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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Camilo, siempre Camilo

Camilo, siempre Camilo

                                           

 Roberto Pérez Betancourt

Camilo Cienfuegos ha rebasado la dimensión del tiempo. Para la historia de este ser humano no existe pasado. Él es siempre presente, condición existencial que conjuga la renovada  generación cada 28 de octubre, cuando millares de hombres que van creciendo se acercan al mar para rendir homenaje a un señor de barbas y sonrisa al que ellos no conocieron personalmente,  ni sus padres tampoco, y quizá  ni hasta sus propios abuelos, pero todos saben de él, de sus hazañas y sueños, y  contagian de amor, expresado con palabras de niño bueno:

-¿A dónde vas con esas flores tan lindas?

-Voy a la playa. Son para mi amigo Camilo. ¿Tú lo conoces?...- responde el pequeñín de pañoleta, en diálogo que cumple 59 otoños renovados.

  El viernes último, en Matanzas y en toda Cuba, volvió a repetirse la escena multitudinaria de homenaje a Camilo, siempre Camilo…

  El inolvidable Comandante de la ancha sonrisa es el símbolo del recuerdo a un héroe eterno de la patria, que a través de varias generaciones se ha mantenido vivo en la memoria, alimentada con mil anécdotas de su quehacer humano y guerrillero, como uno de los pilares fundamentales de la gesta armada que derrocó a la tiranía pro imperialista del dictador Fulgencio Batista  el primero de enero de 1959.

  La humilde extracción social de Camilo, sastre de oficio, su temperamento jovial y su inolvidable sonrisa con la que ganaba amigos desde el primer encuentro, lo convirtieron desde muy temprano en uno de los más carismáticos dirigentes de la Revolución Cubana.

  Nació Camilo en la Ciudad de La Habana, el seis de febrero de 1932, y desde

muy joven comprendió que el entorno de la pseudo república no le ofrecía porvenir

alguno, por eso viajó a la ciudad de Nueva York con solo 21 años de edad, en

busca de mejores oportunidades económicas para su familia.

  Pero el ambiente que el joven emigrante  encontró  en la Gran Manzana muy

pronto lo convenció de que la situación social que afrontaba en su patria exigía

acciones  que fueran más allá de intentar esfuerzos individuales para  sobrevivir.

  Se trataba de un problema de todos, y como tal había que afrontarlo, con el

concurso  de muchos, unidos en  una causa cuya materialización fuera capaz de

revertir la explotación  a que eran sometidos los obreros y campesinos y alcanzar un sistema político de verdadera justicia social.

  En 1955, Camilo fue detenido y deportado a Cuba.  De retorno a la patria se

incorporó a las luchas estudiantiles y resultó herido en una manifestación de protesta.

  Preso,  torturado y fichado por los sicarios del régimen dictatorial, el joven rebelde  tuvo que retomar el camino del exilio  en Nueva York hasta que allí supo del proyecto que encabezaba el líder cubano Fidel Castro, encaminado a  organizar una expedición armada en México con el propósito de desembarcar en Cuba y emprender la lucha insurreccional contra la dictadura.

  Aquella iniciativa entusiasmó a Camilo, pues encajaba en sus ideales, u de inmediato partió para integrarse como uno más de los 82  expedicionarios del yate Granma, que el dos de diciembre de 1956 desembarcara en las costas cubanas.

  El valor y la audacia de Camilo fueron factores claves en su desenvolvimiento

guerrillero en la Sierra Maestra para  cumplir misiones decisivas en el desarrollo de la guerra, y en abril de 1858 fue ascendido al grado de Comandante, el más alto de la guerrilla.

  Por órdenes de Fidel Castro, junto al también comandante Ernesto Che Guevara,

Camilo emprendió la invasión desde Oriente hasta Occidente para llevar la guerra

a los llanos.

  El tres de octubre, al frente de su columna guerrillera numero dos Antonio Maceo, arribó Camilo a la provincia de Las Villas. Aquí participó en  combates decisivos para el ulterior curso de la guerra,  y  su valor ejemplar hizo que el pueblo espontáneamente le otorgara el título honorífico de Héroe de Yaguajay, localidad que ocupó tras duros combates.

  Amigo inseparable de Che Guevara, Camilo tuvo el privilegio de recibir altos elogios de este, que no se caracterizaba precisamente por prodigar adjetivos.

Che lo llamó El Señor de la Vanguardia, en reconocimiento al arrojo impetuoso,

característico de aquel al que  consideraba su hermano de armas.

  Tras el triunfo armado de la Revolución, Camilo  fue nombrado Jefe del Estado

Mayor del Ejército Rebelde y desempeñó tareas muy importantes durante los 10

primeros meses de 1959.

  El 28 de octubre, después de cumplir la  misión  encomendada por Fidel de

neutralizar y arrestar en Camagüey al traidor Hubert Matos, la avioneta en la

que retornaba Camilo a La Habana desapareció durante el mal tiempo  sin dejar

rastros.

   Las horas que siguieron a la noticia fueron de gran tensión para los cubanos.

Todos anhelaban  que Camilo apareciera. Pero los esfuerzos fueron inútiles. El

Guerrillero de la sonrisa hermosa,  símbolo del pueblo uniformado, se perdió en

el mar y fue a morar eternamente en  el recuerdo agradecido de su pueblo, allí

donde habitan los que tienen el raro privilegio de ser inmortales.

  Este año 2018 se cumple el aniversario 59 de aquel suceso que consternó a

todos los cubanos.

 

26 de octubre de 1959, últimas palabras de Camilo

           

  Las palabras de Camilo Cienfuegos en la gigantesca reunión de un millón de

cubanos frente al Palacio Presidencial, fueron las últimas que pronunció ante el

pueblo.

  Camilo habló a la multitud para denunciar  la serie de bombardeos que

propinaban a La Habana aviones provenientes de los Estados Unidos, y que se

habían intensificado desde el 10 de octubre de 1959 hasta el 26 de ese mes, día

en que pronuncia su discurso:

  10 de octubre: Fue secuestrado en pleno vuelo por individuos armados con  

pistola y granadas un avión DC-3 de Cubana de Aviación procedente de La Habana  

y obligado a aterrizar en Miami. El avión no fue devuelto. El costo es de 90  

000.00 pesos de la época.

  11 de octubre: Un avión procedente de Estados Unidos bombardea el central  

“Punta Alegre”, en el municipio Chambas, Ciego de Ávila, causando graves daños  

en la casa de máquinas. El hecho se repite una semana después.

  21 de octubre: Resultaron muertos dos hombres y heridas 47 personas durante un   bombardeo a La Habana realizado por el terrorista Pedro Luis Díaz Lanz, quien 

 además lanzó propaganda contra el gobierno. El avión era un B-25, matrícula  

N-9876-C y estaba basificado en el aeropuerto de Pompano Beach, a 35 millas de  

Miami, Estados Unidos. El costo es de 108 411.00 pesos de la época.

  21 de octubre: Una avioneta procedente de Estados Unidos bombardeó el central 

 “Violeta” (”Primero de Enero”), en Ciego de Ávila.

  21 de octubre: Un avión procedente de Estados Unidos bombardeó el central  

“Punta Alegre” (”Máximo Gómez”), en el municipio Chambas, Ciego de Ávila.

  22 de octubre: Muere una persona y otra resulta herida por el bombardeo desde 

 un avión B-26 sobre el Central “Punta Alegre” (”Máximo Gómez”), en Chambas,  

Ciego de Ávila. El costo es de 27 593.00 pesos de la época.

  25 de octubre: Un avión procedente de Estados Unidos ametralló un tren de  

pasajeros en la provincia de Las Villas.

  26 de octubre: Resultó herido grave un periodista al ser atacada la redacción 

 del periódico “Revolución” con una granada. La explosión causó daños  

materiales al inmueble.

  26 de octubre: Un avión procedente de Estados Unidos bombardeó el central  

“Niágara” (”Manuel Sanguily”), en Pinar del Río, destruyendo la casa de un  

obrero. Dos días después una avioneta bombardeó el central “Violeta” (”Primero  

de Enero”), en Ciego de Ávila. El costo es de 5 000.00 pesos de la época.

  Su breve discurso del 26 de octubre de 1959, poco después de estos sucesos,

puede considerarse su testamento revolucionario, pues dos días después el avión

en el que había viajado de La Habana a Camagüey desapareció en el mar:

Tan altos y firmes como la Sierra Maestra son hoy la vergüenza, la dignidad y el

valor del pueblo de Cuba en esta monstruosa concentración frente a este Palacio,

hoy revolucionario, del pueblo de Cuba.

Tan alto como el Pico invencible del Turquino, es hoy y será siempre el apoyo de

este pueblo cubano a la Revolución que se hizo para este pueblo cubano.

Se demuestra esta tarde que no importan las traiciones arteras y cobardes que

puedan hacer a este pueblo y a esta Revolución, que no importa que vengan

aviones mercenarios tripulados por criminales de guerra y amparados por

intereses poderosos del gobierno norteamericano, porque aquí hay un pueblo que

no se deja confundir por los traidores; aquí hay un pueblo que no le teme a la

aviación mercenaria (…) Porque sabemos que este pueblo cubano no se dejará

confundir por las campañas hechas por los enemigos de la Revolución, porque el

pueblo cubano sabe que por cada traidor que surja habrá mil soldados rebeldes

que estén dispuestos a morir defendiendo la libertad y la soberanía que

conquistó este pueblo Porque para detener esta Revolución cubanísima tiene que

morir un pueblo entero, y si esto llegara a pasar serían una realidad los versos de Bonifacio Byrne: “Si desecha en menudos pedazos/ se llega a ver mi bandera algún día…/ ¡nuestros muertos alzando los brazos/ la sabrán defender todavía!”…

(…) que no piensen los que envían los aviones, que no piensen los que tripulan

los aviones que vamos a postrarnos de rodillas y que vamos a inclinar nuestras

frentes. De rodillas nos pondremos una vez, y una vez inclinaremos nuestras

frentes, y será el día que lleguemos a la tierra cubana, que guarda veinte mil

cubanos para decirles: ¡Hermanos, la Revolución está hecha, vuestra sangre no

cayó en balde!

 

 

 

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