OLGA Y ADRIANA: HISTORIAS DE AMOR EN TIEMPO REAL
Por Roberto Pérez Betancourt
En las historias de Olga Salanueva y Adriana Pérez, los escritores
pueden hallar abundante material de inspiración sobre facetas poco
tratadas del amor: fidelidad, fortaleza de espíritu y también el lado
tenebroso de la vida, a través de quienes se empeñan en aplastar
derechos e imponer arbitrariedades.
Ellas son las respectivas esposas de René González y Gerardo
Hernández, quienes junto a Ramón Labañino, Fernando González y Antonio
Guerrero, están injustamente condenados a largas penas de las que han
cumplido más de ocho años en cárceles de Estados Unidos por luchar
contra el terrorismo y que la Administración del presidente George W.
Bush se obstina en mantener en encierro.
Washington ha negado repetidamente a Adriana el derecho a visitar
a Gerardo en prisión, al igual que no permite hace seis años que Olga
vea a su cónyuge.
A falta de pruebas y argumentos legales, la táctica gubernamental
ha recurrido a procedimientos leguleyos para dilatar el
esclarecimiento de los hechos imputados a Los Cinco --como se les
conoce internacionalmente--, quienes se dedicaban a descubrir y
alertar de acciones terroristas que en territorio estadounidense se
fraguaban contra Cuba y Estados Unidos.
Como en tiempos medievales, durante el largo período de
privación de libertad, Olga, Adriana y sus esposos han padecido
la soberbia determinación de quien se arroga el poder absoluto de
burlar las propias leyes de su país y ejercer la tortura psíquica
como fórmula de chantaje, privándolas a ellas del derecho
legítimo de la sonrisa, de la mirada, de la palabra cálida del
otro.
Para denunciar ese atropello, se levantan millares de voluntades
en la campaña internacional Derecho a Visitas a Los Cinco, que exige del
gobierno de Estados Unidos que cumpla su obligación de permitir
que los familiares, incluidas Olga y Adriana, se entrevisten
frecuentemente en la cárcel con quienes aman, pues ningún
tribunal ha dictado sentencia de exclusión del amor.
Salanueva afirma que ha sido borrada definitivamente de la lista
de posibles visitantes de René, y exige "entrar a la cárcel
donde está mi esposo. Es un derecho de él como prisionero, mío y
de sus hijas. Y todavía no tenemos una foto juntos. Hasta eso nos
niegan, y pensamos hasta cuándo tendremos que esperar".
Adriana entorna la mirada y sin perder la serenidad recuerda que
a Gerardo lo han condenado sin causa real a tres vidas en
prisión. Como ella no cede a presiones oficiales para que
traicione la voluntad inquebrantable de su esposo de denunciar
las acciones terroristas contra su patria, le imponen el castigo
de mantenerla alejada de él todo el tiempo.
Por vez primera la pequeña Ivette, de nueve años de edad, pudo
visitar a papá René en prisión el 30 de diciembre de 2006, en
compañía de su hermana Irma, pero tampoco en esa oportunidad le
permitieron a Olga viajar a Estados Unidos para reunirse con su
amado.
Son historias de amor en tiempo real, desprovistas de ficción, en
las cuales todos podemos ser protagonistas de un final feliz.
La Campaña Derecho a Visitas a Los Cinco comenzó el ocho de
marzo y concluirá el segundo domingo de mayo, Día de las Madres,
y concentrará sus acciones en manifestaciones de protestas frente a las
embajadas de Estados Unidos en cada nación solidaria.
(Por Roberto Pérez Betancourt)
Rpb ara jhs 07 0623
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