Muro de Trump contra inmigrantes y medio ambiente se alza en San Diego
Roberto Pérez Betancourt
A pesar de que las encuestas muestran un mayoritario rechazo de la población estadounidense a la orden del presidente Donald Trump de levantar un muro en la frontera con México para evitar el paso de inmigrantes, ya comenzó esa obra con la autorización oficial de violar disposiciones medioambientales con tal de cumplir la voluntad del rubio mandatario, de creciente impopularidad entre los ciudadanos de su país y del mundo.
El Departamento de Seguridad Nacional (DSN) de Estados Unidos confirmó que permitirá la construcción rápida de barreras y caminos de seguridad a lo largo de la frontera sur del país con México cerca de San Diego, a pesar de que sean violadas leyes ambientales y de otros tipos, lo que de hecho abre expectativas para posibles demandas por parte de ciudadanos, organizaciones sociales y ambientalistas.
El DSN preció en un comunicado que los proyectos de infraestructura se enfocarían en unos 24 kilómetros que se extiende hacia el este desde el Océano Pacífico, como parte del planeado muro fronterizo del presidente Donald Trump entre Estados Unidos y México.
Justificó la medida aduciendo que “el sector sigue siendo un área donde se detecta un elevado volumen de ingresos ilegales, por lo que existe una necesidad inmediata de mejorar la actual infraestructura y de construir barreras fronterizas y caminos adicionales”.
Serán supervisadas la instalación de barreras, caminos, cámaras, luces y sensores adicionales en la frontera, bajo la autoridad de la ley de 1996 Reforma de Inmigración Ilegal y Responsabilidad Inmigratoria, sostuvo el comunicado.
La ley concede autoridad al secretario de Seguridad Nacional para evadir requerimientos en torno a una serie de leyes antes de construir barreras y caminos, siempre tomando en cuenta el impacto medioambiental y cultural, dijo la nota oficial.
La exención será publicada en el Registro Federal en los próximos días. El DSN dijo que agentes fronterizos estadounidenses arrestaron a más de 31 mil “extranjeros ilegales” y requisaron más de 4.082 kilos de marihuana y 597 kilos de cocaína en el área de San Diego el año pasado, reseña el diario El Público.
Trump, a la derecha de la derecha
De acuerdo con una caracterización realizada por el eminente escritor y sociólogo Ignacio Ramonet, el señor Trump se ubica “… a la derecha de la derecha. Empresario multimillonario y estrella archipopular de la tele realidad, Trump no es un antisistema, ni obviamente un revolucionario. No censura el modelo político en sí, sino a los políticos que lo han estado piloteando. Su discurso es emocional y espontáneo. Apela a los instintos, a las tripas, no a lo cerebral, ni a la razón. Habla para esa parte del pueblo estadounidense entre la cual ha empezado a cundir el desánimo y el descontento. Se dirige a la gente que está cansada de la vieja política, de la « casta ». Y promete inyectar honestidad en el sistema; renovar nombres, rostros y actitudes.”
Recordemos que entre las propuestas que hizo Trump durante su campaña electoral estuvo la de construir un muro fronterizo de 3 145 kilómetros a lo largo de valles, montañas y desiertos, para impedir la entrada de inmigrantes latinoamericanos y cuyo presupuesto de 21 mil millones de dólares sería financiado por el gobierno de México.
Ya ese muro está en marcha con presupuesto inicial aprobado por el Congreso estadounidense, pendiente de que el señor Trump instrumente la forma de que México resarza el costo, a lo cual el Presidente Enrique Peña Nieto, de la nación azteca, se ha negado públicamente.
No olvidemos tampoco las afirmaciones del rubio ejecutivo de que todos los inmigrantes ilegales mexicanos son “corruptos, delincuentes y violadores”. O su proyecto de expulsar a los 11 millones de inmigrantes ilegales latinos a quienes quiere meter en autobuses y expulsar del país, mandándoles a México. También ha insistido una y otra vez en prohibir la entrada a todos los inmigrantes musulmanes…
El pensamiento del Ejecutivo, que lleva poco más de seis meses usufructuando la Silla presidencial en la Casa Blanca, incluye un discurso donde afirma que el matrimonio tradicional, formado por un hombre y una mujer, es “la base de una sociedad libre”, y su crítica de la decisión del Tribunal Supremo de considerar que el matrimonio entre personas del mismo sexo es un derecho constitucional.
Trump apoya las llamadas “leyes de libertad religiosa”, impulsadas por los conservadores en varios Estados, para denegar servicios a las personas de la llamada comunidad LGTB (lesbianas, gays, transexuales y bisexuales).
Según Trump, el cambio climático es un engaño, concepto “creado por y para los chinos, para hacer que el sector manufacturero estadounidense pierda competitividad”, pensamiento que recientemente incluyó la decisión de retirar a Estados Unidos de los acuerdos de París sobre cambio climático, hecho que ha despertado gran indignación a escala global por parte de ambientalistas y sensatos defensores de la salud del paneta que habitamos.
En relación con Cuba, asesorado por la extrema derecha anticubana de la Florida, con el trigueño de apellido Rubio (Marco) a la cabeza, el señor Trump interrumpió el proceso de acercamiento diplomático iniciado por Barack Obama y no dudó al afirmar que recrudecería el bloqueo económico, comercial y financiero que por más de 55 años atenaza a las familias cubanas.
Ahora, el inicio del muro es una ratificación de la tozudez del mandatario norteño que no oculta su racismo y continúa acumulando estadísticas récord de rechazo entre sus propios conciudadanos y los del resto del mundo, situación que expertos no dudan en vaticinar como la base de su desmerengamiento de la Casa Blanca, ya sea por un “tsunami” incoado dentro del Congreso bicameral, o por la gran marea de impopularidad que crece, y sigue creciendo, alimentada por los desatinos, groserías, majaderías y arbitrariedades de uno de los hombres más ricos del mundo, que confunde el poder político con el baño de su mansión privada.
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