Cuba- EE.UU.: Precisiones indispensables
Roberto Pérez Betancourt
El Presidente de Estados Unidos Barack Obama ha reconocido el fracaso de la política contra Cuba -aplicada por más de cincuenta años-, el completo aislamiento que ha provocado a su país y el daño que el bloqueo económico, comercial y financiero ocasiona a nuestro pueblo.
También Obama ordenó la revisión de la obviamente injustificable inclusión de la Isla en la Lista de Países Patrocinadores del Terrorismo Internacional, y anunció la decisión de restablecer las relaciones diplomáticas de Estados Unidos con Cuba, para lo cual las partes iniciaron conversaciones, muy publicitadas por agencias de prensa y otros medios de difusión, las cuales, lógicamente, deben proseguir en un ambiente más discreto.
Al respecto, es oportuno recordar palabras pronunciadas por el presidente cubano Raúl Castro al intervenir en la recién efectuada cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, donde recordó que los cambios visibles en la percepción del ejecutivo estadounidense, y consecuentemente en el nuevo rumbo anunciado para su política respecto de Cuba, son el resultado de casi siglo y medio de heroica lucha y fidelidad a los principios del pueblo cubano, fueron también posibles gracias a la nueva época que vive nuestra región, y al sólido y valiente reclamo de los gobiernos y pueblos de la CELAC.
Salta a la vista que la certeza de que, aun cuando los gobiernos sostengan profundas diferencias, pueden encontrar solución a los problemas mediante un diálogo respetuoso e intercambios, basados en la igualdad soberana y la reciprocidad, en beneficio de sus respectivas naciones.
El también Primer secretario del Partido Comunista de Cuba, dejó bien claro en el referido foro que no se debe pretender que para lograr un entendimiento Cuba tenga que renunciar a sus ideales de independencia y justicia social, ni claudicar en uno solo de los principios, ni ceder un milímetro en la defensa de la soberanía nacional, y enfatizó que no nos dejaremos provocar, pero tampoco aceptaremos ninguna pretensión de aconsejar ni presionar en materia de nuestros asuntos internos, pues la nación cubana se ha ganado este derecho soberano con grandes sacrificios y al precio de los mayores riesgos.
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