Planes económicos sobre bases realistas
Roberto Pérez Betancourt
Lo anunció el ministro de Economía y Planificación de Cuba, Alejandro Gil: A partir del año 2020 serán los trabajadores quienes confeccionarán sus planes económicos, desde la base, en cada centro laboral.
El titular del ramo intervino durante el recién clausurado congreso de la Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba (ANEEC). En la clausura del evento, el presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez precisó que la decisión descentralizadora exige objetividad, realismo y conciencia.
Lo cierto es que año tras año, los planes económicos padecían una especie de “cachumbambé” entre las cifras directivas que bajaban desde las instancias gubernamentales, y las que se ajustaban en la base y subían para ser reconsideradas, y volvían a bajar con las reconsideraciones, que generalmente incluían recortes, ajustes, limitaciones… y más tarde extraplanes y más extraplanes, en contextos en los que la incertidumbre era imponderable constante de una ecuación de difícil solución, que incluía –sigue incluyendo- las acciones aberrantes de la administración estadounidense de turno contra el gobierno y las familias cubanas, a través del bloqueo económico, comercial y financiero (embargo) que dura ya más de 60 años.
La audaz medida que se anuncia era esperada desde hacía rato. Ahora se impone, habida cuenta las realidades contextuales que objetivamente limitan aun más la solvencia de la nación y las posibilidades de ingresos monetarios a través de la venta de bienes y servicios.
A pesar de esto, como afirmara el presidente cubano:… “no hemos renunciado ni renunciaremos nunca a hacer que nuestra economía, pequeña y asediada hace 60 años, sea próspera y sostenible… Debemos propiciar la sustitución de métodos administrativos por mecanismos económicos financieros y lograr la institucionalidad de cada proceso y apoyarla con incentivos y motivaciones”.
Concentración en utilizar mejor los recursos disponibles
Las demandas de recursos en el país superan ampliamente las disponibilidades y posibilidades de satisfacerlas, por tanto, el dilema de cada día es cómo utilizar mejor lo que se tiene, con inteligencia, creatividad, sentido común, esfuerzo y honestidad, factores indispensables para salir adelante.
Al respecto, el mandatario cubano enfatizó la importancia del vínculo vivo de las Universidades con la economía y la sociedad, lo que en su opinión permitirá al país avanzar “…tan velozmente como nos lo permita una de nuestras mayores fortalezas: el conocimiento.
Problemas actuales exigen renovar mentalidad administrativa
Los problemas económicos principales que afronta Cuba incluyen el alto nivel de endeudamiento, los insuficientes ingresos por exportaciones, las deudas por cobrar y el predominio de una mentalidad importadora que acomoda y atenta contra la iniciativa y la creatividad; la corrupción y las ilegalidades que propician delitos como el robo de combustible y, también, el pobre nivel de ahorro, inaceptable en una nación que el mundo reconoce por su nivel educacional y por su cultura política.
La batalla económica consiste, por tanto, en generar una actitud más proactiva, inteligente y concreta de los dirigentes, convocados a impulsar —no trabando ni demorando— soluciones seguras y específicas; reforzar estructuras y equipos de dirección y gestión económica, apuntó Díaz Canel.
Esta visión asentada en realidades demanda encadenamientos productivos con la inversión extranjera, las empresas mixtas, el turismo, el resto de la economía nacional y el sector no estatal.
A veces hay palabras que surgen y al convertirse en repetitivas consignas vacían su contenido. Tal ocurre con el término encadenamiento. Por eso el Presidente Díaz Canel enfatizó que se debe objetar el vacío de significado.
Es obvio que se impone una reflexión administrativa amplia sobre las orientaciones y progresiones a las que se avoca el país para interiorizar las necesidades de cambio y aplicar la política acertada, que entre otras cosas demanda desburocratizar mecanismos que frenan iniciativas plausibles en el campo de las inversiones, del trabajo por cuenta propia y de la solución de problemas administrativos cotidianos por parte de la población, que necesita se respete su tiempo de vida y de trabajo, y no se vea expuesta a interminables esperas improductivas.
Satisface saber que el gobierno se propone “ordenar la actividad del sector privado, pero sin trabar o frenar su desempeño, estimulando las mejores prácticas hasta lograr que quienes hoy la ejercen se aparten de la ilegalidad, la sub-declaración y otras prácticas nocivas. El reto es integrar a todos los actores, formas de propiedad y de gestión presentes en el entorno económico y social nacional, incrementar las fuentes renovables de energía, hacer más eficientes los procesos inversionistas, fomentar un ambiente de confianza y seguridad en quienes apuestan por Cuba asumiendo los riesgos y las amenazas.” (TVY)(17/06/19).
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