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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Elecciones EE.UU.: Joe Biden ganó; Trump perdió y tendrá que irse

Elecciones EE.UU.: Joe Biden ganó; Trump perdió y tendrá que irse

Roberto Pérez Betancourt

 

Este sábado 14 de noviembre de 2020, Joe Biden suma 306 votos electorales frente a los 232 de Donald Trump con todos los estados proyectados y de hecho es el nuevo presidente electo en Estados Unidos.

  El presidente electo Joe Biden amplió su ventaja sobre Donald Trump luego de la proyección de los resultados electorales de todos los estados del país.

Con el triunfo en Georgia, tradicional bastión republicano, el demócrata suma 16 votos adicionales en el Colegio Electoral y llega a 306 lo que representa 36 más que los necesarios para ganar la presidencia.

Ante lo ajustado del resultado en Georgia, comenzó un recuento manual de votos que, sin embargo, no se espera que cambie el resultado final, según las autoridades del estado.

Desde hace más de dos décadas, Georgia no elegía a un candidato demócrata a la presidencia y todo parece a indicar que en el futuro puede convertirse en un estado azul (por el color del partido), consideran expertos.

Aunque la oficialización de la victoria de Biden todavía demorará unos días, todos los grandes medios de prensa estadounidenses afirman que el resultado será irreversible, a pesar de las rabietas del señor Donald que se empecina en no soltar el poder ejecutivo, y llega a decir que negará la vacuna contra la Covid 19 al estado de Nueva York “por razones políticas”, al tiempo que ridículamente enuncia planes para el mes de abril, cuando de hecho ya habrá sido expulsado de la Casa Blanca.

  Trump perdió ampliamente el estado de Nueva York y su reacción frente a la Covid 19 es vista como una venganza, respuesta típica de quien no acepta perder en nada.

 

Cuomo responde: “Trump intenta intimidar a los gobernadores”

 

 

  Poco después de las declaraciones del jefe de la Casa Blanca, el gobernador Cuomo dijo en declaraciones a CNN que "nada de lo expuesto por Trump es cierto" y que lo que busca es intentar "intimidar a los gobernadores".

Cuomo respondió que "en primer lugar, afortunadamente", Trump "no estará aquí" en abril para manipular la distribución de vacunas. "En lo que los estadounidenses no confían es en el presidente Trump", agregó señalando que cerca de la mitad del pueblo estadounidense está preocupado "de que el proceso de aprobación de la vacuna se politizó para servir a Trump durante su campaña".

Uno de sus asesores también sostuvo que Cuomo en realidad "está luchando para garantizar que las comunidades más afectadas" reciban el antígeno en Nueva York, recogen medios locales.

Trump falló con su respuesta a la pandemia, mintió a los estadounidenses y fue despedido por los votantes por su incompetencia", afirmó por su parte el asesor Rich Azzopardi.

  Aunque en círculos oficiales se comienza a comentar que Trump ya se ha dado cuenta que tendrá que irse, aunque no quiera, la soberbia que caracteriza la personalidad del que ha sido considerado como el peor presidente en la historia de Estados Unidos todavía le impide reconocer públicamente lo inevitable: Aunque no quiera, tendrá que irse.

  El futuro de Trump  no parece que será de miserias, porque ya se han anunciado numerosos contratos que esperan por las memorias del rubio despeinado y ofertas varias para que protagonice (siga protagonizando) un espectáculo televisivo donde él, Trump, naturalmente, será la estrella mediática, habida cuenta los más de 70 millones de estadounidenses que le dieron el voto en las elecciones que perdió, porque Joe Biden le sacó más de cinco millones por encima en el voto popular, en una participación comicial que sentó record en la nación norteña.

  Sin embargo, también le esperan numerosas demandas judiciales por sus acciones ilegales durante sus años en el ejercicio del Poder Ejecutivo, a las que tendrá que responder gastando mucho dinerito en abogados, y analistas expertos en estos litigios han anunciado que la Feria trumpiana se extenderá más allá de su expulsión de la casa Blanca, luego de que haya perdido sus prerrogativas y sea, simplemente, un ex presidente de tristísima recordación.

 

La enmarañada Ley Federal y lo que falta

 

La ley federal establece un día para que se terminen los recuentos: es la llamada fecha de "puerto seguro" que este año corresponde al 8 de diciembre. Para entonces, según la legislación federal, toda la información de los resultados estatales debe haber llegado a "puerto seguro"; es decir, debe haber sido entregada por las autoridades electorales de cada estado.

Una vez recibida la certificación de todos los estados, sigue sin haber un ganador oficial.

Llega otro día clave: el lunes posterior al segundo miércoles de diciembre -el 14 de ese mes este año- que es la fecha en la que los delegados del Colegio Electoral se congregan en cada capital de estado para oficializar su voto.

El colegio se compone de 538 electores en total, repartidos por cada estado en proporción al tamaño de su población.

Esta reunión suele tener un carácter puramente ceremonial. La norma es que todos los delegados de cada estado voten al candidato que haya obtenido más sufragios. Aunque también han existido "electores sin fe", los que no votan por el candidato por el que fueron propuestos. Trump tuvo dos en 2016, ya que ganó la elección con 304 y no 306 que se suponía la noche de la elección.

Solo hay dos estados (Maine y Nebraska) que dividen sus votos electorales en función de la proporción de votos que obtenga cada candidato. Hay que tener en cuenta que, en última instancia, es la legislatura estatal la que decide a qué candidato se le asignan los delegados si no hay un ganador certificado.

No se puede descartar que, debido a las denuncias del presidente sobre presunto fraude, las legislaturas estatales en manos republicanas decidan no aceptar como válidos los resultados de las elecciones en su propio estado.

Así las cosas, el 14 de diciembre puede darse una situación en la que se enfrenten dos grupos de delegados del Colegio Electoral de un mismo estado: uno que se adhiera al ganador del voto popular en el estado y otro que siga el mandato de la legislatura estatal.

En ese caso, la ley establece que le corresponde al Congreso estadounidense elegir entre los dos grupos de delegados enviados por el estado, algo que no ocurre desde 1876.

 Sin embargo, ante la evidente mayoría obtenida por Joe Biden en los comicios y la falta de pruebas sobre presuntos fraudes, es de esperar que prevalezca la cordura y los propios políticos no intenten impugnar su sistema “democrático representativo”, ya bastante desprestigiado ante la opinión pública mundial.(Con informaciones de agencias,  BBC Mundo y archivos del redactor))

 

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