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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

¿Atenderá Trump las voces de la cordura en relación con Cuba?

¿Atenderá Trump  las voces de la cordura en relación con Cuba?

Roberto Pérez Betancourt

Es la pregunta que hoy se formulan analistas, expertos, políticos, militares, empresarios  y ciudadanos estadounidenses, cubanos y de otros países: ¿Escuchará y atenderá el presidente Donald Trump  las voces de la cordura en relación con Cuba?

  Los que aguardan acciones positivas por parte de la actual administración norteña se muestran  preocupados por  el futuro de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, ante las primeras experiencias observadas en la ejecutoria del actual presidente Donald Trump, y ven con interés  la recomendación que acaban de formularle un grupo de altos militares retirados en el sentido de que debe expandir el acercamiento y la  colaboración en temas de  mutuo beneficio  con la Mayor de las Antillas.

  El llamamiento se fundamenta en los beneficios que las relaciones normales entre ambas naciones reportan especialmente para la seguridad nacional norteamericana.

  Agencias de noticias y medios de prensa internacionales se refieren a que cerca  de una docena de ex oficiales enviaron una carta al asesor de Seguridad Nacional de Donald Trump, el general H. R. McMaster, recomendando que la nueva administración tome en cuenta los intereses de seguridad y la estabilidad en el Hemisferio Occidental en la anunciada revisión de la política hacia la Isla caribeña.

  «La localización de Cuba en el Caribe y su proximidad a los Estados Unidos la convierten en un aliado natural y de alto valor estratégico en asuntos urgentes como el terrorismo, el control de las fronteras, enfrentamiento al narcotráfico, protección medioambiental y manejo de emergencias», refieren los militares en su misiva fechada el 20 de abril de 2017.

  Los antiguos oficiales resaltan en el texto los avances registrados desde el 17 de diciembre del 2014, que propiciaron la firma de 22 acuerdos de colaboración entre ambos países.

  Uno de los últimos en ser rubricado en enero de este año abre la posibilidad de colaboración en materia de aplicación y cumplimiento de la ley, al tiempo que amplía los vínculos bilaterales en importantes ámbitos de la seguridad nacional de ambos países.

  Una información del diario Granma recuerda que las partes acordaron incrementar las coordinaciones para la prevención y enfrentamiento de los actos terroristas; el tráfico ilícito de estupefacientes; los delitos cometidos mediante el empleo de las tecnologías de la información y las comunicaciones, y asuntos de ciberseguridad de interés mutuo; la trata de personas; el tráfico ilícito de migrantes; el tráfico de flora y fauna; el lavado de activos; la falsificación de documentos de identidad y de viaje; el contrabando, incluido de armas de fuego, sus piezas, componentes, municiones, explosivos, dinero en efectivo e instrumentos monetarios; entre otros delitos bajo jurisdicción de ambos países.

La carta enviada a McMaster también destaca el hecho de que los firmantes, quienes cuentan con experiencia en asegurar los intereses de los Estados Unidos, han sido testigos de las políticas que funcionan y las que no. En ese sentido, llaman a continuar el deshielo de las relaciones entre Washington y La Habana.

«Completar el restablecimiento de relaciones diplomáticas con Cuba proveerá beneficios a largo plazo en la seguridad nacional de los Estados Unidos», aseguran.

Los militares concluyen urgiendo a los líderes electos de su país a continuar el proceso de normalización y no perder el impulso.

Entre los firmantes se encuentran el General James T. Hill, el Almirante Robert Inman, el General Merrill McPeak, entre otros altos rangos del ejército estadounidense en retiro.

  Levantar el bloqueo sigue siendo necesidad impostergable

Los referidos reclamos de cordura se unen a otros de empresarios y organizaciones varias, que insisten en los beneficios mutuos que reportaría el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero (embargo) y su carácter extraterritorial, que aun el congreso estadounidense mantiene vigente contra las familias cubanas.

   El conjunto de leyes y disposiciones que instrumentan ese bloqueo ha afectado durante decenios a la economía de la nación caribeña, y también a la de empresarios estadounidenses, realidad  anualmente  repudiada por la comunidad de naciones en la Asamblea General de la ONU.

  En la acera de enfrente,  antiguas y novísimas voces de actores anticubanos en el congreso, y en general en la escena política norteña, intentan echar por la borda lo avanzado en el acercamiento civilizado entre  Cuba y Estados para renovar el disfrute de prebendas y beneficios monetarios, que desde hace más de medio siglo han venido usufructuando a través de los presupuestos que gobiernos del cercano país  han destinado a la subversión, en intentos fallidos de desestabilizar a la nación cubana,  política que  el presidente Barack Obama y otras destacadas figuras del pensamiento y la política  han reconocido como  total fracaso.

 Ojalá la respuesta a la pregunta inicial sea positiva, y el presidente Trump acepte que las realidades contemporáneas aconsejan seguir transito el camino abierto,  acelerar el flujo diplomático y  las acciones positivas para que prevalezca la cordura, para que los ciudadanos estadounidenses puedan viajar libremente a Cuba en uso de sus libertades constitucionales  y para que los empresarios y otros negociantes del vecino país lleven a cabo sus proyectos inversionistas en las prometedoras opciones que  les brindan a solo 90 millas de distancia.   

 

 

 

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