Premisa ética: La Buena voluntad al criticar
Roberto Pérez Betancourt
Cuando se trata de criticar y caracterizar actitudes de otros, la experiencia aconseja partir siempre de una intención de buena voluntad, tener en cuenta todos los factores concurrentes para no dejarse arrastrar por una impresión prejuiciada, y preservar una premisa ética indispensable en las relaciones interpersonales.
Criticar y caracterizar son verbos espinosos. Aluden a actitudes individuales que, bien encausadas, pueden resultar altamente constructivas, pero mal ejercidas ocasionan disgustos, crean barreras artificiales y hasta inducen acciones lamentables.
No es lo mismo opinar de pelota que sobre la conducta de otras personas. Lo primero es un pasatiempo nacional. Lo segundo entraña una responsabilidad humana trascendente.
Sin ser juez ni experto en la materia, se puede entender que el correcto ejercicio del criterio propio, expresado con el debido respeto, puede alertar y ayudar a otros.
¿Quién no ha rectificado una mala conducta al recibir una crítica constructiva con sabor a buena intención? ¿Quién no ha sido víctima de críticas gratuitas en las que se adivinan intenciones oportunistas, justificativas de hallar contenido a un empleo retribuido de dudosa utilidad?
El asunto puede dar lugar a un largo y controversial ensayo.
En este espacio limitado solo intento invitar a la reflexión: Si usted es un adulto que a través de años de mucho bregar ha logrado habitar una vivienda confortable, adquirir artículos que le hacen la vida agradable, disponer de comodidades, formar una familia y llevar una vida apacible, antes de enunciar críticas públicas en relación con personas que afrontan múltiples problemas, incluidos los que ya usted resolvió, al levantar el martillo para golpear no olvide que el metal suyo está forjado y frío, y el del objeto de su crítica puede ser joven, inexperto y estar al rojo vivo.
Un golpe mal calculado desde su altura diferente, más que enderezar lo que estima un mínimo desvío, puede ser injusto y provocar irreparables deformaciones.
Un consejo de contemporáneo: Cerciórese de ver bien y no estar equivocado ante de esgrimir el martillo.
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