Las invencibles marianas
Por Roberto Pérez Betancourt
"Sólo cuando la mujer unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible", sentenció José Martí, y el pelotón femenino de combatientes Mariana Grajales, creado hace 50 años en la Sierra Maestra, es referencia testimonial de acierto trascendente en el pensamiento del Héroe Nacional de Cuba.
El cuatro de septiembre de 1958, tras muchas horas de debate para analizar la certeza de la decisión que tomaría, el Comandante en Jefe Fidel Castro constituyó el Pelotón de las Marianas, integrado por mujeres del Ejército Rebelde, que reclamaban el derecho de empuñar las armas y participar en la lucha frontal frente a la tiranía pro imperialista de Batista.
Las muchachas se habían ido integrando a la guerrilla rebelde imbuidas por su fervor patriótico, y allí desempeñaban valiosos oficios femeninos tradicionales: en la cocina, la costura de ropas, el aseo, la enseñanza, la atención de enfermos. Pero ellas querían más y se alzaron frente a los prejuicios machistas de la época.
Isabel y Lilia Rielo, Teté Puebla, Angelina Antolín, Rita García, Ada Bella Acosta, Normita Ferrer y Flor Pérez, Eva Palma, Orosia Soto, Juana Peña, Edemis Tamayo y Olga Guevara, entre otras, formaron aquel grupo de emulas de Mariana, la legendaria madre de los hermanos Maceo Grajales, titanes en la Guerra de Independencia frente a España en el siglo XIX.
Testigos del hecho histórico han relatado que el debate sobre la integración del pelotón femenino se prolongo durante siete horas, pues los hombres se oponían a que les entregaran armas a las mujeres, cuando todavía muchos de ellos no tenían una.
Fidel concluyó sus razonamientos expresando que las armas para las mujeres era una decisión justa: "Porque son mejores soldados que ustedes. Son más disciplinadas”.
El cuatro de septiembre era una fecha conmemorativa para la dictadura, cuyas tropas festejaban un golpe de estado perpetrado años atrás por Fulgencio Batista, y fue ocasión propicia para el estreno de las Marianas, suceso que rebasaba el simbolismo de la participación femenina y acentuaba la llegada de un tiempo de cambios irreversibles.
El mismo Fidel las enseñó a disparar y dispuso que hicieran la guardia en la Comandancia. En los primeros días de octubre ellas salieron al combate dirigidas por el comandante Eddy Suñol, a pesar de que este se oponían a que las mujeres fueran armadas.
El estreno fue en el combate de la presa de Holguín, donde ellas derrocharon coraje y demostraron que podían ser tan buenas en la pelea frontal como cualquier hombre. Suñol cambió radicalmente su opinión y la expuso en una histórica carta que envió al Comandante en Jefe en la que reconoce el acierto en la decisión tomada.
Numerosas páginas de heroísmo escribiría el pelotón Mariana Grajales. Sus históricas integrantes serían leyenda e inspiración para millares de muchachas más que en el transcurso de los años han integrado las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior, en Cuba y en las misiones internacionalistas, con las armas dispuestas a defender la justicia plena para todos los hombres y las mujeres todas, como continuadoras de las invencibles marianas.
En este minuto, tras la devastación dejada por el huracán Gustav, en los extensos territorios damnificados, el ejemplo de estoicismo que están dando las mujeres cubanas en duras y prolongadas jornadas de trabajo, reafirma la certeza del verbo martiano, porque también en esta epopeya de reconstrucción total, cuando la mujer unge la obra con la miel de su cariño, la obra es invencible".
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