Fidel Castro, ejemplo y trascendencia en el tiempo
Roberto Pérez Betancourt
En los momentos más difíciles, ya fuere por problemas de salud o contingencias coyunturales de la vida y la política, la participación activa de Fidel Castro en el multifacético acontecer cubano y la trascendencia internacional de su prestigio como dirigente político y estadista se reiteraron a lo largo de su existencia.
Un ejemplo de esa realidad fue el año 2004 con la vigencia de su pensamiento y la vitalidad de su presencia, aun cuando ya afrontaba problemas de salud, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba sorprendió a los agnósticos manteniendo invicta su inquebrantable voluntad de luchar en primera línea, aun en los instantes más críticos.
Lo vimos comandando las previsiones para afrontar adversidades climáticas, incluida una persistente sequía sin parangón en el oriente del país, y el desplazamiento y azote de los huracanes Charley e Iván, que mantuvieron en vilo a todo el archipiélago hasta su cruce por occidente.
La heroicidad de preservar vidas humanas, a pesar de la furia de los elementos, mereció a Cuba el reconocimiento de la ONU, como referencia para que otros pueblos obtengan experiencias de cómo afrontar el azote de ciclones.
El acontecer noticioso mostró al Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba en el recibimiento y atención directa a las visitas jefes de Estado y otras personalidades políticas, sociales, eclesiásticas, científicas, intelectuales y militares, así como en foros internacionales. .
Ese año sobresalieron el Tercer encuentro hemisférico de lucha contra el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que reunió a mil 230 delegados e invitados de 32 naciones, y el de economistas sobre globalización y problemas del desarrollo, durante cinco jornadas con mil 400 asistentes de 50 países.
Un momento muy emotivo fue cuando Fidel condecoró a la valerosa Gladys Marín, secretaria general del partido Comunista de Chile con la orden José Martí.
“La inteligencia cultivada vale mucho más que el oro”, sentenció el Comandante en Jefe en el aniversario 25 de la inauguración del hospital Dr. Gustavo Aldereguía, y poco después su verbo reiteraba “Es imposible la libertad sin conocimientos”, al resumir el tercer taller de la Universidad en la Batalla de Ideas.
El programa Mesa Redonda, que habitualmente transmite la radio y televisión cubanas, fue escenario en variadas ocasiones para que Fidel rememorara acontecimientos históricos, como la victoria en Playa Girón frente a las huestes mercenarias del gobierno norteamericano que en abril de 1961 invadieron a Cuba.
También posibilitó la orientación masiva del Jefe de la Revolución al pueblo ante coyunturas trascendentes, como el recrudecimiento del bloqueo impuesto por el gobierno de Estados Unidos y las medidas adoptadas por el Estado cubano para salvaguardar la soberanía y las finanzas del país.
El acto conmemorativo del aniversario 51 del asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio en Villa Clara, y tribunas abiertas de la Revolución, resultaron pertinentes para reiterar los principios socialistas que rigen la política de Cuba.
El 20 de octubre, luego de clausurar el primer curso de escuelas de Instructores de Arte, en Santa Clara, Fidel sufrió un accidente del que devino la fractura de su rodilla izquierda y una fisura en el húmero del brazo derecho. No obstante, momentos después declaraba: “Estoy entero”.
Los mismos noticieros extranjeros que amplificaron el suceso a escala mundial, añadiéndole ribetes sensacionalistas, no pudieron ocultar su asombro cuando cinco días más tarde el Comandante en Jefe aparecía en directo ante las cámaras de televisión para explicar detalles del gravamen del 10 por ciento impuesto al canje de dólares y suprimir esta moneda de la circulación nacional al recobrar el peso convertible cubano su plena soberanía.
Sucesivos mensajes procedentes de todos los confines, interesándose por la salud de Fidel testimoniaron el aprecio y el prestigio internacional de que goza el máximo líder de la Revolución cubana.
A pesar de sus dolencias físicas, Fidel siguió desplegando intensas actividades durante el resto del año, entre las que sobresalieron la atención a la visita a la Isla de Hu Jintao, presidente de la República Popular China, y la del primer ministro de Malasia, Dato Seri Abdullah Ahmad Badawi, a quienes condecoró con la Orden José Martí, la más alta distinción que otorga Cuba.
En 2004 Fidel cumplió 78 años de edad. Sus cabellos ya no eran negros, en su barba gris y en su rostro se apreciaban las huellas inequívocas del tiempo. Pero su mente lúcida y su capacidad multiplicada por la experiencia acumulada siguieron siendo inspiración y guía para su pueblo y para otros que continúan mirando hacia el Faro de América, como llaman a Cuba. Hoy, luego de su partida física, la abnegación y el ejemplo multifacético de este ser humano se proyectan hacia el futuro, donde seguirá iluminando la senda del quehacer honesto y desinteresado, por la que siempre transitó.
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