BLOQUEO contra Cuba, récord de Terrorismo de Estado
Roberto Pérez Betancourt
No por recurrente, el bloqueo económico comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba deja de ser noticia cada año, cuando asciende el récord mundial del terrorismo de Estado aplicado por la nación más poderosa del planeta contra un pueblo pequeño en territorio, pero inconmensurable por su grandeza de voluntad y resistencia.
En el Medioevo, cuando una potencia invasora enviaba ejércitos saqueadores a adueñarse de una ciudad o un castillo fortificado, para imponer su voluntad sitiaba el lugar a fin de impedir que sus habitantes recibieran alimentos y otras provisiones provenientes del exterior.
Era una estrategia dirigida a usar el hambre, las enfermedades y otras calamidades como armas para doblegar al pueblo agredido, hasta que este cediera en su dignidad, arriara la bandera propia, se rindiera y acatara imposiciones.
Las medidas del bloqueo se percibieron pocas semanas después del triunfo de la Revolución Cubana, el primero de enero de 1959. El seis de febrero de ese año un informe del Banco Nacional de Cuba consignaba el depósito en bancos norteamericanos de 424 millones de dólares, robados por cabecillas batistianos. Ni un solo centavo fue devuelto.
Desde entonces, 12 administraciones norteamericanas se han empecinado en conjugar el bloqueo con el terrorismo de Estado contra la Mayor de las Antillas sin lograr sus objetivos.
Es una práctica prepotente, que no escucha la mayoritaria voluntad del mundo, expresada reiteradamente en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en contra de los intentos norteamericanos de aislar y asfixiar al pueblo cubano.
Solo en el período que media desde abril del año 2017 hasta marzo de este año la cifra de daños a Cuba suma cuatro mil 321 millones 200 mil dólares, según Informe de Cuba en virtud de la resolución 72/4 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, titulada «Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba».
La Asamblea general de la ONU volverá a ser escenario el 31 de octubre de este año de las denuncias reiteradas por numerosos oradores, en relación con la práctica hostil del vecino norteño, afanado en estrangular a las familias cubanas para rendir a la nación, propósito infructuoso, aunque si sumamente dañino para todos los sectores de la sociedad, inclusive para los propios empresarios estadounidenses y de otras naciones, habida cuenta el carácter extraterritorial de esa práctica condenada una y otra vez por la voz mayoritaria del mundo en el foro de la ONU.
No es ocioso recordar el carácter ilegal y perverso de este bloqueo, que dura 60 años. El actual mandatario Donald Trump se ha empeñado en extremar las agresiones, echando por tierra el progreso alcanzado en el acercamiento entre ambas naciones bajo la administración preceden te de Barack Obama,
En contra de lo que suelen cacarear los plumíferos del imperio, el bloqueo no es producto de un diferendo binacional, sino ejercicio de guerra económica y su carácter extraterritorial ha sido denunciado por diversos estados, cuyas empresas no pueden establecer vínculos con las cubanas, pues están b ajo permanente amenaza de ser multadas, en virtud de un chantaje manifiesto que les ordena pagar la extorción o ser incluida en la lista negra de los que no pueden hacer negocios con entidades estadounidenses, todo lo cual es una soberana burla a la soberanía de las naciones afectadas.
En este contexto, el enemigo imperial, poderoso y sutil, continúa entonando sus cantos de sirena dirigidos a oídos proclives a la ingenuidad. Es una historia de Terrorismo de Estado que marca record de genocidio, pero que ha servido también para evidenciar el temple del pueblo cubano, cuyo ejemplo se multiplica en solidaridad internacional y en avances socioeconómicos de otras naciones hermanas, que volverán a alzar su voz este año en la Asamblea General de la ONU para condenar el Bloqueo y sumar otra derrota moral más al fundamentalismo de derecha estadounidense.
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