Honduras: cortar los hilos de las marionetas militares
Roberto Pérez Betancourt
Los hechos demuestran que poderosos intereses de la alta burguesía hondureña actuaron bajo asesoramiento y apoyo real de grupos de presión y altos mandos militares estadounidenses para secuestrar al presidente constitucional Manuel Zelaya e instalar de facto al empresario Roberto Micheletti en el poder ejecutivo.
Sostenida cortina de desinformación precedió a la brutalidad, con pretensiones de expandirse en Latinoamérica.
El acto de fuerza se amplía con la expulsión de Honduras de periodistas de Telesur y Globovisión. Ellos abrieron una ventana al mundo para informar la verdad y contrarrestar a las globalizadas cadenas de la desinformación, encabezadas por CNN, donde por encargo se fabrican versiones y se tergiversan hechos para imponer matrices desinformativas al público y a medios tradicionales y alternativos de prensa en todos los ámbitos de difusión. Es una prensa que actúa desde el poder mismo que se ha impuesto.
Los golpistas se refocilan porque están ganando tiempo con una supuesta mediación del presidente Arias, en Costa Rica, tan evidentemente inocua que ha provocado un ultimátum del presidente Manuel Zelaya.
El mandatario constitucional de Honduras sigue exigiendo el retorno a la civilidad y a la democracia en su país, mientras la gran prensa renueva su semántica y multiplica titulares en los que legitima al gobierno instalado ya en Tegucigalpa, e intenta cerrar la página del golpe para abrir nuevos capítulos.
Los epoígrafes que despliegan ahora las agencias y los grandes diarios al servicio de la extrema derecha se inspiran en adelantar elecciones, e incluso proponen amnistiar a Zelaya de supuestos delitos, sin aludir para nada a que son los militares quienes realmente han asumido dictatorialmente todas las funciones deliberativas y ejecutivas, por encima de la constitución.
Militares y prensa hondureña y bien pagá, desde el mismo poder espurio se burlan de la opinión publica internacional, la que como nunca antes en la historia ha condenado absolutamente el golpe militar en cuanto foro y organización internacional existe.
Se incluye entre los declarantes contra el golpe al mismísimo preresidente de Estyados Unidos, Barack Obama, hábil al sumarse al rechazo virtual, pero sin mover un dedo en la vida real, presumiendo de neutralidad que ofende la inteligencia.
Bastaría con que Estados Unidos retirara a sus militares de la base de Palmarola para que los gorilettis comenzaran a recoger sus bártulos en zafarrancho de sálvese quien pueda.
Lo único cierto hoy en Honduras se ven los hilos de las marionetas militares y el pueblo sigue en las calles para cortarlos , protestando y organizando huelgas con el propósito de hacer pagar lo más caro posible la ofensa de los gorilas, la sangre derramada y la doble moral del imperio, con la certeza de que Honduras retornará a la vanguardia de los pueblos que echaron a andar y ya no se detendrán hacia la conquista de la justicia social plena.
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