Blogia
DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Los cumpleaños de Fidel

Los cumpleaños de  Fidel

 Roberto Pérez Betancourt

El 90 cumpleaños de Fidel Castro, el sábado 13 de agosto de este año 2016 no fue el último. Su partida física no será obstáculo para que Fidel,  su pueblo y  los seres humanos de buena voluntad que aprendieron a quererlo, sigan celebrando cada aniversario del Comandante líder histórico de la Revolución cubana en el devenir de la historia. Será así, porque Fidel, como Martí, Che Guevara, Antonio Maceo y otros grandes hombres que han dejado huella, pensamiento  y amores son realmente inmortales.

  Su más reciente onomástico es ejemplo de lo dicho antes. Fue recordado y conmemorado en toda Cuba y en muchos otros lugares del mundo, en tanto la prensa internacional de todas las tendencias le dedicó reportajes y comentarios especiales,  que pasaron revista a la ejecutoria de un hombre  imprescindible en el estudio de la historia contemporánea, por su presencia activa en hechos  trascendentes para la humanidad en los últimos decenios, en los que el reconocido máximo líder de la Revolución cubana desempeño papeles activos que influyeron e incluso determinaron el curso de acontecimientos políticos, bélicos y sociales.

   Sitios digitales como BBC Mundo desplegaron en primera página  la noticia del cumpleaños de Fidel  con una síntesis de citas memorables del líder cubano y, aunque en páginas amarillas  de diferentes soportes no faltaron los difamadores de siempre, ninguno pudo ocultar el hecho real: Fidel celebró 90 agostos con lucidez y reconocimiento universal.

   En tan señalada ocasión, Fidel volvió a la palestra pública mediante una misiva en la que rememoró sus orígenes, sus primeros pasos en la vida, su familia,  el nacimiento de sus inquietudes políticas y revolucionarias en pos de una patria libre y soberana.

  Y dejó Fidel, una vez más, su mensaje actual, al recordar la multiplicación de la especie humana en un planeta que agota sus reservas de vida y cada día se expone a peligros que podrían conducir al exterminio de la raza humana, y dice, cito: “…hay que martillar sobre la necesidad de preservar la paz, y que ninguna potencia se tome el derecho de matar a millones de seres humanos.” Fin de la cita.

   Así, Fidel, a sus noventa años, con la claridad de siempre, alerta y sabe que su legado integral de hombre que siempre mira al futuro perdurará mucho más allá del tiempo y la distancia.

Fidel Castro agradece muestras de respeto y felicitaciones por su noventa cumpleaños

  El máximo líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, quien el 13 de agosto cumplió 90 años de edad, expresa en un artículo titulado El cumpleaños -publicado originalmente en el diario Granma- su más profunda gratitud por las muestras de respeto, los saludos y los obsequios que ha recibido en estos días, que le dan fuerzas para reciprocar a través de ideas que trasmitirá a los militantes del Partido Comunista y a los organismos pertinentes.

A seguidas texto completo:

Mañana cumpliré 90 años. Nací en un territorio llamado Birán, en la región oriental de Cuba. Con ese nombre se le conoce, aunque nunca haya aparecido en un mapa. Dado su buen comportamiento era conocido por amigos cercanos y, desde luego, por una plaza de representantes políticos e inspectores que se veían en torno a cualquier actividad comercial o productiva propias de los países neocolonizados del mundo.

En una ocasión acompañé a mi padre a Pinares de Mayarí. Yo tenía entonces ocho o nueve años. ¡Cómo le gustaba conversar cuando salía de la casa de Birán! Allí era el dueño de las tierras donde se plantaba caña, pastos y otros cultivos de la agricultura. Pero en los Pinares de Mayarí no era dueño, sino arrendatario, como muchos españoles, que fueron dueños de un continente en virtud de los derechos concedidos por una Bula Papal, de cuya existencia no conocía ninguno de los pueblos y seres humanos de este continente. Los conocimientos trasmitidos eran ya en gran parte tesoros de la humanidad.

La altura se eleva hasta los 500 metros aproximadamente, de lomas inclinadas, pedregosas, donde la vegetación es escasa y a veces hostil. Árboles y rocas obstruyen el tránsito; repentinamente, a una altura determinada, se inicia una meseta extensa que calculo se extiende aproximadamente sobre 200 kilómetros cuadrados, con ricos yacimientos de níquel, cromo, manganeso y otros minerales de gran valor económico. De aquella meseta se extraían diariamente decenas de camiones de pinos de gran tamaño y calidad.

 Obsérvese que no he mencionado el oro, el platino, el paladio, los diamantes, el cobre, el estaño, y otros que paralelamente se han convertido en símbolos de los valores económicos que la sociedad humana, en su etapa actual de desarrollo, requiere.

Pocos años antes del triunfo de la Revolución mi padre murió. Antes, sufrió bastante.

De sus tres hijos varones, el segundo y el tercero estaban ausentes y distantes. En las actividades revolucionarias uno y otro cumplían su deber. Yo había dicho que sabía quién podía sustituirme si el adversario tenía éxito en sus planes de eliminación. Yo casi me reía con los planes maquiavélicos de los presidentes de Estados Unidos.

El 27 de enero de 1953, tras el golpe alevoso de Batista en 1952, se escribió una página de la historia de nuestra Revolución: los estudiantes universitarios y organizaciones juveniles, junto al pueblo, realizaron la primera Marcha de las Antorchas para conmemorar el centenario del natalicio de José Martí.

Ya había llegado a la convicción de que ninguna organización estaba preparada para la lucha que estábamos organizando. Había desconcierto total desde los partidos políticos que movilizaban masas de ciudadanos, desde la izquierda a la derecha y el centro, asqueados por la politiquería que reinaba en el país.

A los 6 años una maestra llena de ambiciones, que daba clases en la escuelita pública de Birán, convenció a la familia de que yo debía viajar a Santiago de Cuba para acompañar a mi hermana mayor que ingresaría en una escuela de monjas con buen prestigio. Incluirme a mí fue una habilidad de la propia maestra de la escuelita de Birán. Ella, espléndidamente tratada en la casa de Birán, donde se alimentaba en la misma mesa que la familia, la había convencido de la necesidad de mi presencia. En definitiva tenía mejor salud que mi hermano Ramón —quien falleció en meses recientes—, y durante mucho tiempo fue compañero de escuela. No quiero ser extenso, solo que fueron muy duros los años de aquella etapa de hambre para la mayoría de la población.

Me enviaron, después de tres años, al Colegio La Salle de Santiago de Cuba, donde me matricularon en primer grado. Pasaron casi tres años sin que me llevaran jamás a un cine.

Así comenzó mi vida. A lo mejor escribo, si tengo tiempo, sobre eso. Excúsenme que no lo haya hecho hasta ahora, solo que tengo ideas de lo que se puede y debe enseñar a un niño. Considero que la falta de educación es el mayor daño que se le puede hacer.

La especie humana se enfrenta hoy al mayor riesgo de su historia. Los especialistas en estos temas son los que más pueden hacer por los habitantes de este planeta, cuyo número se elevó, de mil millones a fines de 1800, a siete mil millones a principio de 2016. ¿Cuántos tendrá nuestro planeta dentro de unos años más?

Los científicos más brillantes, que ya suman varios miles, son los que pueden responder esta pregunta y otras muchas de gran trascendencia.

Deseo expresar mi más profunda gratitud por las muestras de respeto, los saludos y los obsequios que he recibido en estos días, que me dan fuerzas para reciprocar a través de ideas que trasmitiré a los militantes de nuestro Partido y a los organismos pertinentes.

Los medios técnicos modernos han permitido escrutar el universo. Grandes potencias como China y Rusia no pueden ser sometidas a las amenazas de imponerles el empleo de las armas nucleares. Son pueblos de gran valor e inteligencia. Considero que le faltó altura al discurso del Presidente de Estados Unidos cuando visitó Japón, y le faltaron palabras para excusarse por la matanza de cientos de miles de personas en Hiroshima, a pesar de que conocía los efectos de la bomba. Fue igualmente criminal el ataque a Nagasaki, ciudad que los dueños de la vida escogieron al azar. Es por eso que hay que martillar sobre la necesidad de preservar la paz, y que ninguna potencia se tome el derecho de matar a millones de seres humanos.

Fidel Castro Ruz

 Agosto 12 de 2016

    10 y 34 p.m.

 

 

 

0 comentarios