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DEBATE ABIERTO, la página de Roberto Pérez Betancourt

Dicta Bush Manual de cinismo antiterrorista

Dicta Bush Manual de cinismo antiterrorista

Roberto Pérez Betancourt

 

   Todavía la prensa mundial comenta lo que califican como Manual de cinismo antiterrorista: el discurso  en la ONU del presidente George W. Bush.

   Un análisis de los contenidos de la perorata demuestra que los conceptos que utilizó el mandatario fueron diseñados para ser digeridos  por un público políticamente analfabeto y temeroso, emocionalmente llevado a la histeria mediante sistemáticas mentiras supremas.

   Veamos algunos párrafos de la nueva busheada:

          “... al asesinar adrede a inocentes para promover sus objetivos, estos extremistas desafían los principios fundamentales del orden internacional...”

   ¿Atormentado por su baja popularidad, Bush decidió hacerse una autocrítica ante el mundo?

   Nada de ilusiones. Aunque esas palabras parecen sintetizar su vocación guerrerista materializada contra los pueblos de Iraq y Afganistán, sin el menor pudor ante la historia, W. pretende calificar a otros.

          “... Como estados soberanos, tenemos la obligación de gobernar responsablemente y resolver problemas antes de que crucen fronteras...”

   Se olvidó de la crisis económica de su país,  que galopa hacia todas las latitudes del globo.

   La que sigue es una perla aún mayor:

          “Tenemos la obligación de evitar que nuestro territorio sea usado como santuario del terrorismo y la proliferación y la trata humana y el crimen organizado...”

   ¿Cuántos norteamericanos que hayan leído o escuchado esa frase sabrán que personalmente W. Bush  ampara en el sur de la Florida a decenas de terroristas, cuyos crímenes constan en   expedientes que atesora el Buró Federal de Investigaciones de la Unión, entre los que destacan Luís Posada Carriles y Orlando Bosch Ávila?

   La próxima merece el premio frambuesa al descaro público:

          “... en vez de simplemente aprobar resoluciones que censuran los atentados terroristas después de que ocurren, debemos cooperar más estrechamente para evitar que los ataques terroristas sucedan”.

   A propósito, la gran prensa norteamericana todavía no ha “descubierto” que en 1998 las autoridades cubanas facilitaron a las estadounidenses información confidencial sobre las actividades terroristas en el sureño Estado floridano, y en vez de actuar contra los criminales, apresaron a Cinco cubanos, cuya gestión permitió recopilar los datos suministrados.

   ¿La siguiente caracterización que hace Bush en su discurso habrá sido inspirada por su propia biografía? Veamos:

          “... Debemos ver a los terroristas como son: cruentos extremistas que explotan a los desesperados, socavan los cánones de una gran religión y procuran imponer su voluntad en el mayor número posible de personas”.

   Sería interesante indagar qué opina el pueblo masacrado de Iraq, sobre lo dicho por el señor mandatario.

   Hay más en el Manual de cinismo del presidente de EE.UU.

          “Llevar a los terroristas ante la justicia no genera terrorismo; es la mejor manera de proteger a nuestro pueblo”, así afirma W. Bush, pasando por alto  su negativa a extraditar a Venezuela al criminal Posada Carriles para que responda por crímenes pendientes en ese país, entre ellos el sabotaje a una nave de Cubana de Aviación en 1976, que costo 73 vidas humanas.

   Paradójicamente, en otro párrafo de su sermón ante la ONU, afirma el orador que “ninguna causa puede justificar que se tomen vidas humanas inocentes, y la comunidad internacional está próxima a la concordancia universal sobre ese hecho.”

   En realidad, la comunidad internacional --excepto el gobierno estadounidense y sus satélites-- ha concordado  en condenar  las guerras de agresión, neocoloniales, encubiertas, de terrorismo de estado y otras expresivas de poder hegemónico unilateral.

   Y poco después, el colmo del cinismo:

          “Debemos continuar esforzándonos por negarles a los terroristas refugio en cualquier región del mundo"… así dijo Bush, sin el menor temblor de voz, y los restos de las víctimas de los terroristas que se pasean libremente bajo el sol de Miami deben de haberse revuelto en sus tumbas.

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