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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

MAYO, MES DE HOMENAJES, RECUERDOS, ANHELOS... Y AGRESIONES

MAYO,  MES  DE  HOMENAJES,  RECUERDOS,  ANHELOS... Y AGRESIONES

Por Roberto Pérez Betancourt

 

En mayo la naturaleza expande su fertilidad bendecida por lluvias primaverales, la campiña se viste de floridos colores y las familias  recuerdan, anhelan y  celebran  el Día de las Madres, pero  ni siquiera este tiempo de siembra y amor ha sido respetado por la siniestra Agencia Central de Inteligencia (CIA) norteamericana y sus  criminales asalariados para aterrorizar a los cubanos.

 

Más de 70 atentados con bombas y ametrallamientos,  actos de piratería, incendios provocados, asaltos y otros   hechos delictivos contra comunidades, instalaciones, barcos, comercios, sembrados y otros objetivos económicos y sociales han sufrido la acción terrorista de  grupos  contrarrevolucionarios engendrados por gobiernos estadounidenses en los últimos 48 años.

Es la historia documentada de cada suceso la que evidencia con crudeza la maldad y el ensañamiento contra un pueblo entero, por el simple hecho de negarse a ser avasallado, preservar su soberanía y  luchar para edificar una sociedad verdaderamente justa, donde  felicidad no sea  quimera, ni democracia palabra hueca, sino  objetivos inspiradores para todos los ciudadanos.

El 10 de mayo de 1970, comandos terroristas atacaron en alta mar las embarcaciones pesqueras Plataforma I y IV, y sus 11 pescadores fueron conducidos hacia un islote de Las Bahamas, donde permanecieron retenidos durante una semana, lo que ocasionó pérdidas económicas por 341 mil 600 pesos, más la zozobra emocional de las familias.

En igual fecha, pero de 1980, los pesqueros cubanos FC-165 y FC-154 fueron atacados por un buque a la altura de Bahía de Samá, Holguín, en el oriente cubano, de lo que resultó asesinado un pescador y secuestrados los restantes tripulantes de las  embarcaciones.

Si nos remontamos más atrás en la historia, recordaremos que el 11 de mayo de 1962, bandas terroristas organizadas y armadas por la CIA asaltaron la casa del campesino Francisco Hernández Rodríguez, en la provincia de Sancti Spíritus, en el centro de Cuba,  e hirieron a su esposa Adela Niebla y  sus hijos Guillermo, René y Bertila, y  ocasionaron daños por cinco mil pesos.

¿En nombre de qué derechos sucedieron esos actos? ¿Que jurista podría hallar argumentos para defender a los autores de tan abominables ensañamientos?

¿Quién le repone la vida a los tres marinos  asesinados por terroristas tripulantes de una lancha rápida artillada, procedente de Estados Unidos, el 12 de mayo de 1962, mientras patrullaban aguas habaneras,  donde otros cinco  cubanos fueron heridos?

Pérdidas por 125 mil 320 pesos y la muerte de dos bomberos fue el saldo macabro de un incendio de grandes proporciones desatado por terroristas en un almacén de la Empresa de Pieles y Derivados del Ministerio de la Industria Ligera, en Cuba, el 12 de mayo de 1968, una más de las “hazañas” de la CIA y sus engendros.

Se trata de la misma organización estadounidense a la que sirvió el terrorista internacional Luis Posada Carriles, quien desde su guarida consentida en Miami exhibe su hoja de servicios criminales durante más de 25 años como escudo para impedir que la justicia verdadera le pase la cuenta merecida y termine con la impunidad que disfruta bajo la sombrilla de Washington.

Larga sería la enumeración de cada vandalismo sufrido por el pueblo cubano tras el triunfo armado de su Revolución en enero de 1959. Están todos impresos en la memoria de quienes no olvidan a sus muertos, ni las cicatrices en sus propios cuerpos. 

En esta primavera las familias cubanas volverán a reunirse para festejar  el Día de las Madres. Como parte de la tradición,  visitarán  cementerios para rendir homenaje  a las santas mujeres  que completaron su ciclo vital tras legar a la humanidad el fruto de sus entrañas.

Los sentimientos de esas personas todas también se enlazarán de un extremo a otro del archipiélago cubano en el recuerdo de lo vivido y sufrido, no para inspirarse en  venganza, sino  en nombre de la humanidad exigir que la justicia verdadera  no permanezca en el olvido.   

 

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