El alto costo de la ineficaz soberbia
Roberto Pérez Betancourt
Luego de sistemáticas agresiones mediáticas contra Cuba a través de los engendros que denominaron Radio y TV Martí, finalmente el Comité de Relaciones Exteriores del Senado norteamericano “descubrió” que solo han conseguido derrochar unos 700 millones de dólares de los contribuyentes, y nulidad en sus malas intenciones de subvertir el orden institucional en Cuba, en interés de sus apetencias hegemónicas.
Si de algo se precian los expertos en comunicación de masas estadounidenses es de su cultura de investigación de mercado, incluidas encuestas, sondeos “flash” de opinión, comunicabilidad de los medios, sintonía y otros procedimientos e indicadores de los que se valen para promover campañas publicitarias capaces de vender desde elefantes rosados hasta sepulturas en la estratosfera.
Pero con Cuba les fallaron las técnicas a los “técnicos”. Los expertos antillanos fueron capaces de bloquear eficazmente la señal pirata de la TV que jamás se ha visto en la Isla, en tanto la programación radial envenenada que lograba cruzar el éter ha estado y sigue estando plagada de obvias cretinadas y burdas mentiras, de las que se burla la mayoría de quienes alguna vez captan esa señal.
Lo reconoce la citada Comisión cuando admite que sus emisoras ilegales fallaron
"en penetrar de manera sensible en la sociedad cubana o influenciar al Gobierno cubano".
Por supuesto, el interés explícito del vecino norteño no confiesa sus ilegales propósitos desestabilizadores, y reitera la fórmula gastada de “llevar la democracia” y “defender los derechos humanos” en la Isla, intenciones camufladas a las que nadie los convocó en la Antilla mayor, sino que han asumido como parte de su plan de guerra contra la nación que desde hace dos siglos ambicionan poseer con resultados frustrantes para las generaciones que a través de ese tiempo se han sucedido en el poder norteño.
La recomendación de la Comisión senatorial es clara: retirar las emisoras de Miami y relocalizarlas en Washington para reintegrar sus recursos y la mala intención a la Voz de América, reproductora de matrices diseñadas para penetrar en forma diferenciada en cada una de las naciones al sur del río Bravo con la finalidad de difundir ideología burguesa, y oropeles de neoliberalismo; combatir a los movimientos revolucionarios, a los partidos de izquierda y abogar sobre todo por la supremacía del destino manifiesto con Venus apuntando hacia el Norte,
Echemos un vistazo ahora a lo que otros analistas también han reseñado al citar a Steve Clemons, jefe de política internacional de la New America Foundation: "Radio y TV Martí se han caracterizado por dar empleos a partidarios del bloqueo, paralizar las relaciones Cuba-EE.UU., y perpetuar un enfrentamiento anacrónico de la Guerra Fría en vez de promover los intereses norteamericanos y provocar cambios en Cuba", expresó por su parte Steve Clemons, reflejando un punto de vista común en la población estadounidense.
El embotellamiento que paga sin trabajar
Para la mayoría de los 170 empleados “embotellados”* en TV y radio Martí el informe senatorial podría significar el fin del cheque fácil y de los negocios turbios a costa del presupuesto anual de esos proyectos fallidos.
La noticia ha desatado, una vez más, el corre corre entre los viejos usufructuarios de la industria de la contrarrevolución, en su mayoría hospedados en Miami, quienes han estado pegados a la ubre que amamanta la práctica mercenaria, de la que hace muchos años nos ilustró aquel célebre florentino llamado Nicolás Maquiavelo.
Otro párrafo del informe de John Kerry, quien preside la aludida Comisión senatorial, reconoce en la programación y transmisiones de las plantas corsarias: “Problemas con el respeto de las normas periodísticas tradicionales, una audiencia minúscula, interferencias radiales por el Gobierno cubano, y alegaciones de nepotismo y amiguismo han afectado el programa desde el principio".
Añade que la "competencia librada por la radio y la televisión" locales es un importante obstáculo para lograr conseguir un espacio con la audiencia cubana desde el extranjero.
Como han hecho notar otros analistas, el informe Kerry no obvia las situaciones de franco nepotismo y corrupción asociadas al funcionamiento y financiamiento de las emisoras que critica.
Recuerda que Alberto Mascaró, el sobrino de la esposa de Pedro Roig, director general de Radio y TV Martí, fue contratado —gracias a su pariente— de director del servicio latinoamericano de la Voz de América.
También detalla que en febrero de 2007, el ex director de la programación de TV Martí, "conjuntamente con un pariente de un miembro del Congreso" (sin identificar), confesaron su culpabilidad en una corte federal por haber recibido cerca de 112 mil dólares en comisiones ilegales de parte de un contratista de la OCB, lo que en su momento fue escandalosa noticia en los propios medios locales de Miami.
"El ex empleado de la OCB fue sentenciado a 27 meses en la cárcel y a pagar una multa de 5 000 dólares por haber acaparado 50% de todo el dinero pagado por TV Martí para la producción de programas por la firma Perfect Image".
La doble moral enmascarada
En realidad hay mucho más de lo que NO habla el Informe de Kerry. Temas concomitantes que vinculan la política, la corrupción y la doble moral antiterrorista de las administraciones estadounidenses, y que forman parte intrínseca del resbaladizo terreno en el que cualquier político norteamericano con tejado de vidrio puede caer y obviamente sufrir averías irreparables en su carrera.
Quizás por ello no se recuerda en el informe que el propio Roig —un ex director de la Interamerican Military Academy de Miami— fue reclutado por la Agencia Central de Inteligencia junto con el tristemente célebre terrorista internacional Luis Posada Carriles, quien sigue batallando con amenazas de revelar todo lo que sabe si es enjuiciado por sus verdaderos crímenes, en tanto se le deja ir tirando sus últimos días en la asoleada Florida.
¿Prosperará la recomendación del Comité senatorial o una vez más los poderosos intereses anticubanos ejercerán el chantaje de su “poder de convocatoria” para intimidar a los políticos de cara a las próximas elecciones congresionales y prolongarán el “botellerismo” en tiempos de crisis económica y multifactorial?
Habrá que estar al tanto del culebrón sobre el alto costo de la ineficaz soberbia.
(*) Cubanismo: embotellarse o, disfrutar de botella: cobrar sin trabajar. (12/05/10).
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