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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Migración, seguridad y beneficios

Migración, seguridad y beneficios

Roberto Pérez Betancourt

El nuevo acuerdo migratorio entre Cuba y Estados Unidos favorece a ambos países y suprime los peligrosos atractivos  que estimulaban la migración ilegal hacia la nación norteña.

  Muy publicitada ha sido la supresión por  la Administración saliente de Barack Obama  de la antigua política de “pies secos, pies mojados”, que  incitaba a la emigración ilegal de los cubanos, y el programa de admisión provisional (parole) para profesionales cubanos de la salud, aplicado por Washington en países donde prestaban colaboración con el objetivo de captar cerebros y perjudicar a la Isla.

  Gobernantes de países centroamericanos en los que la emigración de cubanos se elevó con el ansia de seguir ilegalmente rumbo a la frontera estadounidense, y por ende creó situaciones difíciles para los respectivos gobiernos, han expresado su beneplácito por el acuerdo que  de hecho los liberará de esa situación.

  Pero la realidad contextual también incumbe a esos  cubanos que viajaron a Centroamérica atraídos por la zanahoria yanqui, igualmente a los que se quedaron con las maletas hechas y a los que, en imitación suicida de los que han atravesado el estrecho de la Florida en balsas y naves precarias, se hallan en el mar o se disponían  a embarcarse clandestinamente.

  En todos los casos la buena noticia es que el acuerdo alcanzado les preserva la existencia a esos emigrantes, e impedirá que sigan exponiéndose a peligros letales. Quienes sueñan con reunificación familiar podrán apelar a las vías legales que siguen vigentes por ambas naciones, como han hecho decenas de miles de otros ciudadanos cubanos.

“Estamos hablando no de la eliminación de una política, sino de un nuevo acuerdo migratorio entre Cuba y los Estados. Es un acuerdo entre los dos gobiernos que si bien mantenemos los otros acuerdos de 1984, 1994 y 1995, establecemos muchísimas más cosas en función de ir regularizando las relaciones migratorias”, aclaró Gustavo Machín Gómez, subdirector general de Estados Unidos en la Cancillería cubana, en el programa televisivo  la Mesa Redonda.

 “No era solo los intentos de llegar irregularmente a los EE.UU., sino que se convirtió en un estímulo ante una serie de delitos conexos o delitos asociados que incluía el uso de la violencia en muchos casos o en los últimos meses los problemas que se estaban creando en varios países latinoamericanos, que eran utilizado como tránsito hacia los Estados Unidos. Además se estimulaba el tráfico y la trata de personas, la violencia, la falsificación de documentos, creando serios problemas de seguridad en los países por los cuales estaban atravesando”, comento Machín.

 

Se suprime un privilegio indebido y se afianzan la seriedad y la cordura

 

Como se ha anunciado públicamente, a partir de este 12 de enero los cubanos serán tratados al igual que todos los ciudadanos del resto del mundo en cuestión de leyes migratorias, aplicadas dentro del territorio estadounidense. La Declaración Conjunta quita un privilegio indebido y le da seriedad a los flujos migratorios entre dos países que trabajan por normalizar sus relaciones bilaterales.

“Como parte del acuerdo, el gobierno estadounidense se comprometió a devolver y el gobierno cubano a recibir a todos aquellos ciudadanos que sean detectados tratando de entrar o permanecer irregularmente en el territorio de los Estados Unidos, no importa la vía por la cual lleguen o entren.

 

¿ Y qué podría hacer el nuevo presidente Donald Trump?

 

  Expertos en migración en Estados Unidos afirman que el flamante mandatario no actuará en contra del acuerdo migratorio alcanzado por la Administración de Obama y Cuba, aunque un segmento tradicional de la mafia cubano-americana ya haya iniciado el acostumbrado pataleo, mientras otros se consuelan afirmando que “ocurriría tarde o temprano”.

  Analistas observan que Trump se mantuvo inusualmente silencioso el viernes acerca de la decisión de Obama, sin decir nada en su plataforma preferida (Twitter) ni a través de su equipo de transición, que no hizo caso de las repetidas solicitudes de comentarios.

  En realidad sería contradictorio para Trump oponerse a la medida adoptada, porque supondría un aval a la emigración ilegal que tanto él ha rechazado.

   La prensa de Miami se hace eco de  las cifras oficiales del  Departamento de Seguridad Interna de Estados Unidos, las cuales fijan en 56 406 el número de cubanos que durante 2016 arribaron ilegalmente a ese país.

  En este contexto, debe recordarse que la llamada Ley de Ajuste cubano sigue vigente, y  solo el Congreso tiene facultades para modificarla o derogarla. Esa legislación posibilita a los cubanos que lleguen por vía legal a territorio estadounidense solicitar permanecer allí y solicitar la residencia al cabo de 366 días de estancia   en el país. Pero la revocación de la política de Obama obstruyó efectivamente esa ley al hacer mucho más difícil para los cubanos permanecer en los EE.UU. y por lo tanto, calificar para beneficios o residencia.

   Es obvio que una actuación consecuente  con la letra y el espíritu del acuerdo rubricado por Cuba y Estados Unidos, encaminada a  relaciones migratorias normales, sería que el Congreso norteño  derogara la Ley de Ajuste Cubano de 1966, única de su tipo en el mundo que no se corresponde con el contexto bilateral actual.

 

 

 

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