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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Hipotéticas respuestas a LA GRAN PREGUNTA

Hipotéticas respuestas a LA GRAN PREGUNTA


Por Roberto Pérez Betancourt


   ¿Por qué millones de personas en el mundo continúan enganchadas al
tabaquismo, a pesar de lo mucho que la ciencia ha aportado para
demostrar el daño letal de ese vicio?
   Es la Gran Pregunta, formulada en variantes infinitas a fumadores y
expertos en la materia.
   Y es que al clásico: "De algo hay que morirse", evasivo y
diplomáticamente aferrado a seguir echando humo, los médicos llegaron
al: "Empecinarse en morir de cáncer de pulmón es el sumo del masoquismo
suicida".
   Pero ya no se trata solo de cáncer del pulmón, que de por sí
bastaría para disuadir a un ser de inteligencia media, dispuesto a
luchar contra la droga de la nicotina y el alquitrán.
   Hombres y mujeres que fuman se arriesgan a sufrir además infartos,
tumores en distintas partes del cuerpo, complicaciones durante el
embarazo, problemas respiratorios o disfunción sexual.
   Hay mucho más: riesgo a sufrir depresión y mermar los procesos
cognitivos, afectaciones bronquiales severas en niños y otras personas
expuestas indirectamente al humo de tabacos y cigarrillos, y alta
probabilidad de contraer cáncer de colón, especialmente cuando el
tabaco se asocia a la ingestión de bebidas alcohólicas.
   Siga anotando: Riesgos de sufrir cáncer de páncreas y de mama.
Reducción del 50 por ciento de  probabilidades de embarazo. Incremento
del 40 por ciento de disfunción eréctil en hombres y de lesiones
cardíacas agudas. El tabaco asociado al café aumenta los accidentes 
cardiovasculares y quintuplica la probabilidad de infarto en menores de
40 años.
   El humo indirecto causa otitis e hiperactividad en niños. Las madres
fumadoras duplican el índice de muerte súbita. Los fetos pueden
adquirir el mal hábito de la madre fumadora. El tabaco causa alto
riesgo de padecer hipertiroidismo y  diabetes, y a los diabéticos les
acentúa sus padecimientos. Los adolescentes fumadores pueden sufrir
síndrome metabólico.
   No es el cuento de nunca acabar, sino historia médica recopilada por
especialistas a lo largo y ancho del mundo.
   En Cuba, país afanado en elevar la expectativa de vida a 80 años de
edad, los diputados de la Asamblea Nacional del Poder Popular acordaron
profundizar en los estudios sobre el impacto económico y social del
consumo de tabaco, cigarros y alcohol.
   Razonan los legisladores que, aunque una parte de los ingresos al
presupuesto de la nación provienen de las ventas de tabaco, cigarros y
bebidas alcohólicas, quizás el Estado gaste más en la atención médica y
la seguridad social de casos asociados al consumo de esos productos.
   El diputado Alfredo Espinosa ha hecho notar que, si bien se ha
reducido la prevalencia de fumadores en Cuba, siguen apareciendo casos
de morbilidad asociados al tabaquismo, y el 69 por ciento de los niños
cubanos está expuesto al humo del cigarro.
   Pero las respuestas reales a la Gran Pregunta siguen siendo
hipotéticas, evasivas, como si los males que gravitan sobre los
fumadores solo pudieran afectar "al otro".
   La realidad demuestra que quienes sufren en carne propia el impacto
irreversible de una noticia trágica causada por el tabaquismo suelen 
adquirir conciencia del riesgo, pero entonces suele ser demasiado tarde.
   Anticiparse es el quid de la respuesta, que no puede ampararse en la
inevitabilidad de la muerte como fenómeno universal, sino en evitar la
agonía propia y la de seres queridos que la sufren cuando la muerte
prematura entra sin pedir permiso.

 

 

 

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