Posada Carriles: ¿Llegará la sensatez de verdadera justicia?
Roberto Pérez Betancourt
El 19 de abril se cumplirán dos años desde que el terrorista internacional Luís Posada Carriles fuera graciosamente liberado y viajara a Miami, donde aún se refocila con la crápula que también disfruta bajo la misma sombrilla protectora, abierta y sostenida por el fundamentalismo de derecha norteamericano.
La noticia del Día es el mandato de la Corte de Apelaciones del quinto circuito de Nueva Orleáns: Posada Carriles será sometido a un nuevo juicio por presunto fraude migratorio y falsos testimonios.
A ultima hora la Fiscalía anunció que añadirá nuevos cargos a Posada por haber mentido también sobre su implicación "en solicitar individuos para realizar atentados en Cuba".
Se trata de la serie de sabotajes con explosivos que el criminal desencadenó en La Habana en 1997, documentada por las autoridades cubanas, quienes oportunamente facilitaron las pruebas al Buró Federal de Investigaciones de EE.UU.
En la citada ocasión, Posada contrató al mercenario salvadoreño Raúl Cruz León para ejecutar atentados en instalaciones turísticas de la Isla. Una de esas acciones en el hotel Copacabana provocó la muerte del italiano Fabio Di Celmo.
Posada confesó su implicación en esos hechos a publicaciones de EE.UU., además de que existen pruebas documentales irrefutables que demuestran su activa participación.
En el buró del secretario del Departamento de Justicia, Eric Holder, está la solicitud de Livio Di Celmo, hermano de Fabio, en la que pide que Posada sea arrestado de inmediato y enjuiciado por terrorismo, o extraditado.
Sigue llamando la atención que, no obstante el abultado expediente terrorista del ex agente de la Central de Inteligencia Norteamericana, la intención divulgada por la Fiscalía Federal todavía se limita a cargos adicionales de perjurio y obstrucción, los cuales debe presentar en el tribunal de El Paso, Texas, donde se fijo el nuevo juicio para el 10 de agosto.
Es el adicional capítulo abierto en lo que pudiéramos llamar truculenta novela escrita por abogados de lo indefendible y fiscales en función de dilatar la verdadera justicia, millares de páginas de falsedades leguleyas e impudicia política.
La jueza será Kathleen Cardone, la misma que liberó hace dos años a Posada, cuando con fino tono irónico dio a entender que los cargos contra este sujeto tendrían que haber sido mejor precisados por el gobierno -regenteado entonces por W. Bush-, y no como simple mentiroso.
Es como si la máquina del tiempo hubiera retrocedido luego de haberle regalado un amplio período de gracia al terrorista más peligroso del hemisferio occidental.
Reportes de agencias internacionales de prensa dejan traslucir cierto nerviosismo entre los abogados bien pagados para defender al terrorista, a quien le fue fijada una fianza que suma 350 mil dólares para permanecer en libertad y, según se ha dado a conocer, podría llevar una especie de grillete electrónico que permitirá monitorear su paradero las 24 horas del día. Adicionalmente, a Posada le prohíbieron comunicarse con sus homólogos en el oficio de aterrorizar, con algunos de los cuales celebró un “congreso de ex presos políticos” en Miami, al que, violando toda ética, asistió la representante federal Ileana Ross-Lethinen, quien públicamente alardeó de su hoja de servicios como integrante de la mafia anticubana.
La alusión a los socios del terrorista mayor cita a Santiago Álvarez, Oswaldo Mitat, José Pujol, Rubén López Castro y Ernesto Abreu, quienes se negaron a testificar en la causa de Posada.
¿Acaso bajo la nueva administración estadounidense llegará la sensatez y la Fiscalía procederá conforme esperan los amantes de la justicia para que el terrorista sea encausado por sus crímenes y no solo por mentiroso?
José Pertierra, abogado que representa a Venezuela en la solicitud de extradición de Posada –naturalizado venezolano--, recordó en declaraciones a la televisión cubana que el principal crimen de Posada es haber saboteado un avión de pasajeros con 73 personas a bordo, y que el juicio debe ser por esos asesinatos, NO por haber mentido sobre su ingreso en Estados Unidos.
Esa demanda venezolana está fundamentada desde el verano de 2005.
Las nuevas autoridades en EE.UU., el tratado vigente de extradición entre ese país y Venezuela, la convención internacional que protege a los pasajeros en aviación civil exigen que Posada Carriles sea extraditado, o juzgado en EE.UU. por los verdaderos cargos que se le imputan, no por simple mentiroso.
Solo cuando eso suceda habrá llegado la sensatez de adecuada justicia, esperada por el mundo en este dilatado suceso, entonces la larga novela tendría justo final.
0 comentarios