Tarea urgente: suprimir ilegalidades
Roberto Pérez Betancourt
No puede ser consigna, ni propósito de largo plazo, porque es necesidad actual, urgente: Hay que suprimir las ilegalidades que atenazan la economía y ocasionan pérdidas irreparables, las cuales se expresan objetivamente en las limitaciones en el desarrollo del país, el incumplimiento de planes, las pérdidas de activos, el acaparamiento de productos y otras acciones que van desde la malversación hasta prácticas que corrompen y negativamente repercuten en toda la sociedad.
Contra esas lacras el Estado cubano actúa, pero necesita reforzar el control a través de la supervisión interna de cada empresa y las fiscalizaciones que corresponden a las entidades especializadas, las cuales, sin inmiscuirse en la administración de propiedad estatal, privada, mixta o de cooperativa, destapen las contravenciones y los delitos, den curso correspondiente ante las autoridades y contribuyan a poner orden y garantizar que no se pierdan los recursos que tanta falta les hacen al país.
En opinión de Alejandro Gil, viceministro primero de Finanzas y Precios, este es asunto complejo cuya solución requiere de una participación colectiva, de pasar del lema a la práctica, pues es imposible lograr una economía eficiente y favorecer la prosperidad con equidad, si no se elimina ese dañino problema.
Recordemos que cada año el Presupuesto del Estado destina más de 50 mil millones de pesos para las actividades presupuestaria y empresarial.
El empleo de ese dinero no puede quedar sin debida supervisión.
De acuerdo con el informe presentado ante el Congreso por la Contraloría General de la República, el 43 por ciento del total de los hechos delictivos reportados en 2015 se relacionaron precisamente con el desvío de recursos.
No existe otra alternativa, ante los casos de corrupción y de otros delitos, debe aplicarse la ley de forma ejemplarizante y darse a conocer públicamente para erradicar falsas creencias sobre la existencia de impunidad.
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