo cierto es que los nombres que se perfilan hoy con más probabilidades para representar a los Burros (emblema del Partido Demócrata) en los comicios presidencias son los de Sanders, Biden … y el aún indescifrable Bloomerg.
Recordemos, además, de lo dicho, que en Estados Unidos gana el que tenga más votos electorales, no el que acumule mas sufragios populares.
Hillary Clinton ganó el voto popular por un 2% del total, pero Trump logró 306 votos electorales frente a los 232 de la ex secretaria de Estado. El demócrata Al Gore que se quedó con las ganas cuando perdió La Florida (no reclamó lo que en su momento se consideró fraude), perdió 266 por 271 ante el “inolvidable” republicano George W. Bush.
Elecciones “a la americana” (norte)
Lo explicado reitera que los mortales estadounidenses no eligen directamente a su presidente. El 3 de noviembre deben acudir a las urnas los que estén registrados para elegir compromisarios o electores, decididos en los comicios internos de cada Partido (cacus).
Cada estado tiene un número de estos votantes determinado por la cantidad de habitantes. En total son 538: 435 por los diputados, 100 por senadores y tres delegados por el distrito de Washington DC.
En la mayoría de los estados se conceden todos los votos electorales al candidato que logra la mayoría absoluta de los votos populares, excepto en Nebraska y Maine, donde el sistema es proporcional. Gana las elecciones quien supera los 270 votos electorales.
El Colegio Electoral oficializa el recuento de votos y lo certifica el Congreso, la investidura del Presidente se celebrará el 20 de enero de 2021.
¿Podrá Trump renovar su mandato? Él está plenamente confiado que sí. Pero en la confianza está el peligro. Lo cierto es que hoy los vaticinios de expertos lo favorecen. ¿Podrán los demócratas impedir esa renovación?
También en 2016 la mayoría de los mismos vaticinadores apostaban por Hillary con ventaja amplia, y perdió. Dependerá en gran medida del nombre del rival de Trump para seguir analizando posibilidades con mayore objetividad.
Mientras más se demoren los demócratas es limpiar la lista de aspirantes y centrarse en un candidato con posibilidades, más favorecerán a Trump. ¿Se arrepentirá Bloomerg a la mitad de la campaña? Son interrogantes que pueden abrir nuevas conjeturas sobre el devenir electoral estadounidense, show mediático que transita como tragicomedia cuyo desenlace influirá en el acontecer mundial de los próximos cuatro años, a partir del 3 de noviembre. ¿Será?... (TVY) (14/02/20).
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